La historia del capitalismo es la del saqueo sistemático de las riquezas naturales de los países pobres, acompañado de la explotación despiadada de la mano de obra en Occidente. Los beneficios, el bienestar y los lujos de los capitalistas, su poder m La historia del capitalismo es la del saqueo sistemático de las riquezas naturales de los países pobres, acompañado de la explotación despiadada de la mano de obra en Occidente. Los beneficios, el bienestar y los lujos de los capitalistas, su poder militar y económico, se corresponden proporcionalmente a las matanzas, genocidios, miseria, hambre y humillación que han sufrido los pueblos coloniales durante todo el desarrollo del capitalismo. En la medida en que aumenta la pobreza y disminuyen las posibilidades de trabajo y de una vida digna, millones de jóvenes y trabajadores emigran buscando en otras tierras el futuro que no tienen en la suya.

Según la ONU, 36 millones de personas han dejado su lugar de origen en los últimos cinco años. En total hay 190,6 millones de inmigrantes, un 60% de ellos han emigrado hacia países industrializados. Uno de cada tres intenta ganarse la vida en Europa y uno de cada cinco en EE UU.

El Estado español registra el mayor aumento de inmigrantes de toda la UE

En el año 2000 había cerca de 900.000 inmigrantes en el Estado español, pasando a 4,8 millones en el 2006.

Este crecimiento de la inmigración sienta las bases para que la clase dominante pueda introducir prejuicios racistas entre nuestra clase. Pero los trabajadores del Estado español conocemos bien el fenómeno de la inmigración. Debemos recordar que ocho millones de españoles emigraron hacia América y Europa entre 1850 y 1950, y que hoy dos millones de españoles residen en otros países. En las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta, millones de trabajadores tuvieron que huir de la dictadura franquista y en busca de una posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. La dictadura franquista se beneficiaba de la fuente de ingresos que constituían tres millones de españoles viviendo en el extranjero.

La clase obrera española, al igual que la latinoamericana o africana hoy en nuestro país, sufrió duramente la condición de inmigrantes, la explotación y marginación por parte de los empresarios alemanes, franceses, suizos o belgas.

Huyen de la muerte

y la miseria

Miles de inmigrantes africanos y latinoamericanos vienen actualmente a nuestras tierras en busca de trabajo, huyendo de la miseria y el hambre.

El 1 de noviembre de 1988 se localizaba el primer cadáver de un inmigrante llegado en patera a nuestras costas. Hoy de los 4,8 millones que viven con nosotros un 23,6% provienen de África, aunque son muchos los que no lo han logrado. Entre 1989 y 2002 se calculan 10.000 subsaharianos muertos o desaparecidos en nuestras costas. Esta carnicería se debe al control fronterizo que han ejercido los diferentes gobiernos españoles y que intensificó el PP en el 2001. Pero esto no es ninguna solución. Seguirán intentándolo una y otra vez si tenemos en cuenta que un 40% de los 830 millones de africanos vive con un euro al día, a pesar de tener unas tremendas riquezas naturales. Los países del África subsahariana tienen una deuda externa de 300.000 millones de dólares, la mayor parte la contrajeron por la aplicación de los Planes de Ajuste Estructural del FMI y las guerras impulsadas por las distintras potencias imperialistas para mantener el control y seguir con el expolio. Hasta el Banco Mundial tiene que reconocer que muchas de las guerras son provocadas para conquistar yacimientos minerales.

El expolio en

América Latina

El mayor número de inmigrantes que llegan a nuestro país son latinoamericanos, un 36%. Y esto ocurre mientras que nuestros “compatriotas” dueños del BBVA, Telefónica, Repsol... “emigran” para robar los recursos y conseguir beneficios millonarios en base a la explotación de la mano de obra barata. Según datos de las propias compañías, recogidos por Europa Press, las cuatro primeras compañías eléctricas españolas (Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa e Hidrocantábrico) obtuvieron un beneficio neto conjunto de 5.552 millones de euros en 2005 lo que supone casi duplicar el de 2004.

Pero los trabajadores latinoamericanos no sólo les generan grandes beneficios a los empresarios españoles en sus países de origen, sino que les dejan un suculento pastel los que desde aquí tienen que pagar comisiones bancarias por enviar dinero a sus familias. “Una reducción de 1% implicaría que las familias destinatarias reciban 28 millones de euros más al año”. Este titular de prensa muestra la cantidad de dinero que vuelve a los bolsillos de los bancos españoles y de las empresas que gestionan los envíos.

El Banco de España señala que las remesas de dinero que enviaron los inmigrantes a sus países subieron un 10,42% a lo largo del 2005, hasta alcanzar un nuevo récord: 3.844 millones de euros (aunque la cifra real podría estar por encima de los 9.000 millones), cuando hace apenas diez años sólo representaban 360 millones.

Inmigrantes en el mercado laboral ¿Son responsables de la caída salarial?

“El Banco de España hizo hincapié en la importancia de los inmigrantes en el crecimiento económico español de los últimos años, así como en que la población extranjera retrasará hasta el año 2025 la crisis del sistema público de pensiones derivada del envejecimiento poblacional” (EFE, 20/03/06). Los inmigrantes han tenido un efecto claro en el crecimiento económico de nuestro país y en realidad, a pesar de los discursos reaccionarios fomentados conscientemente por la burguesía para tratar de enfrentarnos, la población inmigrante, mayoritariamente joven, aporta mucho más a las arcas del Estado de lo que gasta.

El número de extranjeros afiliados a la Seguridad Social supone el 9,5% del total; se ha multiplicado por más de seis en los últimos ocho años, pasando de 262.771 registrados en 1998 a 1.756.429 en marzo de 2006.

