El uso de medicamentos no debería ser motivo de enfermar, si se hace mediante receta médica y siempre bajo control médico. Sin embargo, los datos muestran todo lo contrario. Según estudios de la revista Integral nº 272, en el Estado español fallecenPepe García - FeS-UGT · Málaga

El uso de medicamentos no debería ser motivo de enfermar, si se hace mediante receta médica y siempre bajo control médico. Sin embargo, los datos muestran todo lo contrario. Según estudios de la revista Integral nº 272, en el Estado español fallecen cada año alrededor de 14.000 personas por los efectos secundarios de los medicamentos.

Según conclusiones del primer Congreso Nacional de atención farmacéutica, celebrado en San Sebastián, el 30 % de las atenciones de urgencias se deben a los efectos secundarios de los medicamentos o su mala utilización.

Los fabricantes no realizan todos los controles que debieran porque tienen prisa por sacar nuevos medicamentos al mercado presionados por la competencia y por sus accionistas. Los medicamentos se sacan haciéndose unas 3.000 pruebas en adultos descartándose a ancianos y niños —en los que se ignoran los efectos secundarios— y al hacerse de una forma rápida se desconocen los efectos a largo plazo. Según expertos, 3.000 pruebas aun haciéndose sin prisas, son insuficientes.

Un estudio coordinado por Karen Lasser, de la facultad de medicina de Harvard, ha mostrado que el 3% de los productos presentados deben ser retirados, que la mitad de exclusiones son de productos con menos de dos años de antigüedad, y que en el 11% fue necesario introducir, con presiones, la lista de efectos secundarios.

Antes de determinar las reacciones adversas las empresas farmacéuticas suelen hacer una fuerte publicidad entre los médicos y pacientes. El control de las industrias farmacéuticas sobre los profesionales es tal que las doce principales revistas médicas del mundo se unieron el pasado año para denunciar las injerencias de estas empresas en los ensayos clínicos, que determinan la eficacia y seguridad de los medicamentos.

Vigilancia deficiente

En nuestro país hay 24 personas para la vigilancia de fármacos y cada año se presentan 600 nuevos.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) elabora una lista de 306 medicamentos probados con los que se pueden tratar la mayoría de las enfermedades. Sin embargo, en las farmacias españolas hay 8.736 presentaciones diferentes.

En este informe se denuncia el hecho de que existen medicamentos en el mercado que perjudican gravemente nuestra salud. Ejemplo: en mayo la agencia española del medicamento suspendió la venta de dos fármacos contra la artrosis, el Antifloxid y el Graxan. En el 96 recibieron el visto bueno de España, en el 99 se advirtió que podrían afectar al hígado pero sus riesgos se consideran mínimos. La retirada de estos fármacos ha sido motivada por los casos graves detectados por las autoridades sanitarias finesas, demostrando que suponen un grave riesgo para el hígado. Otro ejemplo es el Lipobay de Bayer contra el colesterol, que costó la vida a más de cien personas en todo el mundo. En el año 2000 se excluyeron 11 principios activos, que se utilizaban para adelgazar, creaban dependencia, afectaban el sistema nervioso y a largo plazo no adelgazaban. Las aspirinas y analgésicos son los responsables de un 31% de todos los ingresos hospitalarios, causados por efectos adversos.

El uso de otros materiales baratos y malos también se da en los hospitales y ahí tenemos el ejemplo de los doce muertos después de ser tratados con hemodializadores Baxter contaminados.

El mercado manda

En países como Sudáfrica se comercializan medicamentos prohibidos, algunos de los cuales han mostrado su potencial asesino, como el adelgazante Reductil que se relaciona con 34 muertos ¡y en el Estado español se sigue comercializando! Vemos como en este país también se hacen las mismas prácticas que en otros países de África y Latinoamérica.

En el campo de la medicina podemos ver que las leyes del mercado son las que gobiernan. Todo vale con tal de ganar más, los datos expuestos así lo demuestran.

El Sida es una plaga en Sudáfrica, sin embargo, asistimos a protestas por parte de las empresas de medicinas contra la comercialización de genéricos para tratar este mal.

Faltan vacunas que podrían salvar a muchos niños en Latinoamérica y cuyo coste sería de aproximadamente 30 céntimos la unidad, sin embargo son muchos los medicamentos que caducan y son tirados o donados a esos países.

La enfermedad y el sufrimiento son un negocio para estos parásitos. La solución para la mayoría de las enfermedades es un nivel de vida sano, una alimentación sana, un planeta libre de contaminación y por supuesto gastar más recursos en investigación y prevención. El control de los hospitales y la industria de la medicina debe ser público, la salud no debe ser un negocio más.

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