“Acuerdo realista”, “un acuerdo necesario”, rezaban los editoriales de los periódicos el 17 de diciembre, tras el acuerdo alcanzado entre las direcciones de UGT y CCOO y los directivos de Seat. El acuerdo prevé que 956 trabajadores dejarán las fábric“Acuerdo realista”, “un acuerdo necesario”, rezaban los editoriales de los periódicos el 17 de diciembre, tras el acuerdo alcanzado entre las direcciones de UGT y CCOO y los directivos de Seat. El acuerdo prevé que 956 trabajadores dejarán las fábricas de Martorell, Zona Franca y el centro de recambios en los próximos días: 660 por despido forzoso y otros 296 empujados por diferentes medios a acogerse a las medidas alternativas (excedencias, prejubilaciones, etc.).

Los dirigentes de CCOO y UGT no han tardado en decir que éste es “el menos malo de los acuerdos posibles”. La Vanguardia, uno de los portavoces oficiales de la burguesía catalana, se deshace en elogios a la “madurez de los dos sindicatos mayoritarios en nuestro país”, que con su “realismo” han conseguido un acuerdo que “minimiza el impacto negativo del ajuste”. “¿Lo contrario llevaba a algún sitio? Era un callejón sin salida que sólo daba respuesta a las posiciones radicales y minoritarias, pero que siempre se imponen cuando hay griterío”, remacha La Vanguardia.

Por supuesto, no podíamos esperar otro tipo de valoración por parte de La Vanguardia que rechazar de plano la lucha de los trabajadores en defensa de sus derechos y de los puestos de trabajo. Pero vayamos al fondo de la cuestión, ¿había una alternativa a este acuerdo?

Desde luego que sí. Seat da empleo directo a 16.000 personas, otros cien mil empleos de la industria auxiliar dependen de Seat. Una huelga de todo el sector en Catalunya, como una huelga de las diferentes fábricas de la multinacional, eran medidas que las direcciones sindicales no contemplaron pero que habrían tenido un efecto muy importante. Un plan de lucha bien organizado podría haber dado paso en poco tiempo a un escenario completamente favorable a los trabajadores, de enorme presión hacia la multinacional por un lado y a la Generalitat por el otro.

Lamentablemente, los dirigentes de CCOO y UGT de Catalunya, con Coscubiela y Álvarez a la cabeza, no han hecho más que aplicar la misma política sindical de siempre: aceptación de las exigencias de la multinacional de recorte drástico de la plantilla, entrar a negociar las indemnizaciones de los despidos forzosos, etc. Una política sindical que cada día es más patente que es un absoluto fracaso, que no sirve para defender los puestos de trabajo ni las condiciones laborales y salariales conseguidas en el pasado tras importantes luchas. Esta vez, además, con el agravante de que este ataque se da en Seat, una empresa que es un referente para el movimiento obrero en Catalunya y el conjunto del Estado. Los trabajadores, a cambio de estas muestras de “realismo” por parte de las direcciones sindicales, no vamos más que a recibir más ataques y más duros de una patronal envalentonada. Está claro que este acuerdo, aceptando 660 despidos forzosos, “medidas traumáticas” como suelen llamarlos, significa un salto en la línea sindical practicada por los dirigentes sindicales. Después de este pacto, van a ser las demás empresas del automóvil (Renault, Opel, Ford, Citröen…), del sector del metal y del conjunto de los sectores industriales los que van a pasar a la ofensiva, redoblando los ataques al empleo y a las condiciones laborales. Seat marca la pauta. Sólo a través de la lucha, con la extensión de las movilizaciones a todo el sector, se podía hacer frente al ataque lanzado por la multinacional, forzando la retirada del expediente. Esto hubiera significado una importante victoria y un increíble impulso a las luchas obreras en Catalunya y en el conjunto del Estado. Este es el camino para defender el empleo y las condiciones laborales y no el emprendido por las direcciones sindicales.

Para los trabajadores, los sacrificios; para la multinacional, los beneficios

Ni siquiera la plantilla de Seat, después del recorte del 10% de los empleos, está más segura hoy tras el acuerdo. El pacto contempla una serie de promesas de inversión para dorar la píldora. Como también se “manifiesta la voluntad” de volver a contratar a unos 500 trabajadores “si la coyuntura mejora”. Promesas sin ningún valor, porque como los mismos directivos de Seat no se cansan de repetir “la realidad muy cambiante del mercado no permite dar nada por definitivo”. Hoy la realidad es que dejan a cerca de 1.000 trabajadores en la calle. Decir acerca de lo que van a hacer el año que viene o el otro les cuesta poco, y desdecirse aún menos.

La aceptación de la lógica del capitalismo por parte de los dirigentes sindicales sólo conduce a recortes de empleo y empeoramiento de las condiciones de trabajo para satisfacer los planes y los objetivos de los capitalistas: multiplicar los beneficios. Seat obtuvo 145 millones de euros en el 2004, después de haber pagado el triple (442 millones) a Volkswagen como pago por el uso de su tecnología. Mientras estos días cerca de 1.000 trabajadores y sus familias pasan a engrosar las filas de los miles y miles de trabajadores que viven en la completa incertidumbre acerca de su futuro inmediato, unos pocos grandes capitalistas ven cumplidos con satisfacción sus planes de “ajuste” y “saneamiento”. La previsión de beneficios antes de impuestos que hacen los directivos de Volkswagen para 2008 es de 5.100 millones de euros, 4.000 más que en el 2004. Para alcanzar estos objetivos, está claro que por medio tienen previstos unos cuantos “planes de ahorro”.

