Cuando llegamos al último trimestre del año, en todos los niveles institucionales se empiezan a debatir los presupuestos para el año siguiente y empezamos a escuchar a quienes los defienden que su presupuesto es el “más social”, el que más se preocup Cuando llegamos al último trimestre del año, en todos los niveles institucionales se empiezan a debatir los presupuestos para el año siguiente y empezamos a escuchar a quienes los defienden que su presupuesto es el “más social”, el que más se preocupa de las necesidades de los ciudadanos y el que bla, bla, bla...

En el número anterior analizamos los Presupuestos Generales del Estado y veíamos como no eran precisamente la mayoría de la sociedad los beneficiarios, sino que lo eran los empresarios. En este vamos a ver como dos instituciones emblemáticas del PP: Comunidad y Ayuntamiento de Madrid presentan unos presupuestos que van a suponer más dinero para los empresarios y más recortes para los trabajadores.

En la presentación de los presupuestos de la comunidad, Esperanza Aguirre no se cansó de explicar que eran unos presupuestos “austeros, equilibrados y sociales”, tanto que el 80% de los 18.576 millones de euros (9% más que en 2005) se destina a políticas sociales: sanidad, educación, familia y servicios sociales, etc.

Pero esto es una cara del presupuesto. En primer lugar, parte del presupuesto de sanidad, educación y demás es para pagar la nómina de los profesores, sanitarios y demás trabajadores de la comunidad, que van a ver cómo su salario sólo sube un 2%, menos que el IPC. Es decir, otro año más van a perder poder adquisitivo y por tanto nivel de vida.

Beneficios fiscales millonarios

Si comparamos la inversión en sanidad en Madrid con la media estatal, vemos que estamos muy por debajo: la media estatal es de 1.200 euros por habitante; en Madrid, 1.000 euros. Se necesitan centros de salud, hospitales, etc. y el gobierno plantea la construcción de algunos pero para entregarlos a la gestión privada.

Desde que la señora marquesa llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid está potenciando la sanidad privada, que es su modelo, lo que se comprueba en que mientras en infraestructuras y transportes el presupuesto se ha incrementado un 56%, en sanidad sólo lo ha hecho un 20%. No llegamos a 3,6 camas por cada 1.000 habitantes (que es la media a la que habría que tender según CCOO) y un hospital como el Severo Ochoa de Leganés, premiado por su gestión, lo quieren hacer desaparecer.

La inversión en educación, mientras la media estatal es un 3% del PIB, en Madrid llega justamente al 2%. Esperanza Aguirre no se cansa de repetir que van a ayudar a las familias numerosas para la compra de libros de texto, que van a potenciar el deporte en los colegios con el lanzamiento de jabalina o el tiro con arco y cosas por el estilo. Lo que no dice es que mientras el dinero que dan a la privada se incrementa un 17%, el que va a ir a inversiones en la pública sólo lo hace un 7%. En los barrios nuevos sólo se construyen colegios privados, no hay inversión pública.

Se podría seguir analizando todos los apartados tan “sociales” según la marquesa, pero veríamos cómo quienes consiguen los mayores beneficios son sus amigos los empresarios. La deuda pública de la comunidad es de 9.700 millones de euros y eso va a suponer que 6,5 euros de cada 100 del presupuesto van a ir a pagar la deuda, es decir, al bolsillo de sus amigos los banqueros. Ya antes de la presentación de los presupuestos Aguirre anunció una de las medidas más favorables para las grandes fortunas: la supresión en la práctica del impuesto de sucesiones y donaciones que les va a suponer una ayudita a los ricos de Madrid de entre 250 y 300 millones de euros. Con ese dinero se podrían construir más de 150 colegios o tomar medidas para paliar la situación de pobreza de 540.000 madrileños o ayudar con más de 50 euros, como lo hacen ahora, a solucionar algunos de los problemas de los más de 800.000 inmigrantes que hay en la región.

Otra de las preocupaciones de Aguirre es el empleo. Para ello rebaja los impuestos a los empresarios, concede beneficios fiscales de casi 6.000 millones de euros y anuncia que “este es un gobierno amigable con los negocios y las empresas”. Por eso se han perdido 35.000 empleos (más del 10%) en el sector industrial en los últimos años. Empresas emblemáticas (Alcatel, Ericsson, Agfa, Piaggio, etc.) se han ido, a pesar del cariño del gobierno de Aguirre.

Con este presupuesto la Comunidad de Madrid va a tener más consejerías, más dinero para altos cargos, más para propaganda en Telemadrid, pero menos para las verdaderas necesidades de los madrileños.

Ayuntamiento de Madrid: despilfarro constructor

En los últimos tiempos, cuando uno llega a Madrid se encuentra con que las principales vías están levantadas, la M-30 llena de excavadoras, grúas y todo tipo de maquinaria de construcción, etc. Mientras, si lee el periódico se entera que, según Standard & Poor’s, la calificación de la deuda del ayuntamiento ha pasado de categoría AA+ a categoría AA, es decir, más difícil de cobrar. Desde la llegada de Gallardón al Ayuntamiento la deuda se ha disparado, pasando de 1.440 millones de euros a finales de 2003 a 5.044 a finales de 2006 según el presupuesto del próximo año. Si le añadimos la deuda de la empresa Madrid Calle 30 (la que se encarga de las obras de la M-30) la deuda llegaría a los 7.000 millones de euros. Todo para engordar las cuentas corrientes de los empresarios de la construcción, que son los que de verdad ganan, no los ciudadanos de Madrid que ven como les derriban los pocos árboles que hay, tienen que soportar atascos, ruidos permanentes, etc.

Por supuesto, el 90% del presupuesto va a las áreas centrales del Ayuntamiento, mientras que para las Juntas Municipales, que es donde se podría hacer una política más en beneficio de los ciudadanos, sólo queda el 10%. Esto provoca (y es un mínimo ejemplo) que la biblioteca pública del Barrio de Bilbao, acabada hace más de dos años, todavía esté sin libros y por supuesto sin abrir al público. La cultura no es prioritaria.

Otros aspectos de la atención social del Ayuntamiento también sufren este despilfarro constructor. En Madrid hay unos 600.000 ancianos que van a tener sólo el 2,3% del presupuesto (65 millones de euros).

Se había previsto 48.000 ayudas a domicilio, sólo se van a hacer 26.000. Se necesitan 24.000 comidas a domicilio, sólo se van a dar 620. Sólo hay 100 centros de mayores cuando se necesitan 240. En las becas de comedor de los colegios se ha pasado de 37.953 en 2004 a 26.677 (aunque es provisional), pero es significativo que se disminuya cuando las peticiones superan las 46.000.

En resumidas cuentas, vemos que los gobiernos del PP en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid no hacen presupuestos sociales en beneficio de la mayoría de los habitantes, tanto de la región como de la capital, sino que se preocupan de que su clase, la de los que explotan a la mayoría, sea la que tiene el mayor beneficio. Los sindicatos y partidos de izquierda deberían plantearse acabar con esta situación movilizando a los trabajadores y jóvenes por unos presupuestos de izquierdas que tengan como finalidad mejorar el nivel de vida de todos.

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