“Una cosa que hemos aprendido en nuestra lucha es que la liberación nacional es imposible sin la liberación social: la cuestión nacional y la de clase están indeleblemente unidas” “Una cosa que hemos aprendido en nuestra lucha es que la liberación nacional es imposible sin la liberación social: la cuestión nacional y la de clase están indeleblemente unidas”

El Militante.— ¿Qué conclusiones fundamentales se extraen del acuerdo de Viernes Santo y qué lecciones consideras útiles para la situación en Euskal Herria?

Gerry Ruddy.— Nuestro análisis del acuerdo de Viernes Santo es que, en esencia, falló en lograr lo que se proponía.

Nos opusimos a él en el año 98 por toda una serie de razones: porque fortalecería la partición, y por tanto reforzaría el dominio del imperialismo británico en Irlanda, incrementaría el sectarismo entre los trabajadores del norte y era en esencia una derrota para el movimiento por la liberación nacional de Irlanda.

Por desgracia, nuestro análisis no fue aceptado por el pueblo irlandés y las siguientes elecciones y el referéndum mostraron el apoyo a los acuerdos de Viernes Santo.

Como reconocimiento de la opinión democráticamente expresada por la población irlandesa en diversos referéndums nuestro movimiento llegó a la conclusión de que el INLA (Ejército de Liberación Nacional Irlandés) debería declarar una tregua y tras un período de discusión en la base se llegó al acuerdo unánime de que el INLA declarase la tregua.

Es importante destacar, no obstante, que el acuerdo de Viernes Santo sí tuvo aspectos positivos: todos los prisioneros políticos fueron liberados salvo Dessy O’Hara, uno de nuestros presos en Irlanda del Norte. Ha habido una reducción de los muertos como consecuencia de los acuerdos, la represión militar y política ha cesado en toda una serie de barrios obreros. Pese a todo se mantienen las contradicciones fundamentales dentro de la sociedad irlandesa. El país está dividido, la clase está dividida y la explotación económica y social continúa.

EM.— ¿Qué mensaje darías a todos aquellos militantes de la izquierda abertzale que de alguna manera buscan una salida que no pase ni por el terrorismo individual ni por anclarse en una posición reformista?

GR.- Lo primero que tengo que decir es que no estamos aquí para interferir ni para decirle a los camaradas vascos qué es lo que tienen que hacer. Hemos venido aquí para escuchar y aprender sobre la cuestión nacional en el Estado español.

Pero nuestra propia experiencia nos indica que es necesario moverse hacia un proceso de politización en la izquierda. Nuestros camaradas mantuvieron una eficaz guerra contra el imperialismo británico durante 25 años y ni han hecho ni harán ninguna renuncia a lo que hicieron. Sin embargo, reconocemos que en las circunstancias presentes, es la dirección política la que debe tomar el control.

Particularmente a la luz del 11-S es necesario que todos los grupos revolucionarios analicen y critiquen su lucha. Aprendimos de nuestra propia experiencia que la simple acción militar no funciona. Los errores que cometió nuestra organización se debieron al asesinato de nuestra dirección política.

Por tanto hemos aprendido la necesidad de que la dirección política esté al mando, que haya una dirección colegiada y un control democrático de la organización. Si esas lecciones pueden ser útiles para otros luchadores que así lo sean.

Una cosa que hemos aprendido de nuestra lucha es que la liberación nacional es imposible sin la liberación social, la cuestión nacional y de clase están indeleblemente unidas. Por tanto, para no-sotros la consigna “liberación nacional y socialismo” es esencial y entendemos que el uso de la lucha armada es una cuestión táctica y no una cuestión de principios. Para alcanzar esa conclusión estuvimos guiados por la experiencia política de nuestros prisioneros políticos, porque no hay duda de que tienen una sabiduría por encima de otros compañeros.

EM.— ¿Cómo explicarías la vigencia de las ideas del marxismo en relación a la cuestión nacional?

GR.— Nosotros basamos nuestras ideas sobre la cuestión nacional en los trabajos del gran marxista irlandés James Connolly, que llegó a conclusiones de forma independiente de los escritos de otros grandes autores como Lenin. Creemos que llegó a una posición marxista correcta en torno a la cuestión nacional.

La experiencia irlandesa demuestra que la única clase capaz de llevar a cabo la liberación nacional es la clase trabajadora. En todas y cada una de las ocasiones que las masas se han levantado por su liberación han sido traicionadas por la burguesía y estamos hablando de un período de más de 200 años.

Tenemos muy en cuenta las palabras de James Hoc, uno de los fundadores del movimiento republicano irlandés: “los ricos siempre traicionan a los pobres” y, por tanto, dado que sólo la clase trabajadora puede liberar a Irlanda del yugo del imperialismo, la lucha por el socialismo y por la liberación nacional son una y la misma lucha.

EM.— ¿Qué ejes políticos está defendiendo el IRSP y qué perspectivas tenéis de incrementar vuestra influencia y militancia?

GR.— Como movimiento socialista republicano irlandés recogemos influencias del marxismo y del movimiento socialista republicano radical y nos basamos en la experiencia de la clase obrera irlandesa. También nos vemos como una organización internacionalista. No nos consideramos a nosotros mismos nacionalistas en ningún caso, pero nuestra experiencia se basa fundamentalmente en la lucha del pueblo irlandés.

En los últimos años, algunos jóvenes se han visto atraídos hacia nuestras filas en la medida en que han podido ver el fracaso de los acuerdos, pero todavía nos queda mucho camino por recorrer debido a que son muchos aún los que tienen ilusiones en la estrategia del Sinn Fein. Pero esa estrategia ha fracasado, puesto que el unionismo de derechas se ha fortalecido, lejos de dividirse y debilitarse como planteaba el Sinn Fein.

Las instituciones planteadas por los acuerdos de Viernes Santo han colapsado en cuatro ocasiones. La policía del Ulster sigue siendo una fuerza sectaria, el dominio británico está profundamente atrincherado y, aunque el Sinn Fein haya logrado una serie de éxitos electorales, no ha conseguido los objetivos que se marcaron en su momento. Creemos que con nuestra política hacia la cuestión nacional y de clase podemos llegar a una capa de jóvenes luchadores anti-imperialistas, pero los revolucionarios no se crean en un día.

EM.— ¿Qué mensaje darías a los trabajadores de Euskal Herria y del resto del Estado español?

GR.— Como un internacionalista diré sólo que se mantengan en la lucha, pero también diré que hay mucho de lo que pueden aprender del proceso en Irlanda. Tened cuidado de no repetir nuestros errores. Ni el militarismo ni la colaboración de clases funcionan.

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