Unidad Popular para transformar la sociedad

Las grandes movilizaciones vividas en el Estado español a lo largo de los últimos años han supuesto una intensiva y eficaz escuela política para los millones de trabajadores y jóvenes que hemos participado en ellas. La auténtica cara del sistema capitalista, y de las instituciones que están a su servicio, han quedado al descubierto para una gran parte de la población, con repercusiones políticas de primer orden. En primer lugar, los recortes y la privatización de los servicios y prestaciones sociales, la prolongación de las jornadas y la reducción de los salarios, los derechos perdidos por las sucesivas contrarreformas laborales, los desahucios y las estafas legalizadas… han colocado la derrota de este gobierno del capital financiero, de los grandes empresarios y terratenientes, como la tarea inmediata.

Por otro lado, millones de trabajadores son conscientes de que si el PP es el máximo exponente de los intereses del gran capital, la derecha nacionalista no le va a la zaga en cuanto a recortes sociales en sus respectivos territorios. Para amplios sectores de los trabajadores, la juventud y de capas medias golpeadas por la crisis del sistema, también se ha hecho evidente que ni unos ni otros podrían sostenerse, en última instancia, sin la leal colaboración de la dirección del PSOE y las cúpulas de CCOO y UGT.

Como resultado de una profunda rebelión contra las medidas de austeridad, que han desbordado la política de paz social que los dirigentes de la mayoría de las organizaciones tradicionales han intentado imponer, la crisis del régimen del 78 se ha profundizado abriendo grandes posibilidades para construir un referente político de la izquierda que lucha. Esta Unidad Popular que aspira a plasmar políticamente las aspiraciones de millones a favor de un cambio radical, no debe servir para reformar el capitalismo o gestionar la crisis, sino para transformar la sociedad. No es tanto el nombre y los aspectos formales de la Unidad Popular lo que determinarán su éxito, sino el programa y su capacidad para entusiasmar y organizar a la mayoría de la población para llevarlo a cabo.

Desde GanemosCCOO queremos proponer elementos reivindicativos de esta Unidad Popular, para movilizar al movimiento obrero:

•          Anulación de la contrarreforma laboral y de la contrarreforma de las pensiones

•          Prohibición de los desahucios por ley. Parque de viviendas públicas, expropiando los pisos vacíos en manos de los bancos, y con alquileres sociales

•       Defensa de la Enseñanza y la Sanidad Pública. Derogación de la LOMCE, y enseñanza pública digna, democrática y gratuita desde infantil hasta Universidad. Derecho a la sanidad digna, gratuita y universal para todos. Plan de choque para la contratación de profesores, médicos y personal sanitario, y para la construcción de nuevos centros de estudio, hospitales y centros de salud, que acaben con la masificación y la degradación del servicio.

•         Remunicipalización de los servicios públicos privatizados, manteniendo y ampliando las plantillas y respetando los derechos laborales.

•         SMI de 1.100 euros y 35 horas semanales sin reducción salarial

•         Empleo digno: Prohibición de la ETTs, fijos en las plantillas a los 15 días

•        Prohibición por ley de despidos en las empresas con beneficios y readmisión obligatoria de los trabajadores en caso de despido improcedente

•        Plenos derechos democráticos de expresión, reunión y organización. Derogación de la ley Mordaza

•        Derogación de la Ley de Extranjería y de los CIEs. Solidaridad real y concreta con los refugiados

•        Nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía, para rescatar a las personas y elevar el bienestar de la mayoría.

•          Defensa del derecho a la autodeterminación de Catalunya, Euskal Herria y Galiza.

Estas reivindicaciones fundamentales de la Unidad Popular, pueden y deben colocar al movimiento obrero y al sindicalismo de clase, combativo, democrático y asambleario, como un factor esencial del cambio político. El programa es fundamental, pero la estrategia para llevarlo a la práctica es decisiva. Debemos sacar las lecciones de las experiencias que se están viviendo en otros países, empezando por los acontecimientos en Grecia. Si se quiere llevar a cabo reformas en beneficio del pueblo, reformas que por más modestas que sean chocan con los pilares del capitalismo, con los beneficios del capital financiero y la oligarquía económica, y con los planes de austeridad y recortes, sí se quieren llevar a cabo esas medidas, es absolutamente necesario movilizar a los trabajadores, a los oprimidos, a la juventud contra el sabotaje de la clase dominante. Y este camino exige, inevitablemente, la confrontación contra nuestros opresores, la adopción de medidas enérgicas para poner bajo el control democrático de la población las palancas fundamentales de la economía. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Abrir el camino hacia la justicia social y la democracia de la mayoría es incompatible con la lógica que nos impone el capitalismo.

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