¿Frente nacional o Frente de izquierdas?

Durante la campaña electoral la candidata de EH Bildu a la alcaldía de Bilbo, Aitziber Ibaibarriaga, correctamente, denunció al PNV por gobernar en Bilbo como lo haría el PP en cualquier otra ciudad del Estado. Coherente con su discurso, Ibaibarriaga contestó así al ser preguntada si pactaría con Podemos: “Sí, entendemos que es más lo que nos une que lo que nos separa.

En lo que se refiere al cambio social podríamos, sin duda, llegar a acuerdos con Podemos-IU-Equo-AR. Es más, en Bilbao incluso puede ser una buena oportunidad para fortalecer el cambio que ha iniciado EH Bildu, y desbancar entre todas y todos al PNV, que lleva 35 años gobernando ininterrumpidamente y dirige Bilbao como el PP en cualquier ciudad del estado”.

Después de las elecciones, Aitziber Ibaibarriaga acusó al PSE de convertirse en “el sostén de las políticas de derechas” del PNV, pues le ha regalado los dos votos que le faltaban al PNV para tener mayoría absoluta, y así, como ella afirmaba, poder “seguir aplicando políticas de derechas, hacer y deshacer a su antojo, y recortar derechos a la gente y garantizar privilegios a las élites”.

Siendo todo esto tan claro, ¿cómo es posible que la dirección de la izquierda abertzale siga insistiendo en que el camino para conseguir la liberación de Euskal Herria pasa por el acuerdo con los nacionalistas burgueses del PNV? Parecen posiciones contradictorias y, de hecho, lo son.

Tanto el PNV, el partido de la burguesía vasca, como el PP, el de la española, tienen el mismo objetivo: defender los intereses de la banca y las grandes empresas, atacar los salarios y precarizar el empleo, acabar con derechos sociales y poner bajo estado de sitio las libertades democráticas. Es obvio que detrás de las siglas del PP se esconden los herederos de la dictadura franquista, pero no es menos verdad que tras las banderas del PNV, la burguesía nacionalista vasca siempre ha aplicado con entusiasmo todas las medidas antidemocráticas dictadas por el Estado central y jamás ha hecho ascos a llegar a acuerdos con la derecha española, si con eso sus intereses quedaban bien salvaguardados.

EH Bildu pierde peso en las capitales de Euskal Herria

El 24 de mayo provocó un terremoto político en todo el Estado, especialmente en las grandes ciudades donde las candidaturas que están a la izquierda de la socialdemocracia han tenido un claro avance y gobernarán muchas de ellas. Pero en Euskal Herria, quitando la alcaldía conseguida por EH Bildu en Pamplona, el PNV se ha hecho con Bilbo, Donosti y Vitoria-Gasteiz.

La realidad es que, observando de cerca estos resultados y los precedentes, hay una tendencia descendente de la izquierda abertzale en las capitales de Euskal Herria durante las últimas cuatro décadas. También en Pamplona, a pesar de conseguir la alcaldía. Si esta vez ha sacado en esta ciudad 16.974 votos y 5 concejales, en 1999, como Euskal Herritarrok (teniendo en cuenta que la izquierda abertzale iba en solitario, sin Eusko Alkartasuna, ni Alternatiba), sacó 18.465 votos y 6 concejales, mientras que en 1979 Herri Batasuna (primera formación política de la izquierda abertzale) fue segunda fuerza en Pamplona con 17.986 votos y 7 concejales.

En el ayuntamiento de Donosti, EH Bildu ha sacado 6 concejales frente a los 8 conseguidos en 2011, cuando se hizo con la alcaldía. Un dato muy significativo fue el que se dio en las elecciones de 1987 en esta misma ciudad. Herri Batasuna fue la segunda fuerza con 6 concejales, pero Eusko Alkartasuna, que ahora está dentro de la coalicion EH Bildu, fue primera fuerza con 7 concejales. Entre los dos sumaban 13, mientras que ahora suman 6. Además, hay que contar con que dentro de EH Bildu también está Alternatiba. Es decir, que a pesar de la coalición, se ha retrocedido en lugar de avanzar. Y si vamos a la capital más poblada de Euskal Herria, Bilbo, tambien veremos la tendencia a la baja de la izquierda abertzale. Si en estas elecciones ha sacado 4 concejales, en 1979 y en solitario obtuvo 6, y en 1987 sacó 5.

