Desde que el gobierno anunciara su intención de dar marcha atrás a algunos aspectos del decretazo, pero manteniendo íntegro el apartado relacionado con el subsidio agrario, no ha habido semana en la que no haya habido movilizaciones en Andalucía y ExRaquel Estévez - Sevilla

Desde que el gobierno anunciara su intención de dar marcha atrás a algunos aspectos del decretazo, pero manteniendo íntegro el apartado relacionado con el subsidio agrario, no ha habido semana en la que no haya habido movilizaciones en Andalucía y Extremadura: el encierro de cientos de alcaldes de poblaciones extremeñas, concentraciones de jornaleros del SOC ante las sedes del PP, concentraciones de delegados de CCOO y UGT. Hasta la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) en una reunión de 400 alcaldes con CCOO y UGT (con la ausencia de los alcaldes del PP) aprobaron por aclamación respaldar una jornada de huelga general en el medio rural y una manifestación en Sevilla a finales de noviembre.

El domingo 3 de noviembre está preparada una gran manifestación por parte del SOC en Sevilla con jornaleros de diferentes puntos de Andalucía, a la que Diego Valderas, Coordinador de IU-CA, ha hecho un llamamiento a todos los militantes y simpatizantes de IU a que apoyen la manifestación.

Provocaciones del Gobierno

Este ambiente de rabia entre los jornaleros se refuerza diariamente con las declaraciones de los líderes del PP. Por un lado Zaplana, que a la vez que dice que no va a retirar ni una sola letra de lo referente al subsidio agrario, tiene el descaro de animar a los jornaleros mintiéndoles sobre que “nadie se va a quedar sin protección” cuando ya hay 10.000 jornaleros que han dejado de percibir el subsidio desde que entró en vigor el decreto. Por otro lado Teófila Martínez habla de mantener el subsidio “en determinadas zonas”. ¿Qué zonas? ¿Quizás en las que gobierna el PP?

Lo que realmente reflejan las declaraciones contradictorias de estos dos políticos es la división que existe en el seno del PP. Tanto Teófila como muchos alcaldes del PP en Andalucía y Extremadura son conscientes de que pueden perder miles de votos en las próximas elecciones. No entre los jornaleros, que en su inmensa mayoría vota a la izquierda, pero sí entre aquellos sectores de la sociedad que verán derrumbarse la imagen de “centro” y “moderada” que se ha querido labrar el PP. Además, eliminar el subsidio agrario significa llevar a la crisis más absoluta a todos los pueblos que de él dependen, afectando directamente al comercio y otros pequeños negocios.

Huelga general en Andalucía y Extremadura

Esta división es la que demuestra la tremenda debilidad del gobierno, que no podría mantenerse firme en su ataque si se le pusiera fecha a una huelga general. Los dirigentes de CCOO y UGT llevan haciendo declaraciones sobre la convocatoria de una huelga en Andalucía desde que el 7 de octubre los sindicatos se reunieran con el ministro Zaplana. De la huelga general en Andalucía se pasó a hablar de huelga en el medio rural para mediados de noviembre; después dijeron que se esperarían a diciembre hasta que acabara la tramitación parlamentaria de la reforma del desempleo, dejando a un margen el tema del subsidio agrario; las últimas declaraciones son que se podría convocar para finales de noviembre. Es necesario que se concrete ya una fecha. Los jornaleros no pueden esperar más tiempo, pues día que pase, día que se está dejando sin subsidio a cientos de familias. Pero además esa huelga tiene que arrastrar no sólo al medio rural sino al conjunto de los trabajadores de las dos comunidades, Andalucía y Extremadura, ya que esto va a tener repercusiones en el campo y en la ciudad.

Si este gobierno, con una sola huelga general de 24 horas tuvo que empezar a dar marcha atrás por la demostración de fuerza de toda la clase obrera en lucha, entonces ese es el camino para una retirada total de su decretazo. Desde El Militante defendemos que la mejor manera de hacerlo sería la convocatoria de otra huelga general en todo el Estado. El paso atrás dado por el Gobierno, aún siendo importante, no es suficiente. Además, la consideración fundamental es: ¿hay fuerzas y ambiente para otra huelga general o no? Nosotros pensamos claramente que sí. ¿Es la mejor táctica por parte de los sindicatos dejar uno de los puntos más negativos del decretazo, como es la supresión del subsidio agrario, al margen de la movilización del conjunto de la clase trabajadora, dejando a los jornaleros solos frente al Gobierno? Nosotros pensamos que no. En todo caso, no hay nada peor que no hacer nada, y si realmente los dirigentes sindicales han decidido convocar una huelga general en Andalucía y Extremadura hay que poner fecha y organizarla ya. Hay que concentrar todas las fuerzas en una movilización masiva, coordinada y contundente.

Hay que pasar de las palabras a los hechos

El gobierno está intentando desprestigiar a los trabajadores del campo, llamándolos ladrones por cobrar un subsidio cuya miserable cantidad es de 22.000 pesetas al mes, cuando los verdaderos ladrones son el puñado de terratenientes que reciben subsidios por la misma cantidad que los 320.000 jornaleros. En este sentido es muy correcto que el PSOE haga una campaña en defensa del PER y del subsidio, con miles de panfletos, carteles, con asambleas informativas y una “movilización a tope” de la militancia socialista tomando como ejes las casas del pueblo. Pero tanto el PSOE como IU no pueden quedarse exclusivamente en campañas informativas, sino que deben movilizar a su base para la convocatoria de la huelga general. La Junta de Andalucía como primer paso, debe convertir los terrenos expropiados en su día a Rumasa en terrenos públicos en lugar de subastarlos al mejor postor, para que puedan ser trabajados por los jornaleros sin trabajo.

Los jornaleros han jugado un papel protagonista en la huelga del 20 de junio. Su combatividad despertó un enorme apoyo de toda la clase a nivel estatal. Para ganar esta lucha es fundamental la unidad de toda la clase trabajadora y también de sus organizaciones. CCOO y UGT deben ir codo con codo junto a todas las organizaciones que han participado en las movilizaciones. Especialmente deben defender la unidad de acción con el SOC (que ha enviado decenas de cartas a los dirigentes de CCOO y UGT para hacer un plan de lucha conjunto), que se ha caracterizado por su lucha implacable contra el Gobierno y que es capaz de movilizar a decenas de miles de trabajadores del medio rural. Justamente cuando el partido del Gobierno está dividido, nuestra unidad en la lucha provocaría una fuerza tal que el Gobierno podría ser absolutamente derrotado.

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