Pero, lo cierto, es que este crecimiento económico se basa en la sobreexplotación de la clase obrera tanto de aquí como inmigrante. Además, los empresarios se aprovechan de los inmigrantes sin papeles para tirar a la baja los salarios, obtener jugosos beneficios y, de paso, intentar hacer que creamos que los responsables de los bajos salarios son ellos.

El Estado español está a la cabeza de la temporalidad en la UE con un 34,4%, pero entre los inmigrantes ésta se eleva hasta un 62%. Según el Banco de España, “los salarios de los trabajadores inmigrantes son actualmente entre un 30% y un 40% inferiores a la media española”. Está claro que los inmigrantes cobran menos que los trabajadores nativos y están en peores condiciones. Pero con esto no les basta.

Los capitalistas, nuestros verdaderos enemigos, no diferencian a la hora de atacarnos: los salarios de los trabajadores del Estado español han caído hasta el nivel de 1997. La responsabilidad en esto de los dirigentes sindicales es total, ya que siguen con su política de pacto social y han firmado distintos acuerdos sobre moderación salarial (el último para este año), lo que significa mantener la subida salarial por debajo del 3%.

Uno de los sectores donde más se ha notado la caída salarial es en la construcción (un 13%) cuando cada vez se construye más. Esta caída viene determinada por la subcontratación, en los últimos doce años el coste de los materiales y de la mano de obra ha aumentado un 35%, mientras el precio de la vivienda aumentó un 113% y el precio del suelo se multiplicó por tres. Se llega a esto gracias a los pistoleros o subcontratistas que trafican con la mano de obra, obligando a trabajar a destajo y utilizando a trabajadores inmigrantes sin contrato, manteniéndoles ilegales y sin derechos.

Esto está muy ilustrado en la entrevista aparecida en El País (19/11/2005) a raíz del accidente de Almuñécar (Granada) donde murieron siete trabajadores portugueses: “Las mafias los contratan aquí por el mismo precio que si fueran a trabajar en Portugal, pero con el reclamo de menores salarios. Cada engajador tiene centenares de trabajadores a su cargo; y a cada uno le retienen en torno al 30% del salario en concepto de costos de traslado y manutención. Ellos mismos le cobran a las empresas españolas, que pagan en realidad salarios muy parecidos a los españoles y luego reparten el dinero a los trabajadores’. Descontada la mordida, a estos trabajadores les suele quedar el salario sectorial portugués unos 496 euros. ‘Un trabajador español que esté ocho horas y cinco días a la semana en el andamio gana 1.400 euros. Los portugueses tiene que trabajar doce horas diarias y los sábados para ganar lo mismo”.

La represión no frenará

la llegada de inmigrantes

Ni ampliar más la valla de Ceuta y Melilla, ni aprobar leyes de extranjería reaccionarias, va a frenar la inmigración. EEUU levantó fronteras con México mucho más altas y lo único que ha logrado ha sido aumentar el número de inmigrantes muertos y favorecer a las mafias.

El gobierno de Zapatero ha intentado dar una de cal y otra de arena. Por un lado, represión: enviando al ejército a la frontera y colaborando con la dictadura capitalista marroquí en la matanza de jóvenes indefensos en octubre pasado. A la vez, presentaba un proceso de regularización para frenar la explotación ilegal de los inmigrantes.

Sin embargo, más de un millón de inmigrantes siguen en situación irregular un año después de que el gobierno pusiera en marcha el último proceso extraordinario de regularización. Según los datos del ministerio de Trabajo y Seguridad Social, salieron con papeles un total de 573.270 personas, un 70% de ellas latinoamericanas. Sólo en Catalunya, queda el 60% de los expedientes sin resolver.

Desde la derecha, portavoces de la burguesía, se criminaliza a los inmigrantes, se les trata como hordas invasoras que vienen a colonizar España y demás. Los propios medios de comunicación hablan de avalanchas humanas, y tratan con total naturalidad cada día la expulsión de los inmigrantes que llegan en patera.

Los dirigentes sindicales de CCOO y UGT tienen una enorme responsabilidad en evitar que la propaganda racista de la derecha cale en sectores de los trabajadores. Sin embargo, en lugar de llevar a cabo una verdadera política de clase que unifique, por encima de fronteras nacionales, la lucha por las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera nativa y extranjera, los dirigentes sindicales apoyando iniciativas del gobierno como establecer “contingentes” (número de inmigrantes que pueden entrar legalmente para acceder de manera temporal a trabajos de temporada, o aquellos trabajos más duros que no cubren trabajadores españoles, hostelería, servicio doméstico, peonaje construcción en trabajos temporales), o, incluso, haciendo declaraciones escandalosas como “que no vengan inmigrantes mientras haya un solo parado en España” (Germán Porras, dirigente de CCOO en Granada), hacen el juego a nuestros enemigos de clase, lejos de fortalecer la lucha de los trabajadores.

Debemos organizarnos juntos, como la misma clase que somos, en la defensa de nuestras condiciones de vida. El trabajo es la principal actividad de nuestra vida, sin él no habría comida, ni ropa, ni un techo, ni cultura, ni arte. Negar a alguien el derecho a trabajar no es sólo negarle el derecho a un mínimo nivel de vida, es privarle de la dignidad humana, separarle de la sociedad civilizada, hacer su vida inútil y sin sentido.

¡Ningún ser humano es ilegal! ¡Luchemos juntos por el socialismo! Sólo así seremos libres para trabajar y vivir en cualquier parte del mundo.

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