Zapatero, en el mitin celebrado en Barakaldo, ratificó el éxito del “alto el fuego permanente” declarado por ETA el 22 de marzo y anunció el inicio de conversaciones con la organización armada, insistiendo en que se tomará “el tiempo necesario (…) qu Zapatero, en el mitin celebrado en Barakaldo, ratificó el éxito del “alto el fuego permanente” declarado por ETA el 22 de marzo y anunció el inicio de conversaciones con la organización armada, insistiendo en que se tomará “el tiempo necesario (…) que asegure que nunca se volverá a ver la violencia”. El diario El País del 22 de mayo menciona medidas como el acercamiento de presos de ETA y su posterior excarcelación, la legalización de la izquierda abertzale, la renegociación del Estatuto de Gernika y que los vascos “decidirán su futuro”.

Como era previsible, la reacción visceral del PP hablando de chantaje y mil cosas más no se ha hecho esperar. El incremento de la polarización social que ha introducido la derecha se refleja en las encuestas del CIS, que revelan mucho escepticismo con este proceso y un escaso impacto en la intención de voto. Y es que más allá de las palabras, no se ven cambios en la política represiva del aparato judicial y de los gobiernos central y vasco.

Prácticamente cada semana se producen hechos como los sumarios contra Otegi y otros dirigentes de Batasuna, las extradiciones de presos, el macrosumario 18/98, la represión de los actos de Segi y las detenciones practicadas por la policía vasca al servicio del PNV. Son acciones en la línea que defiende el PP y en absoluto transmiten la sensación de que el llamado problema vasco esté en vías de solución.

El PP retoma el hilo

El elemento que está introduciendo más dificultades al proceso es la actitud de un sector del aparato del Estado y de la burguesía, representada por el PP y su línea ultraderechista. Su prioridad es un fracaso del PSOE y la recuperación del gobierno en las próximas elecciones. Después de un breve periodo de turbación, tras el anuncio de la tregua, el PP parece haber retomado con redoblado entusiasmo el españolismo más reaccionario como línea maestra de su actuación política. Otros factores que complican la situación es la búsqueda del PNV de un espacio propio, defendiendo los intereses particulares de la burguesía vasca y, como no, las limitaciones del programa socialdemócrata de los dirigentes del PSOE, en el que la defensa del derecho a la autodeterminación y una política enérgica de depuración de elementos fascistas y reaccionarios en el apartado del Estado brillan por su ausencia. Así, ni las bravuconadas reaccionarias del PP ni la demagogia democrática del PNV tienen su merecida respuesta desde la izquierda.

Los marxistas defendemos el derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas del Estado español: Euskal Herria, Galicia y Catalunya como un elemento clave para lograr la unión voluntaria de la clase trabajadora para luchar por el socialismo. Defender el derecho a la independencia no implica ser independentistas. La independencia bajo el capitalismo no resuelve ni uno solo de los problemas de las masas, como estamos viendo en Timor tras cuatro años de independencia formal y veremos en un futuro no muy lejano en Montenegro, después de que más del 55% votase a favor de la secesión de Serbia.

Montenegro y Euskal Herria

Para la dirección de la izquierda abertzale y para los líderes de Izquierda Unida el derecho de autodeterminación es un derecho “innato” de los pueblos que los Estados español, francés y la Unión Europea simplemente deberían reconocer. El marxismo explica por el contrario que en la sociedad actual no hay ningún derecho, ni moral absoluta por encima de la lucha de clases. La burguesía utiliza el derecho de autodeterminación cuando le conviene a sus intereses de clase y nada más.

En las dos últimas décadas, la crisis del estalinismo y el capitalismo; el paro masivo, el aumento de la pobreza ha generado tendencias centrífugas en un país tras otro.

La desintegración de Yugoslavia fue un acto monstruoso promovido por el imperialismo alemán y sus ambiciones de expansión hacia el Este. Ese proceso provocó el exterminio y la limpieza étnica, con miles de muertos. Ha sido un gran paso atrás que, lejos de resolver los problemas sociales, los han agravado. Desde el punto de vista de la “soberanía nacional” esos pequeños Estados capitalistas son mucho más manejables por el imperialismo que nunca. La desintegración de Yugoslavia fue la forma que tomó la sustitución de la economía planificada por la economía de mercado.

A diferencia del Este, en Europa occidental las relaciones capitalistas de producción existen desde hace décadas. Para la burguesía española la independencia de Euskal Herria representaría la pérdida de mercados. La UE tampoco la apoya, por temor al desarrollo de tendencias centrífugas en otros Estados que la burguesía trata de evitar. No es casualidad que actualmente Alemania esté aumentando el poder del Gobierno central frente a los länders como Baviera, Sajonia etc.

Por otro lado, la esperanza de que la Unión Europea en un futuro diluya los actuales Estados progresivamente para instaurar un auténtico federalismo está saltando en pedazos en la medida que la crisis orgánica del capitalismo acentúa las contradicciones cada vez más. El surgimiento de un llamado nacionalismo económico reflejado en el férreo control del sector energético por parte de cada Estado, el no a la Constitución Europea, y las tensiones entre los diferentes países de la UE por distintos motivos revelan que solo bajo el socialismo se puede lograr una auténtica unión y la solución definitiva de la cuestión nacional en el Estado español, en Europa y en los Balcanes.

Derecho a la autodeterminación

y fronteras nacionales

El auge del movimiento obrero en América Latina, en Francia y otros países de Europa asusta a la burguesía, que recorta los derechos democráticos e incrementa la represión. En el Estado español la lucha contra ETA ha sido la excusa perfecta para implementar leyes represivas, por ello al dejar de atentar ETA la represión no cede y el aparato del Estado se resiste a retirar la Ley de Partidos, legalizar la izquierda abertzale y promover la libertad de manifestación, de expresión, etc. Al contrario. Los jóvenes que luchan por una vivienda son apaleados en Madrid e igual suerte sufren los trabajadores del metal y otros. Las leyes represivas son utilizadas contra el conjunto del movimiento y los elementos más combativos.

Los marxistas no defendemos el derecho de autodeterminación para levantar nuevas fronteras sino para romper las que ya existen, para unir a la clase trabajadora por encima de fronteras nacionales para transformar la sociedad. La lucha por los derechos democráticos de las nacionalidades históricas como el derecho de autodeterminación de Euskal Herria, Galicia y Catalunya es una lucha de toda la clase trabajadora por nuestros propios derechos en todo el Estado. Es una lucha contra el centralismo burgués y contra el sistema en su conjunto que solo puede ir de la mano de la lucha por el socialismo y por instaurar una economía planificada por parte de la clase trabajadora.

En América Latina, una Federación socialista de Cuba, Venezuela y Bolivia representaría un salto de gigante para satisfacer las necesidades sociales y extenderse al conjunto del continente transformando la situación a escala internacional. En Europa viajamos en el mismo tren, aunque vayamos algunos vagones más atrás.

Eloy Val del Olmo

Ezker Marxista · Vitoria-Gasteiz

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