La dirección de EH Bildu, en lugar de esconderse detrás del discurso triunfalista del cada vez “somos más” y “la victoria está cerca”, tendría que tener muy en cuenta las debilidades que tiene en las capitales. Estas, como se está demostrando en Catalunya, Galiza o Madrid, son las que se están convirtiendo en el motor del cambio.

O con la burguesía vasca o con los trabajadores y las masas oprimidas

Si la candidata de EH Bildu a la alcaldía de Bilbo criticaba al PSE por apoyar al PNV y ser el sostén de la derecha, la tónica general de la dirección de EH Bildu y Sortu ha sido criticar al PNV por llegar a acuerdos con el PSE, en lugar de con ellos. Pero, una vez más, después de unas elecciones en las que EH Bildu ha intentado un acercamiento al PNV, el partido de la burguesía vasca no ha tenido ningún problema en darle un portazo en los morros.

La dirección de la izquierda abertzale sigue con su política de criticar al PNV un día, acusándolo de corrupción, privatización de servicios públicos o recortes, para al día siguiente proponerle acuerdos y colaboración. Poner en primera línea en la plataforma de Gure Esku Dago, creada para defender el derecho a decidir, a personajes como Xabier Arzalluz (presidente del PNV entre 1980 y 2009 y máximo responsable de los ataques de la burguesía vasca a los derechos democráticos y a la clase obrera) o a Juan José Ibarretxe (lehendakari del Gobierno vasco por el PNV entre 1999 y 2009 y responsable directo, entre otras cosas, de apoyar la represión e ilegalización de la izquierda abertzale), es un camino que siembra confusión, y que de profundizarse nos acercaría más a la derrota que al triunfo. El PNV no ha entrado en esta plataforma para luchar por el derecho de autodeterminación, sino, justamente, para paralizar y obstaculizar la consecución de este objetivo. Es un caballo de Troya, al igual que lo es Eusko Alkartasuna dentro de la coalición EH Bildu. Entre otros, el resultado de este tipo de alianzas es que la palabra socialismo ha desaparecido completamente del programa electoral de EH Bildu, una palabra que representaba mucho más que un término semántico, era una orientación estratégica para la izquierda abertzale.

Los aliados de la izquierda abertzale no pueden ser partidos como el PNV. No, el aliado no es el PNV, los aliados son los trabajadores y las masas oprimidas, de Euskal Herria y del Estado español y francés, y sus organizaciones. Y las pasadas elecciones han dejado claro el potencial de la izquierda. No hay más que ver la suma de los resultados obtenidos por EH Bildu, Podemos, Irabazi (en CAV) e Izquierda-Ezkerra (en Navarra): en Gipuzkoa, el 43,24%; en Araba, el 38,61%; en Bizkaia, el 36%; y en Navarra, el 31,72%. Y también en las capitales: en Vitoria, el 38,23%; en Donosti, el 35,08%; en Bilbo, el 31,87%; en Pamplona, el 31,07%. Como se ve, son unos resultados magníficos que poco tienen que envidiar a los resultados de Barcelona en Comú o Ahora Madrid.

Igual que ha pasado con IU a nivel estatal, la izquierda abertzale podía haber atraído a toda esa gente que ahora ha ido a votar a Podemos. Pero, para ello, era necesario levantar un programa socialista e internacionalista, que junto al derecho de autodeterminación y al euskera, defienda la unidad de la clase obrera por encima de las fronteras nacionales, que dejara a un lado los intentos de aliarse con el PNV y que declarara una guerra sin cuartel a la burguesía vasca y española. Sólo así era posible ganar a la mayoría de los trabajadores y jóvenes de Euskal Herria. Ahora, con la irrupción de Podemos, es fundamental articular un frente de izquierdas entre la izquierda abertzale y Podemos que defienda un programa revolucionario, que luche por la liberación nacional y social, que gane y una a la mayoría de los trabajadores, jóvenes y sectores oprimidos, y que luche por la transformación socialista de la sociedad junto a sus hermanos de clase del resto del estado y de Europa.

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