Con un semblante compungido, acentuado por su inexpresividad facial congénita, Aznar ha declarado en la televisión que el régimen iraquí es una amenaza para el mundo porque Saddam está en posesión de armas de destrucción masiva. El tono dramático con Con un semblante compungido, acentuado por su inexpresividad facial congénita, Aznar ha declarado en la televisión que el régimen iraquí es una amenaza para el mundo porque Saddam está en posesión de armas de destrucción masiva. El tono dramático con el que intentó impregnar la revelación quedó deslucido por la sensación inevitable, automática, de estar oyendo al traductor simultáneo y personal de Bush, que de todas formas tuvo el detalle de avisarnos del peligro con bastante más antelación y sin necesidad de intermediarios.

Aznar también ha dejado claro que "España está en un lado" de los dos que existen —a saber, el eje del mal y el eje del bien—, y ha dicho también que apoyará a Bush incluso sin la aprobación de la ONU. Con esas palabras Aznar se desmarca de los gobiernos europeos que aún tratan de mantener las formas y muestran una aparente preocupación por la legalidad en las relaciones internacionales. Quizás, al no estar incluido dentro de la ronda de consultas europeas prioritarias en la agenda de Bush —y eso que se dio el lujo de poner los pies sobre su mesa cuando lo visitó en el Despacho Oval, como todos los medios se encargaron de noticiar— las declaraciones de Aznar respondan a la misma pauta psicológica de alumno pelota al que su profesor no le hace mucho caso y se ve en la necesidad de resaltar aún más su sumisión para darse notoriedad. Después de que Blair ofreciera la sangre de sus compatriotas —la suya no por supuesto— en aras de las buenas relaciones con su amigo Bush, la verdad es que el listón quedó demasiado alto y el estadista español, pese a los meritorios esfuerzos, aún no se merece la categoría de pelota número uno. Tendrá que conformase con la plata, confiando en que el otro amigo, Berlusconi, no se espabile.

Dicho todo eso no es nada nueva la actitud servil de la burguesía española a los intereses del imperialismo, si bien Aznar la simboliza de la forma más patética. Y cómo no, la guerra contra Irak, así como las tensiones con Marruecos y el terrorismo, se utilizará a fondo para desviar a atención de los problemas sociales internos y cercenar los derechos democráticos, al igual que Bush lo lleva haciendo en su casa especialmente desde el 11-S. No es casualidad, uno en grande y otro en pequeño, uno como jefe y otro como perro faldero y cada uno con los medios de que dispone, defienden el mismo sistema opresivo y decadente.

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