La situación política en Euskal Herria

La crisis que ha estallado en el Partido Popular tras la pérdida de las últimas elecciones generales se agudiza cada vez más y se está convirtiendo en una lucha fratricida entre los distintos sectores del Partido de cara al próximo congreso. La secretaria general del PP en Euskadi, María San Gil, ha presentado su dimisión, Ortega Lara ha abandonado la formación y centenares de militantes se agrupan frente a la sede del PP llamando traidor a Rajoy. La cuestión nacional vasca, que fue piedra angular en la oposición ejercida por el PP en la pasada legislatura, aparece en el centro de dicha crisis. El desarrollo de la crisis del PP dejará su sello en los próximos meses en la política vasca. Sin embargo, la crisis de orientación no sólo afecta al PP.

La situación política en Euskal Herria

La crisis que ha estallado en el Partido Popular tras la pérdida de las últimas elecciones generales se agudiza cada vez más y se está convirtiendo en una lucha fratricida entre los distintos sectores del Partido de cara al próximo congreso. La secretaria general del PP en Euskadi, María San Gil, ha presentado su dimisión, Ortega Lara ha abandonado la formación y centenares de militantes se agrupan frente a la sede del PP llamando traidor a Rajoy. La cuestión nacional vasca, que fue piedra angular en la oposición ejercida por el PP en la pasada legislatura, aparece en el centro de dicha crisis. El desarrollo de la crisis del PP dejará su sello en los próximos meses en la política vasca. Sin embargo, la crisis de orientación no sólo afecta al PP.

Divisiones en el seno del PNV

El relevo de Josu Ion Imaz por Urkullu en la presidencia del PNV representó un mero cambio de nombres para continuar la misma política de Imaz de acercamiento al PSOE y colaboración con el gobierno de Madrid. Dicho cambio respondía al aumento del descontento y la presión interna. Este descontento se habrá incrementado tras el varapalo electoral del PNV en las últimas elecciones, donde perdió alrededor de 85.000 votos, y con los continuos vaivenes y contradicciones de la dirección del PNV.
Dicha política responde a los intereses de la burguesía vasca que, tras duros enfrentamientos durante los últimos años con el gobierno central y con el PP, exige una y otra vez retomar una política de diálogo y acuerdo con Madrid. Mientras en Eukadi hablan de derechos democráticos, unidad territorial y respeto a la palabra del pueblo vasco, en Madrid hablan de euros, de competencias y renegociación del Estatuto.
El giro del PNV en relación a las víctimas de ETA y la creciente colaboración de la Ertzaintza y la Guardia Civil son contrapartidas que no pasan desapercibidas en Euskal Herria. Tampoco pasan desapercibidas las mociones "éticas" presentadas en distintos ayuntamientos vascos entre el PNV y el PSE-EE para arrinconar a ANV. En las últimas elecciones el varapalo que recibió el PNV demostró que las gentes de la izquierda abertzale veían perfectamente el doble juego del PNV. A esto se sumaba el extenso malestar por los efectos que su política de derechas está teniendo sobre la sanidad y la educación pública vasca, con un porcentaje del PIB por debajo de la media europea e incluso española, y un mayor nivel de privatización.

La ‘hoja de ruta' del PNV

El PNV está dando un giro a su política en Euskadi como el PP lo está haciendo a nivel estatal y ambos buscan el acuerdo entre sí y con los dirigentes del PSOE, pero al igual que Rajoy, Urkullu tiene que lidiar con otro sector de la dirección, con sus bases y con sus electores, en los que creó esperanzas en la consecución del derecho de decisión del pueblo vasco. Sobre el PNV también revolotean los fantasmas de una nueva crisis que los dirigentes críticos como Egíbar tratan de evitar mostrándose sumisos con los postulados de la dirección.
A pesar de que Íñigo Urkullu fue claro y rotundo expresando la opinión dominante en el EBB (máximo órgano del PNV) de que "la consulta incluiría un rechazo explícito a ETA"; las preguntas finalmente presentadas por el tripartito no incluyen dicho rechazo lo que ha dejado en evidencia las divisiones internas entre el Gobierno vasco y el principal partido que lo sustenta, el PNV.
Las diferencias entre el aparato del PNV e Ibarretxe no son estratégicas sino tácticas. En la llamada hoja de ruta que sigue Ibarretxe su pretendida lucha por los derechos democráticos del pueblo vasco no tiene otro fin que deslegitimar a ETA y desarticular la izquierda abertzale pretendiendo cobrar un precio al gobierno central, en forma de competencias, por los servicios prestados, pero PSOE y PP tienen otros puntos de vista.
Como explica el diario Deia el 21 de mayo (afín al PNV): "El anunciado rechazo de PSE y PP a la hoja de ruta deja un escaso margen para que prospere la iniciativa, ya que sus 33 escaños -18 de los socialistas y 15 de los populares- igualan los del tripartito y Aralar -29 de PNV-EA, 3 de EB y 1 de Aralar-. Esta aritmética deja en manos de EHAK el devenir de la propuesta".
Es posible que no se realice la consulta, bien porque no obtenga los apoyos necesarios o porque sea prohibida por el Constitucional. Sin embargo, aunque la izquierda aber-tzale se ha pronunciado en contra de esta propuesta,  podría con un solo voto permitir que prospere. Este referéndum es una huida hacia delante de Ibarretxe por lo que no está del todo descartado que, de ser finalmente aprobada por el Parlamento vasco, el tripartito lleve su pulso hasta el final. El problema de fondo es el ritmo de desarrollo de la crisis económica que estamos viviendo y los efectos que pueda provocar en la lucha social. En función de esta variable necesitarán echar más o menos humo. También podría influir el desarrollo de la crisis del PP.  La clase dominante está dividida, sus partidos lo manifiestan, en estas circunstancias es posible predecir qué quieren hacer pero no qué harán.

