En el número anterior ya hicimos una primera valoración del VIII Congreso. Este artículo intenta profundizar en este análisis, abordar los previsibles desarrollos posteriores y establecer cuáles deben ser las tareas de los sindicalistas marxistas deEn el número anterior ya hicimos una primera valoración del VIII Congreso. Este artículo intenta profundizar en este análisis, abordar los previsibles desarrollos posteriores y establecer cuáles deben ser las tareas de los sindicalistas marxistas de CCOO.

Los resultados del Congreso

Para los marxistas, los resultados aritméticos de este Congreso y de cualquier elección constituyen una instántanea, a veces borrosa, de procesos más profundos que operan por debajo. La lucha de clases se manifiesta de muchas formas y, evidentemente, una organización de clase no es en absoluto ajena a estos procesos dialécticos. Aplicando el método de análisis marxista podremos ser capaces de acercarnos más a la comprensión de la realidad, que es concreta, para ser capaces de prever las pautas generales, que, como siempre, estarán sujetas a los acontecimientos que ocurran.

Una primera visión de lo ocurrido en el Congreso, restringida a los resultados numéricos de las diferentes votaciones, nos señala varios hechos.

En la votación a la Comisión Ejecutiva, la lista de Fidalgo no alcanzó ni siquiera el 60%, quedándose en un 58,4%, mientras los críticos obtuvieron un 23,1% y la lista de Benito un 18,1%. En la votación a la Secretaría General, una vez retirada la candidatura de Benito, Fidalgo obtuvo un 59% y Moreno un 29,9%. Los votos blancos y nulos fueron el 11,1%. Es significativo que más de un tercio de seguidores de Benito apoyaron a Moreno, lo cual adelanta los problemas que va a tener este sector para articular un proyecto sindical distinto a Fidalgo y escorado hacia la izquierda.

La nueva

Ejecutiva Confederal:

más de lo mismo

El 4 de mayo tenía lugar la primera reunión de la Ejecutiva Confederal, formada por el Secretario General y 32 miembros (19 del sector fidalguista, 7 de los críticos y 6 de los benitistas). Fidalgo hizo una propuesta de reparto de Secretarías, de las que excluye a los dos sectores críticos. Las intervenciones giraron en torno a la exclusión de una parte muy importante de miembros de las tareas de dirección del sindicato, lo cual demuestra el talante “integrador” de la actual mayoría, poniendo en solfa las declaraciones de Fidalgo al terminar el VIII Congreso, cuando habló de la pluralidad interna

Los congresos que vienen

Las maniobras y exclusiones que vimos en los procesos congresuales y durante el proceso previo al VIII Congreso, se repiten ahora, no sabemos si como farsa o como tragedia,. para elegir delegados, eso sí, con el control de la nueva dirección confederal, que no escatimará esfuerzos para que le “cuadren” los resultados. Recordemos que los seguidores de Fidalgo solamente controlan 17 de las 30 federaciones de rama o territorio.

Con esta escueta mayoría, la lucha será sin duda encarnizada. Asistiremos a nuevos procesos de exclusión y represión interna, que afectarán a los dos sectores críticos de CCOO. También asistiremos a nuevos reagrupamientos y alianzas de los tres sectores, donde jugarán un papel muy importante los dirigentes locales, regionales y estatales de cada rama.

Un Congreso

cerrado en falso

Pensamos que no existe objetivamente un espacio entre el sector mayoritario y los críticos, por lo que es previsible que el sector aglutinado en torno a Benito tienda a desaparecer, inicialmente en aquellas regiones o ramas donde no es mayoritario, tendiendo a confluir, en general, con el sector crítico. Ya tenemos informaciones de esta quiebra en Sanidad de Madrid. Donde gobiernen las estructuras sindicales tenderán a producirse diferenciaciones internas, tanto más agudas cuanto más se reactiven la lucha de clases y la presión de la clase trabajadora.

El sector mayoritario también se enfrentará a crisis internas en función de su capacidad de liderazgo real del sindicato. Recordemos que el 58,4% que sacó Fidalgo es en realidad menor, dado el proceso de “purgas” precongresuales desatado ante el temor real a obtener un apoyo menor. No olvidemos además que se desencadenará a medio plazo la lucha por la “sucesión” de Fidalgo, que obligará a los diferentes sectores a maniobrar a izquierda y derecha para buscar apoyos.

El fortalecimiento del sector crítico, una vez diferidos, que no superados, los intentos de fractura promovidos desde el aparato con la complicidad de las direcciones de IU y del PCE, va a depender fundamentalmente de nuestra capacidad para explicar y desarrollar los planteamientos que dieron lugar a su nacimiento; es decir, un modelo sindical distinto al oficialista; un modelo combativo que esté presente en la lucha cotidiana en cada empresa, en cada sector, en cada conflicto, con un programa y una alternativa de lucha frente a los problemas que afectan a la mayoría de los trabajadores: despidos, empleo precario, reducciones de plantilla... Es con estos planteamientos como seremos capaces de organizarnos más y mejor y demostrar en la práctica cotidiana que defendemos otro modelo sindical. Ello va a requerir una reorganización interna y el impulso de asambleas regionales y de rama para extender influencia y ganar en capacidad de intervención. Precisamente por todo esto, constituir el sector crítico como corriente organizada sería de gran ayuda para llegar al máximo de afiliados del sindicato.

En estos tres sectores “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Como siempre, serán los procesos que se desarrollen de la lucha de clases los que van a ponerlos a prueba. Un factor que jugará un importante papel en el futuro es la mayor implicación y participación en el sindicato de los nuevos delegados y delegadas elegidos en las últimas elecciones sindicales.

Andrés de las Heras

Com. Ejecutiva CCOO Guadalajara

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