¡Dimisión inmediata de Director de los Mossos y del Conseller de Interior!

El pasado lunes 23 de mayo los Mossos d’Esquadra desalojaban brutalmente el Banc Expropiat, un local ocupado en el barrio de Gràcia en Barcelona que realizaba diversas actividades sociales, como cursos gratuitos de catalán o inglés, recogida y reparto de comida para familias necesitadas, y numerosos actos políticos y sociales de colectivos en lucha para visualizar reivindicaciones silenciadas por los grandes medios de comunicación. Dicho local fue sede de Caixa Catalunya, entidad bancaria que fue rescatada con dinero público, y actualmente pertenece a la empresa Antarctic Vintage, dedicada a la especulación inmobiliaria y a aprovechar esta terrible crisis para conseguir grandes beneficios a costa de la miseria de la mayoría.

Actuación brutal de los Mossos d’Esquadra

En primer lugar hay que denunciar la salvaje actuación de los Mossos d’Esquadra que, como prueban numerosísimas imágenes que circulan en Internet, han cargado contra manifestantes pacíficos que tras una pancarta y a cara descubierta, trataban de avanzar por las calles de Gracia exigiendo la devolución del local desalojado. Los Mossos han utilizado armas no reglamentarias y han provocado numerosos heridos, incluido un periodista del medio alternativo La Directa, al que han roto una mano, y otro herido que tuvo que ser operado de urgencia tras el impacto de un proyectil policial de foam (con los que se han sustituido las pelotas de goma prohibidas por el Parlament).

La brutalidad y la arbitrariedad no son nada nuevo en este cuerpo policial. Esta misma semana hemos conocido que los Mossos que dieron una paliza hasta provocar la muerte de Juan Andrés Benitez, un vecino del barrio del Raval, se autoinculpaban para evitar la cárcel. A pesar de reconocer este terrible crimen, han sido condenados a solo dos años de prisión y de suspensión de empleo y sueldo. Esta sentencia les permitirá reincorporarse al cuerpo tras el cumplimiento de la sanción con el único requisito de realizar un cursillo sobre derechos humanos. También en estos días se ha producido la absolución de los Mossos juzgados por el caso de Esther Quintana, que perdió un ojo por el disparo de una pelota de goma. No hay agentes condenados porque la Consellería de Interior, es decir, el organismo sobre el que recae la responsabilidad política de esta agresión, no ha ‘podido’ identificar a los responsables del disparo. ¡Qué vergüenza!

La manipulación de los medios de comunicación

A pesar de la abundancia de imágenes que evidencian la brutalidad policial, los grandes medios de comunicación han omitido sistemáticamente los videos de las manifestaciones y concentraciones pacíficas, de las caceroladas, y de muchos vecinos que sin ningún tipo de violencia han rechazado la presencia y la actuación de los Mossos en su barrio. Como en muchos otros casos, engañan y manipulan, omitiendo los múltiples testimonios a favor del local ocupado por parte de los vecinos o las agresiones policiales a manifestantes acorralados en un portal o una calle que alzando sus manos desnudas piden que no se les golpee.

Nada es casual, esta escandalosa manipulación persigue un fin muy concreto: abonar el terreno para que la derecha eleve aún más el tono de su campaña de criminalización contra todo aquel que se opone a sus políticas antisociales.

Criminalizar a los que luchan

Desde el minuto uno, el PP, Convergencia y Ciudadanos están intentando responsabilizar al Ayuntamiento de Ada Colau de todo lo ocurrido, identificando la violencia con la protesta social, llegando incluso a declarar que esto es lo que ocurre cuando se apoya a “radicales”. También se ha dirigido esta campaña contra la CUP, acusando a esta organización de tener vínculos con el terrorismo. Tan es así, que un responsable de los Mossos ha declarado que estos hechos deben considerarse “terrorismo de baja intensidad”.

Todo este ruido, todas estas calumnias, nacen de la profunda preocupación con que los grandes poderes económicos observan las perspectivas electorales del próximo 26 de junio. Conscientes de que el rechazo y la rebelión social contra sus abusos no cesa de crecer, aprovechan cada acontecimiento para tratar de golpear a la izquierda que lucha. Exigen a Ada Colau que condene la violencia, y la critican por pedir proporcionalidad en la actuación policial, todo ello la misma semana en que se conoce el trato de favor que reciben los Mossos ante graves casos de que han supuesto la muerte o lesiones permanentes. ¡Vaya cinismo! Si bien la alternativa a la represión policial no es la violencia individual, el destrozo del mobiliario urbano, de varios escaparates y vehículos de los vecinos, no podemos desviar la atención del asunto fundamental: un grupo de jóvenes que realizan una labor social en beneficio del barrio han sido desalojados brutalmente del local que ocupaban y reprimidos con saña.

¡La CUP debe romper con Convergencia!

Hay que señalar con claridad a los responsables de esta brutal actuación, el Govern de Puigdemont, el Conseller de Interior Jordí Jane y el Director de los Mossos Albert Battle. Una actuación que en nada se diferencia de las que en el pasado se llevaron adelante en Can Vies, durante las huelgas generales o en Plaça Catalunya y el Parlament contra el 15-M. Por eso resulta sorprendente la actuación de la CUP, que mientras condena la actuación policial, se desentiende del hecho de que dicha actuación es impulsada por el Govern que sus diputados han investido. ¿Cómo se puede denunciar la represión de los Mossos y a la vez sostener al Govern que los dirige? Es necesario que la CUP rompa definitivamente sus lazos con la derecha. ¡No se puede estar en ambos lados!

Hay que recuperar la ciudad para sus jóvenes y sus trabajadores

El Ayuntamiento de Barcelona encabezado por Ada Colau debe hacer frente a las presiones que buscan tumbar su gobierno, respondiendo en primer lugar con contundencia y sin complejos a la derecha, condenando con rotundidad la brutalidad de la actuación policial. Junto a ello, hay argumentos y hechos de sobra para reivindicar con firmeza la labor social de los colectivos que ocupaban y hacían funcionar el Banç Expropiat.

Hay que apoyarse en esta y en todas las luchas que se están desarrollando en defensa de unas condiciones de vida dignas en los barrios para impulsar la puesta en marcha de locales públicos municipales para que las familias trabajadoras puedan disfrutar de talleres, de debates, de la música, del cine, del deporte, de la lectura… de todo lo que este sistema les niega. Los ayuntamientos del cambio no deben dudar sobre la necesidad de expropiar para el bien común locales abandonados propiedad de ricos empresarios gracias a turbios negocios y corruptelas. Los usureros y los especuladores, arropados por la derecha y los grandes medios de comunicación pondrán el grito en el cielo y recurrirán a la represión y las calumnias. Su brutal embestida será respondida por la respuesta y el apoyo masivo que una política en estas líneas despertará entre la clase obrera y la juventud.

¡Sí se puede!

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