El pasado lunes, 19 de diciembre, se hizo pública la sentencia del Tribunal Supremo sobre el recurso presentado por Navantia contra una sentencia anterior de la Audiencia Nacional, que en febrero de 2015 había anulado el IV Convenio Colectivo de Navantia. La sentencia del Supremo rechaza el recurso de la empresa, y además considera probado que Navantia actuó de mala fe durante la negociación de ese convenio.

Esta sentencia es el broche final a una lucha iniciada en el astillero ferrolano en agosto de 2013 por afiliados de CCOO que hoy están en GanemosCCOO, cuando tuvieron conocimiento de que la comisión negociadora del IV Convenio le había presentado a la empresa una propuesta que renunciaba a gran parte de las conquistas a lo largo de cincuenta años de negociación colectiva. La negativa del comité a convocar una asamblea general para que la plantilla pudiese decidir sobre el asunto condujo a una recogida de firmas en la factoría, que en día y medio, sin la participación de ningún delegado sindical, consiguió las firmas del 42% de los trabajadores, obligando así al comité a convocarla. En esa asamblea, frente a las pocas decenas de apoyos a la propuesta del comité, un auténtico mar de brazos se levantó para rechazar la claudicación del comité de empresa y para mostrar su disposición a luchar para defender nuestros derechos.

Un año más tarde, ese convenio de recortes fue firmado por una parte de los delegados, entre ellos José Antonio Oliva, que era el presidente del comité intercentros de Navantia durante la negociación del IV convenio y hoy, en agradecimiento a los servicios prestados, es el jefe de Personal de Navantia para las tres factorías de la bahía de Cádiz (San Fernando, Puerto Real y Cádiz), lo que condujo a la presentación de una demanda que culminó ahora con el entierro definitivo de ese convenio.

Reproducimos a continuación el comunicado de los compañeros de GanemosCCOO de Navantia-Ferrol tras conocerse la sentencia del Supremo.

En estos dos enlaces se puede encontrar más información:

http://www.izquierdarevolucionaria.net/index.php/estado-espanol/movimiento-obrero/8598-negociacion-colectiva-en-navantia

http://www.izquierdarevolucionaria.net/index.php/sindical/movimiento-obrero/8696-la-asamblea-de-navantia-ferrol-rechaza-masivamente-el-iv-convenio

Anulado definitivamente el IV Convenio ¡Una victoria total!

La sentencia del tribunal supremo entierra definitivamente el nefasto iv convenio colectivo de Navantia e implica que el iii convenio está vigente a todos los efectos.

ES UNA GRAN VICTORIA DE LOS TRABAJADORES Y DEL SINDICALISMO COMBATIVO, DEL SINDICALISMO QUE NO SE RESIGNA ANTE LOS RECORTES DE LOS DERECHOS CONQUISTADOS POR EL MOVIMIENTO OBRERO.

Es una gran victoria y tenemos muchos motivos para celebrarla (mantenemos las conquistas de cuatro décadas de lucha, nos coloca en una buena posición, es una inyección de moral...), pero es una victoria en una batalla. La guerra continúa y tenemos que prepararnos para las batallas futuras, que las habrá y también serán duras.

Ahora, lo primero que tenemos que hacer es exigirle a la empresa el CUMPLIMIENTO ÍNTEGRO E INMEDIATO DEL III CONVENIO. El convenio colectivo es ley, y las leyes están para cumplirse. TIENEN QUE DEVOLVERNOS TODO LO QUE ESTÁ PENDIENTE Y PAGAR TODO LO QUE NOS DEBEN. No hay excusas, ni siquiera las limitaciones presupuestarias, que sólo existen cuando le conviene al PP, como se demuestra continuamente. El último ejemplo lo tuvimos la semana pasada. Mientras el PP prepara unos Presupuestos Generales del Estado con un recorte de 5.500 millones, el ministro de Fomento anuncia un rescate del mismo importe para las autopistas privadas en bancarrota. Se ve lo mismo en Navantia. Para enchufar técnicos superiores, no hay problema con la masa salarial. Tampoco lo hubo para pagar la “garantía de permanencia” que sustituía a las asimilaciones. Pues si había dinero para pagar esa garantía, también tiene que haberlo para pagar ahora las asimilaciones. No aceptemos el discurso de la derecha, no aceptemos que no se puede. ¡SÍ SE PUEDE!, el problema es que no se quiere. Hay que vencer esa resistencia a través de la lucha, que es el único camino, como acaba de demostrar el Sindicato de Estudiantes obligando al gobierno a retirar las reválidas franquistas.

Pero esta sentencia también es muy importante por las lecciones que contiene.

