¡Hay que echar a CiU y al PP del ayuntamiento!

La crisis económica y las salvajes políticas de ajuste han dejado un panorama desolador en muchas ciudades de Catalunya y del resto del estado. Barcelona probablemente sea uno de los ejemplos más sangrantes de la creciente desigualdad social. Las últimas cifras publicadas son del año 2012, y hoy las cosas han empeorado. Mientras Pedralbes, el barrio de la alta burguesía, incrementaba su renta de 194,7 a 240,7 (sobre una media de 100), barrios pobres como Ciutat Meridiana o Trinitat Nova veían como se hundía su renta de 58,8 a 37,5 y de 76,4 a 38,9 respectivamente.

Una auténtica catástrofe social. El 75% de los barrios de Barcelona —1.123.619 personas, el 70% de la población— está por debajo de la renta media, mientras 156.975 personas —un 9,7%— se sitúan con una renta de 197,8. Vemos con claridad qué ha supuesto la crisis: el empobrecimiento generalizado de la gran mayoría a costa del enriquecimiento de una minoría de privilegiados.

Esta situación no ha dejado de empeorar con la llegada de CiU al ayuntamiento de Barcelona en 2011. Sirviéndose principalmente del apoyo del PP ha llevado adelante una política salvaje de recortes y privatizaciones para poner la ciudad en manos de un puñado de capitalistas que han hecho suculentos negocios. Las guarderías o el mantenimiento de Parques y Jardines son ejemplos de este proceso de privatizaciones a través de la externalización del servicio. Recientemente, el alcalde Trias ha acordado la privatización de Barcelona de Serveis Municipals (BSM), la empresa municipal encargada de los parkings y que tiene beneficios, entregando esta fuente de ingresos del Ayuntamiento a La Caixa, a través de un procedimiento completamente opaco. Por otro lado, mientras se ha recortado la Renta Mínima de Inserción (RMI), se ha continuado dando millones a los empresarios en eventos deportivos, obras faraónicas, etc. Un ejemplo reciente, la lista es larga, es el de la regata “Barcelona World Race” que, en los últimos presupuestos y ante la falta de patrocinadores, ha significado el desembolso de 4,8 millones de euros del consistorio.

El PSC, parte del problema

En los últimos presupuestos, que continúan con esta política de recortes y privatizaciones, Trias ha contado con el apoyo del PSC a cambio de rebajar la T-10 (el abono de 10 viajes) en 35 céntimos, cuando desde 2008, se ha incrementado en un 70%. Hay que decir que el PSC, que amenaza con sufrir una hecatombe electoral (presentará candidaturas en el 53% de municipios de Catalunya frente al 75% en las anteriores), ha sido completamente partícipe de esta política, ya antes de la llegada de CiU, cuando gobernaba en Barcelona, así como en los municipios del cinturón rojo donde aún gobierna.
Un ejemplo claro ha sido la privatización completa del agua en Barcelona y las ciudades de su área Metropolitana, entregando el servicio a la empresa francesa Agbar. Ésta tenía los contratos de suministro, pero fueron declarados ilegales por una sentencia al no haber salido a concurso. Finalmente la AMB (Organismo de Gobierno del Área Metropolitana de Gobierno) aprobó en 2013, con los votos de CiU y PSC, crear una empresa mixta donde Agbar controlara un 85% de su capital. En Sabadell, donde gobierna el PSC, también se ha entregado el agua a esta misma empresa. El actual presidente de Agbar es Ángel Simón, gerente del AMB por el PSC entre 1989 y 1995. Este y otros ejemplos explican el colapso del PSC, percibido por muchos trabajadores como una mera comparsa de CiU.
En este contexto la candidatura de Ada Colau, Barcelona en Comú, en la que confluyen Guanyem, Podemos, ICV-EUiA, Procés Constituent y Equo, ha surgido como un auténtico revulsivo. Miles de jóvenes y trabajadores ven esta candidatura de la izquierda que lucha con entusiasmo, como la representación genuina de todos los que estos años hemos estado día tras día en las calles luchando contra CiU y el PP, contra los recortes en educación y sanidad, contra las reformas laborales y el recorte de los derechos democráticos, contra los desahucios… Como una candidatura no sólo para expulsar a CiU y al PP del ayuntamiento, sino para conseguir un gobierno de izquierdas que haga una política de izquierdas al servicio de la mayoría.

Por un gobierno de la izquierda que lucha al servicio de la mayoría

En muchas otras localidades importantes, como Sabadell, Cornellà de Llobregat, Hospitalet o Badalona también han surgido candidaturas que pueden suponer una auténtica ruptura con la lógica de los recortes y del sistema. Estamos ante una gran oportunidad histórica. Barcelona y su cinturón industrial siempre han estado a la vanguardia de la lucha. Así fue en los años 70 con las grandes huelgas y luchas vecinales que acabaron con la dictadura franquista, y así será ahora también. Pero tal y como explicaba Ada Colau en el mitin de presentación de Barcelona en Comú, una vez que se gane el ayuntamiento aún no se habrá ganado, será necesaria la movilización permanente de la clase trabajadora y la juventud para defender un ayuntamiento de la mayoría, de la izquierda que lucha, y unas políticas consecuentes al servicio de esa mayoría.
Para ello será necesario romper con la lógica que ha imperado en la dirección de las organizaciones políticas de la izquierda y de los sindicatos, que por un lado se han opuesto verbalmente a los recortes pero finalmente los han aplicado como inevitables y por “imperativo legal”. Es necesario levantar un programa que rompa con la lógica del capital y establezca una serie de tareas inmediatas.
Desde Barcelona en Comú, Ada Colau ha manifestado en muchas ocasiones que si llega al ayuntamiento habrá una política de tolerancia cero frente a los desahucios. Ese es el camino, no atenuar las consecuencias de un desahucio sino ponerse enfrente e impedirlo. Otra propuesta de Barcelona en Comú es la municipalización del agua, arrancar ese recurso de las manos de las multinacionales, pudiendo rebajar radicalmente las altas facturas que se pagan y que muchas familias no pueden afrontar. Es necesario conquistar el ayuntamiento en Barcelona, el resto de localidades de su cinturón industrial, y las principales ciudades del resto de Catalunya, votando candidaturas unitarias de la izquierda que lucha como es Barcelona en Comú. Pero tras las elecciones de mayo la lucha continuará en las calles enfrentando los chantajes de los capitalistas, sobre la base de la movilización de los trabajadores, y con un programa socialista que rompa con la lógica del capital.

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