Estos sucesos no son hechos aislados, están totalmente relacionados entre sí y han creado un profundo malestar y temor entre la población al ver cómo sucesos que veíamos continuamente en grandes núcleos urbanos como Madrid o Barcelona (con un alto porcentaje de inmigración) se están trasladando también a la capital navarra.

La desinformación o tergiversación de los hechos por parte de periódicos como el Diario de Navarra (tiene una denuncia por parte de la familia de un agredido por este motivo) para evitar una posible alarma social, no ha hecho más que incrementar el temor sobre todo entre la población joven. Estas agresiones indiscriminadas no tienen justificación alguna y lo único que consiguen es propagar la xenofobia y el rechazo hacia los inmigrantes en general, independientemente de que sean miembros de una de estas bandas o trabajadores que se ganan la vida honestamente.

Sin embargo el hecho de que muchos jóvenes latinos se concentren en torno a este tipo de bandas delictivas y violentas es en gran medida debido a la falta de integración que sufren estos colectivos, sobre todo algunos adolescentes. En muchas ocasiones, las jornadas laborales extenuantes (en ocasiones más de un empleo) y las duras condiciones laborales a las que se ven sometidos gran cantidad de inmigrantes para poder sacar a su familia adelante, hace que en muchas ocasiones sus hijos adolescentes se sientan faltos de cariño y de atención lo cual aumenta aún más su deseo de pertenecer a este tipo de grupos en los que creen encontrar un apoyo.

Una vez más vemos como un problema que parece afectar a un ámbito concreto de la sociedad tiene un trasfondo mucho más global y es la podredumbre del sistema capitalista, su corrupción e incapacidad para satisfacer las necesidades de la mayoría, confrontando a hermanos de clase en líneas nacionales, étnicas, religiosas, etc.