1) ESTA GRAN VICTORIA SE LOGRA GRACIAS A LOS TRABAJADORES. Pero también hay que decir que aquel movimiento en defensa del III Convenio fue iniciado en nuestra factoría por el grupo organizado de trabajadores que defendemos un sindicalismo combativo, de clase, democrático y asambleario, que no sólo hacemos declaraciones de principios, sino que trabajamos a favor de otro modelo sindical. En 2013 esto se concretó en comunicados informando al conjunto de la plantilla sobre qué se estaba pasteleando a nuestras espaldas en la mesa de negociación, denunciando que el comité renunciaba al III Convenio y exigiendo una asamblea general para que los trabajadores nos pronunciáramos. Y cuando el comité rechazó de forma totalmente burocrática esa asamblea (“las asambleas generales las convoca el comité cuando lo considera conveniente, y ahora no lo considera conveniente”), recogimos firmas para obligar al comité a convocarla. Esa asamblea de las firmas fue la auténtica sentencia de muerte del IV Convenio. A partir de ese día, todos los partidarios del IV Convenio en las filas sindicales tuvieron que empezar a manejar en sus cálculos una variable que hasta entonces despreciaban, andando como andaban por las alturas. También la dirección de Navantia, que cometió un error clásico en las empresas: juzgar a los trabajadores a través del prisma de los dirigentes que negocian con ellas. Tiene su lógica: Oliva, el presidente del intercentros, comprado; otros, viendo todo muy normal; las federaciones sindicales, pregonando que había que aceptar recortes “porque los hay en todas partes”... ¿qué problema podía haber?

Unos y otros olvidaron el factor fundamental de la lucha de clases: los propios trabajadores, que demostraron entender mil veces mejor la situación, tener mil veces más voluntad de lucha y estar mil veces más a la izquierda que sus dirigentes.

La lección es clara: la organización es fundamental. En Ferrol fuimos los compañeros que hoy estamos en Ganemos CCOO. En Cartagena, los Insumisos de CCOO lograron que un tercio de la asamblea se opusiera al IV Convenio. Y de haber en San Fernando un grupo similar de afiliados de CCOO, estamos convencidos de que el apoyo al IV Convenio habría sido allí más reducido. Los trabajadores no debemos hacer caso a los cantos de sirena que nos animan a despreocuparnos, a dejar las cosas en manos de unos pocos que nos venden que no tendremos que tomarnos ninguna molestia porque ellos asumen la pesada carga de la responsabilidad: ya piensan ellos por nosotros, ya saben ellos lo que nos conviene, dejémosles hacer y todo irá bien. Este es un camino directo al precipicio.

2) Si en 2013 la comisión negociadora llega a firmar legalmente el IV Convenio, no sólo habríamos perdido muchos de nuestros derechos, sino que hoy estaríamos en un V o VI Convenio que habrían ahondado los recortes. Pero esto no sería consecuencia de que los recortes son inevitables, sino única y exclusivamente de los dirigentes sindicales del momento. Uno, por traidor. Y otros, por aceptar con toda naturalidad los planteamientos de Oliva, por ser incapaces de distinguir entre los intereses de la empresa y los intereses de los trabajadores.

La lección es clara: los dirigentes sindicales juegan un papel clave en la lucha de clases, tanto para bien como para mal. Para bien, cuando cumplen su función de dar cauce e impulsar la movilización de los trabajadores en defensa de nuestros derechos y reivindicaciones. Y para mal, cuando no la cumplen. Cuando ocurre esto último, cuando los dirigentes sindicales permanecen pasivos o directamente pasan a ser parte del problema, los trabajadores debemos sustituirlos para salvaguardar nuestros intereses.

La sociedad pasa por una época muy difícil. Y la situación no tiene visos de mejorar. Todo está en peligro. Estamos perdiendo muchos derechos, pero no porque sea inevitable perderlos, sino porque quien tiene la responsabilidad de organizar su defensa no lo está haciendo. Los últimos cuatro años de absoluta desaparición de los dirigentes sindicales (excepto para hacerse fotos con el PP) son sobradamente elocuentes en este sentido.

La clase obrera es hoy un ejército sin generales. O mejor dicho, es un ejército cuyos generales están derrotados: ni creen en la victoria ni tienen voluntad de combate. Es tarea y responsabilidad de todos cambiar esta situación, ES TAREA Y RESPONSABILIDAD DE TODOS ORGANIZARNOS PARA CONSTRUIR UNA NUEVA DIRECCIÓN A LA ALTURA DE ESTA ÉPOCA, UNA NUEVA DIRECCIÓN QUE SEPA Y QUIERA DEFENDER LOS INTERESES DE LA CLASE OBRERA.

Navantia-Ferrol, 19 de diciembre de 2016

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