Por un cambio radical de la política sindical y en la política de la Generalitat

Nada convencidos deben estar los dirigentes de UGT y CCOO del acuerdo en Seat, puesto que han descartado hacer cualquier tipo de asamblea o votación para que la plantilla se pronuncie sobre este pacto. Han planteado que las asambleas de afiliados realizadas antes del acuerdo son suficientes, pero esto no es así. Por lo menos hasta no hace mucho tiempo siempre los acuerdos y los convenios se habían votado. Es totalmente inaceptable que las direcciones sindicales, como consecuencia de su política sindical de pactos y concesiones, rompan los procedimientos democráticos con los que los trabajadores decidimos qué es los que nos conviene. Lo que CCOO y UGT en Seat debieran haber hecho es convocar asambleas por turnos y por fábricas para informar de las negociaciones en cada momento, así como para debatir un plan de lucha ambicioso, que contemplara la extensión del conflicto al conjunto del sector o al resto de los centros de producción de la multinacional. Desde el principio, las direcciones sindicales defendieron medidas “no traumáticas”, como las excedencias voluntarias y las prejubilaciones, tratando de evitar los despidos forzosos en el recorte de plantilla que planteaba la multinacional. Esto no sirvió para frenar el ataque, como se ha visto. ¿Cuál va a ser el próximo paso? ¿Cómo piensan los dirigentes de UGT y CCOO responder a los ataques que se van a dar inevitablemente en el próximo período? Está claro que la única alternativa realista a los planes de recorte de empleo y sobreexplotación de la multinacional es una política sindical combativa, basada en la movilización y en la fuerza de la clase obrera en su conjunto.

Hay que denunciar también el papel nefasto que ha jugado en toda esta crisis el gobierno del tripartito, que en ningún momento se ha decantado claramente del lado de los trabajadores. El gobierno de Maragall, con el conseller de Trabajo, Josep Rañé, a la cabeza, se ha presentado en todo momento como una parte intermedia, que pedía a las dos partes por igual (por un lado la multinacional, por el otro los trabajadores) que actuaran con responsabilidad y sensatez. En realidad, a quién ha estado beneficiando la Generalitat con su pretendida “equidistancia” es a la multinacional. Las amenazas de Rañé de que debían llegar a un acuerdo porque de lo contrario la resolución del gobierno no iba a gustar a ninguna de las dos partes no eran sino una clara amenaza a los dirigentes sindicales, en el sentido de que no debían confíar en una resolución del gobierno favorable a los trabajadores y contraria a los intereses de Volkswagen. Una demostración clara y rotunda de la política que viene practicando el tripartito y que venimos denunciando los marxistas de El Militante, favorable a los intereses de la burguesía y contraria a los intereses de los trabajadores. No hay término medio. Como dijera hace ya bastante tiempo Pablo Iglesias, “o con la burguesía o con los trabajadores”. No es de extrañar el desgaste y la debilidad del gobierno del tripartito, fruto del desengaño profundo de los trabajadores acerca de un gobierno que se dice de “izquierdas”, que todos los días anuncia el giro hacia “lo social”, pero que no hace más que servir a los empresarios y a los grandes grupos financieros y las multinacionales.

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La plantilla de Seat para contra los despidos

El 22 de diciembre la dirección de Seat hizo su propia lotería: dio a conocer la lista de los 660 despedidos. Uno a uno, a los trabajadores a los que les tocó la papeleta, los esperaban en el puesto de trabajo con la carta de despido. Allí mismo les decían que les daban el “día libre” y los acompañaban a la taquilla para que recogieran sus efectos personales. La incertidumbre acerca del futuro inmediato de los últimos días, cuando las direcciones de UGT y CCOO planteaban ya la necesidad de hacer “sacrificios” (es decir, aceptar despidos) para defender mejor la “viabilidad de la empresa”, dejó paso a un sentimiento de rabia e incomprensión. Muchos trabajadores despedidos preguntaron qué criterio había seguido la empresa. ¿Por qué a mí y no a otro? No obtuvieron más respuesta que las palabras llenas de cinismo del presidente de Seat, Andreas Schleef: “Nos quedaremos con los que más necesitamos”. En realidad, se han cebado con las mujeres (un 20% de los despedidos, cuando sólo son un 12% de la plantilla), se han cebado con los mayores de 55 años, cuya recolocación en otra empresa es prácticamente imposible, se han cebado con los trabajadores que padecen de alguna enfermedad o han estado enfermos y que por ese motivo han estado de baja… Del mismo modo han procedido con los trabajadores más combativos que se han opuesto al acuerdo, como los afiliados de CGT (el porcentaje de despedidos de CGT triplica el de la afiliación en la plantilla), lo que constituye un caso flagrante de persecución sindical.

En cuanto se supo en la plantilla que los despidos ya se estaban llevando a cabo, los paros y las asambleas fueron inmediatos. Por la mañana comenzaron en los talleres de pintura de Martorell, una de las secciones más afectadas, para extenderse rápidamente a las líneas de montaje y a la sección de chapistería. Por la tarde la asamblea acordó parar durante las 8 horas del turno. Lo mismo acordó la asamblea de la noche. También hubo paros en la Zona Franca y en algunas empresas proveedoras.

CGT ha decidido recurrir la resolución de la Conselleria de Treball que autorizó el expediente de regulación de empleo y ha anunciado que el 3 de enero dará a conocer nuevas acciones de protesta.

CGT y los trabajadores que se oponen al acuerdo deberían forzar la convocatoria de asambleas por turnos para impulsar un plan de lucha contra el expediente. El recurso a la resolución de la Conselleria dejaría de ser un acto testimonial con la convocatoria de huelga y manifestación. Hay que demostrarle al tripartito y a las direcciones de UGT y CCOO que los trabajadores de Seat rechazan mayoritariamente el pacto de los 660 despidos.

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