¡Hay que barrer a Esperanza Aguirre y al PP!

¡Un gobierno de la izquierda para defender a la mayoría trabajadora!

Los últimos años de gobierno del PP en la Comunidad Autónoma y en el municipio de Madrid han sido una horrible pesadilla para la inmensa mayoría de las familias trabajadoras. Las políticas antisociales de la derecha y las medidas represivas promovidas desde la Delegación del Gobierno han alcanzado una intensidad y una brutalidad desconocidas desde la Transición. Por si esto fuera poco, las mayores tramas de corrupción descubiertas en el Estado español carcomen a la derecha madrileña.

Por todo ello, el anuncio de que Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentas serán las candidatas del PP para las elecciones municipales y autonómicas de mayo ha sido entendido por el pueblo de Madrid como una auténtica declaración de guerra. Esperanza Aguirre, responsable directa de la degradación y privatización de la sanidad y la educación pública, del hundimiento de nuestros barrios obreros, del encarecimiento del transporte, de la venta de miles de viviendas sociales a los fondos buitres, la Presidenta de la Gurtel y la red Púnica, la amiga entrañable de Blesa, de Francisco Granados y de todos los ladrones que se han hecho de oro saqueando los recursos de la Comunidad madrileña, vuelve a la carga, agitando la bandera de más privatizaciones, más recortes y más ataques a las condiciones de vida de los trabajadores. ¡Hay que derrotarla con la unidad de toda la izquierda que lucha y de los movimientos sociales!

La gestión del PP: robar a los trabajadores para enriquecer a los de siempre

Las políticas del PP en Madrid han girado en torno a dos grandes ejes: la privatización de servicios y bienes públicos, y la descarada promoción de la especulación urbanística más desaforada. Los ejemplos son abundantes. El parque de viviendas públicas en alquiler social, está siendo vendido a bajo precio a fondos de inversión especulativos, como el conocido Blackstone. Estos fondos, auténticos buitres financieros, se han apresurado a subir los alquileres y a desahuciar sin piedad a los cientos de inquilinos que no pueden pagarlos. Servicios municipales como la limpieza de las calles o la jardinería, que están privatizados desde hace años, amplían sus concesiones a 8 años, prorrogables a 10, para asegurar el negocio a los grandes empresarios que los explotan y cubrirse ante un posible cambio político en el Ayuntamiento. El resultado son calles sucias, basura sin recoger en los barrios populares y jardines arruinados. Esta misma degradación se ha extendido al transporte público, y en general a cualquier servicio municipal que pueda ser convertido en negocio privado. En el caso de que las privatizaciones no sean posibles, como ocurre con las escuelas infantiles, se suben sus precios hasta el punto de que las guarderías públicas son más caras que las privadas. Durante el pasado curso, un 35% de las familias con plaza en una guardería municipal tuvieron que dejarla debido a este incremento, y muchas de ellas han tenido que recurrir a guarderías privadas más baratas.

En contraste con estos recortes, el derroche en obras y proyectos urbanísticos ha sido de dimensiones faraónicas. Miles de millones han pasado de las arcas municipales a manos de empresas constructoras y de promotores inmobiliarios. Esperanza Aguirre ha jugado un papel decisivo en estas políticas. Reunió en torno a ella a un equipo estrechamente vinculado al mundo de los negocios y alimentó una turbia red de corrupción que asociaba en sus actividades delictivas a cientos de cargos públicos del PP, muchos de los cuales están en la cárcel, como Francisco Granados, o están siendo procesados (entre ellos decenas de consejeros, alcaldes y concejales de su entorno más cercano, incluida su jefa de gabinete). Una gigantesca red que no es más que el día a día del PP en su conjunto.

La candidatura unitaria de la izquierda y las resistencias de los aparatos

Desde mayo de 2011, los trabajadores y el pueblo de Madrid han protagonizado una colosal ola de protesta social, de la que es un gran ejemplo la Marea Blanca, que fue capaz de paralizar una de las más monstruosas privatizaciones proyectadas por Esperanza Aguirre, la de los servicios sanitarios de Madrid. La victoria de la Marea Blanca marcó el camino para derrotar al PP también en las urnas: la unidad de la izquierda que lucha, y un programa en defensa de unos servicios públicos, gratuitos y universales, con el que la inmensa mayoría de la clase obrera y la juventud madrileña se identificó.

Esta rebelión social impulsó diferentes proyectos para una candidatura unitaria de la izquierda comprometida con la movilización, y que rechaza las componendas con el PP y las políticas neoliberales practicadas por la cúpula del PSOE. Después de un proceso largo y tortuoso, que ha provocado una crisis interna en Izquierda Unida de grandes dimensiones, la candidatura unitaria se ha conformado en Ahora Madrid, el nuevo nombre de la iniciativa Ganemos Madrid, y en la que participan Podemos, los sectores de Izquierda Unida que ganaron las elecciones primarias con la candidatura de Tania Sánchez y Mauricio Valiente, Equo, y numerosos colectivos sociales y activistas de las Mareas Ciudadanas.

