Los vecinos de Castro, en la zona rural de Narón, ayuntamiento limítrofe con Ferrol, llevamos varios meses luchando para evitar que la multinacional Excem instale una cementera entre nuestras viviendas, que sería la segunda del municipio. Los vecinos de Castro, en la zona rural de Narón, ayuntamiento limítrofe con Ferrol, llevamos varios meses luchando para evitar que la multinacional Excem instale una cementera entre nuestras viviendas, que sería la segunda del municipio.

La multinacional cuenta con el apoyo incondicional del ayuntamiento y del alcalde, el “independiente” Juan Gato, que hacen todo lo posible para facilitarle la tarea a la empresa. De hecho, se ha especulado con el suelo recalificando suelo rústico en industrial para instalar la fábrica en él.

El cúmulo de irregularidades en los trámites de la recalificación —ocultación de información, no contar con el preceptivo estudio de sostenibilidad, desestimar las más de 350 alegaciones que los vecinos hemos presentado, argumentando que el ayuntamiento mira por el interés general y por el déficit de producción de cemento que hay en Galicia— ha hecho que hasta el Defensor del Pueblo autonómico haya aceptado intervenir.

Los argumentos del ayuntamiento se caen por su propio peso ya que según las propias cementeras, en Galicia, si salen adelante los proyectos previstos (hay otros dos, aparte del de Castro), habría una sobreproducción de un 40%. ¿De qué interés general hablan? Como no sea del de la multinacional…

El principal problema de estas industrias es que son muy contaminantes. Junto con las térmicas, son las máximas responsables de las emisiones de CO2 a la atmósfera. De hecho, el director general de la patronal cementera afirmó recientemente que les sería imposible cumplir con el Protocolo de Kioto y que tendrían que cerrar algunas plantas, pagar multas o comprar derechos de emisión, una argucia legal que posibilita a las empresas que más contaminan comprar derechos de emisión a otras que no llegan al tope permitido. Ya se sabe que “hecha la ley, hecha la trampa”.

Además del CO2, los principales efectos de estas industrias son la contaminación del aire por la emisión de polvo y partículas durante el transporte, recepción y transformación de las materias primas, conteniendo ese polvo metales como arsénico, cadmio, mercurio, plomo, talio o zinc, todos ellos con efectos toxicológicos claros. Además, hablamos de partículas con un tamaño inferior a la séptima parte de un cabello humano, que en suspensión podrían desplazarse kilómetros y kilómetros.

Sabemos que estamos luchando contra un gigante. El cemento es uno de los principales materiales utilizados en la construcción, y todos sabemos con qué nos encontramos cuando nos adentramos en ese mundo. La especulación urbanística tan salvaje que estamos sufriendo todos los trabajadores que queremos acceder a una vivienda digna provoca que los precios estén por las nubes y que una necesidad básica se convierta en un lujo inalcanzable para muchos, mientras los constructores se llenan los bolsillos.

Para coordinar la lucha, se ha creado un grupo de trabajo en el que, además de la Asociación de Vecinos de Castro, se han integrado la AVV de O Val, la Federación de AAVV de la zona rural de Narón, el grupo ecologista Adega, el BNG, Izquierda Unida y el PSOE. Como no podía ser de otra manera, junto con los “independientes” del alcalde, los únicos que se quedan fuera son los del PP.

Tras distintas acciones de protesta (acudir a todos los plenos municipales con pancartas reivindicativas, una manifestación por la carretera principal de Castro, ruedas de prensa), ahora estamos preparando un calendario de movilizaciones y una extensión de la lucha a toda la comarca de Ferrol.

Arturo Llago y Juan Varela

Miembros de la directiva de la AVV

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