El nuevo gobierno PSOE y la cuestión nacional vasca

Pocos días después de que Zapatero dijese no a las propuestas de Ibarretxe en la Moncloa, Patxi López hizo a su vez  la propuesta de un acuerdo entre partidos y una consulta sobre el mismo si llega a ser lehendakari. Tanto el PNV como el PSOE están sacando cuentas del reparto de escaños en la próxima cámara vasca una vez culmine la ilegalización de la izquierda abertzale y se repartan los actuales nueve escaños de EHAK entre los grupos que logren representación.
Ibarretxe guarda la carta de un posible adelanto electoral si sus planes se tuercen.  En la anterior legislatura, tras ser rechazado el Plan Ibarretxe por el Parlamento español, lejos de llevar a cabo la consulta como había prometido, adelantó las elecciones. Lo que se baraja como más probable, teniendo en cuenta lo anterior, es que las elecciones sean en febrero en lugar de abril aunque repetir ahora el mismo truco tendría un coste electoral.
Si el PSE-PSOE defendiese los derechos democráticos de Euskal Herria como el derecho de autodeterminación junto a una política auténticamente socialista, en estas circunstancias, tendría más que garantizada una victoria y la posibilidad de formar un gobierno de izquierdas desbancando al PNV, que lleva treinta años al frente del ejecutivo vasco. Sobre todo si PNV y EA concurren por separado, el PSOE podría ser la candidatura más votada en las próximas elecciones. Sin embargo, para cambiar profundamente la situación social y política en Euskal Herria no basta haber roto con el seguidismo hacia el PP. A lo máximo que pueden aspirar el PSE con la actual política es o bien reeditar un tripartito como en Cataluña, con EA y Ezker Batua, o volver a repetir los pactos con el PNV que ya hicieron en el pasado. En ambos casos la política que aplicarán no será muy diferente y tendrán un desgaste rápido. Sectores importantes de la clase trabajadora vasca buscarán una alternativa a sus problemas frente a la crisis orgánica del capitalismo, que sólo un programa marxista y revolucionario puede ofrecer. 

Ofensiva de ETA

El atentado contra el ex concejal del PSOE Isaías Carrasco antes de las elecciones, los atentados el Primero de Mayo, los coches bomba antes de la reunión de Ibarretxe con Zapatero o las últimas acciones contra el Tren de Alta Velocidad (TAV) confirman la previsible ofensiva de ETA al romperse la tregua. El Estado no puede acabar con ETA por la vía represiva, ni ETA puede lograr sus objetivos mediante la llamada lucha armada. Es un callejón sin salida, una espiral que el Estado utiliza para fortalecer el aparato coercitivo y recortar los derechos democráticos cada vez más. Es un escándalo que al menos 33 guardia civiles y policías condenados en firme por torturas hayan sido indultados por los diversos gobiernos españoles desde los años 90.
En realidad, las propuestas de referéndum del tripartito son  una cortina de humo para desviar la atención del creciente recorte de derechos democráticos y los efectos en la clase obrera de la rampante escalada de precios y aumento del paro que estamos viviendo. A esta cortina de humo contribuye la creciente judialización de la actividad política en Euskadi. Como recientemente lamentaba Íñigo Urkullu, presidente del PNV: "hay procesos judiciales que están pendientes: el que afecta al lehendakari, a Patxi López y Rodolfo Ares, el de la Mesa del Parlamento vasco..." (El Correo, 26 de mayo), y en vísperas del pleno del parlamento vasco para aprobar la consulta el Supremo ha fijado la vista sobre la ilegalización del PCTV y ANV, esperándose las sentencias para el mes de julio. La mayoría de estos juicios lo son en aplicación de la Ley de Partidos. En Euskal Herria hay un rechazo mayoritario contra de dicha ley y, sin embargo, desde el tripartito no se hace nada más que puntuales declaraciones en período preelectoral. Ni una sola manifestación de masas.
La detención de la Mesa Nacional de Batasuna, la oleada represiva que ha llevado a las cárceles al mayor número de presos políticos vascos y las detenciones de activistas y dirigentes de ETA que aceleran el relevo generacional interno e impulsan a la dirección a sectores cada vez más jóvenes y radicalizados, partidarios de alimentar la espiral acción-represión-acción, hacen imposible un proceso de negociación. En sus respectivos comunicados, tanto ETA como Rubalcaba, ministro de Interior, excluyen esa posibilidad a corto y medio plazo. 
El Estado se fortalece tras cada acción de ETA. Se aprovecha del cansancio social y el profundo rechazo que provocan los atentados para extender la represión cada vez más. La izquierda abertzale capaz de movilizar decenas de miles de personas una y otra vez es la que más está sufriendo las consecuencias de sus acciones, pero no la única. Hay un creciente número de multas y condenas de cárcel a activistas obreros por participar en luchas reivindicativas en el Ayuntamiento de Vitoria, en Bilbao, el caso de Cándido y Morala en Asturias, etc.
La clase obrera es la clave en la situación actual, su potencial de lucha es inmenso y se expresará en la calle y las fábricas en los próximos meses y años. La clase obrera tiene sus propios y contundentes métodos de lucha, como la huelga general y la insurrección, capaces de provocar los grandes cambios sociales, y que no tienen nada que ver con las acciones armadas de pequeños grupos de individuos que no pueden suplantar la acción de masas. La tarea de los marxistas es hacer consciente el proceso inconsciente de toma de conciencia de los trabajadores y darle a la clase confianza en sus propias fuerzas, para luchar por el derecho de autodeterminación de las nacionalidades históricas como parte de la lucha por la transformación socialista de la sociedad.

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