La posibilidad de que una candidatura semejante gane las elecciones en la capital se ve con auténtico temor por parte de los que se han beneficiado de las políticas de latrocinio y corrupción, de privatización y saqueo que ha encarnado el PP. Pero también la ven como una amenaza aquellos aparatos políticos que tienen intereses materiales y burocráticos que defender, y que intentan sobrevivir a toda costa. Es el caso del sector de Izquierda Unida que ha dirigido la organización durante dos décadas, con Ángel Pérez al frente, y que se ha caracterizado por su turbios acuerdos con el PP en la gestión de Bankia, por su política privatizadora allí donde han tenido responsabilidades de gobierno en ayuntamientos de la Comunidad de Madrid, y por desatar constantes cazas de brujas contra sus oponentes en Izquierda Unida, hasta el punto de excluir a cientos de militantes implicados en las luchas obreras y sociales. Un grupo abigarrado de burócratas, arribistas y vividores, que ha sido constantemente jaleado por la derecha para desacreditar a todos los colectivos que luchan por romper con la hegemonía del PP (la aparición de Ángel Pérez en el plató de TV13 y el apoyo caluroso que le brindan los tertulianos de extrema derecha es muy elocuente).

A lo largo de estos últimos años, cientos de hombres y mujeres de IU Madrid han participado en la primera línea de la movilización social. No podía ser de otra manera, ya que marcan la continuidad con una generación de militantes comunistas que durante la dictadura y en la Transición encabezaron las luchas por los derechos y conquistas sociales que hoy nos están siendo arrebatados. Participar en la movilización, compartir el anhelo de unidad para la lucha que se vive en las calles, condujo a muchos compañeros de IU a sumarse a las diversas iniciativas unitarias surgidas por doquier, y Madrid no fue una excepción. Pero mientras muchos empujaban desde el principio para levantar Ganemos Madrid, el boicot de la “vieja guardia” de la dirección de IU Madrid, y también las prácticas deplorables desarrolladas por la dirección federal, que puede aceptar pactos de gobierno con el PSOE en Andalucía, acuerdos de gobernabilidad con el PP en Extremadura, pero que no ha movido un solo dedo por evitar el sabotaje a la convergencia de la izquierda en Madrid, han provocado una profunda división y, sobre todo, desmoralización entre la militancia.

A pesar que el aparato de IU Madrid, y de otras federaciones, se envuelva en banderas rojas para atacar la unidad de la izquierda, la razón real de su oposición es que tienen pánico a abandonar la comodidad de sus pactos con el PSOE (o con el PP), de sus estrechos vínculos con la burocracia de CCOO, y los privilegios materiales que obtienen de estas políticas. Este sector de IU hace mucho tiempo que abandonó cualquier objetivo de transformación social, y sus aspiraciones se limitan a ser unos meros gestores de las áreas de poder institucional que las fuerzas políticas dominantes tengan a bien cederles.

Una política para transformar Madrid

La tarea que tenemos por delante hasta las elecciones de mayo empieza por dotar de contenido programático a Ahora Madrid, defendiendo una política con la que se pueda identificar esa mayoría social que ha sufrido la devastación de la derecha. Un programa que implica medidas fundamentales y que no pueden ser aplazadas:

   Se debe prohibir por ley la ejecución de ningún desahucio en la Comunidad de Madrid, y para garantizar el derecho a techo se deben expropiar todas las viviendas vacías en manos de los bancos para establecer un parque de vivienda municipal en Madrid con alquileres sociales. Recuperar las viviendas sociales vendidas a Fondos de inversión buitres.

   Remunicipalización de los servicios privatizados (limpieza viaria, recogida de basuras, jardinería, asistencia a la tercera edad,instalaciones deportivas, y un largo etc.), aumentando drásticamente las partidas presupuestarias para que estos servicios sean realizados con la calidad necesaria.

   Los trabajadores públicos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid deben recuperar sus derechos, un salario decente, y se deben readmitir a los trabajadores despedidos en estos años.

   Abaratamiento del transporte público, empezando por establecer abonos sociales a los parados, a los estudiantes, y a las familias con menos ingresos.

   Enseñanza y sanidad públicas, gratuitas, universales y dignas. Paralización de todos los proyectos de privatización. Expropiación de todo el suelo cedido a empresarios privados para establecer colegios, institutos y universidades privadas. Ningún concierto más con la enseñanza privada. Escuelas Infantiles de 0 a 3 años, públicas, gratuitas y dignas.

   Recuperar nuestros barrios creando las infraestructuras necesarias de instalaciones deportivas, zonas verdes, bibliotecas, centros de mayores, etc., para mejorar nuestra calidad de vida.

Estas medidas deben ser puestas en práctica a través de la participación democrática de toda la población, en asambleas en los barrios, referéndums, donde los vecinos puedan debatir y decidir dónde y como se emplean los recursos públicos. Sólo así podremos arrancar la gestión municipal del cerco que le imponen los grandes empresarios y sus políticos a sueldo, y colocarla al servicio de las necesidades populares.

Las urnas no son suficientes, defender y recuperar derechos pasa por la movilización y la participación. ¡Este es el camino para asegurar la derrota del PP en el mes de mayo!

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