Esta frase podría resumir la campaña que los medios de comunicación, con el beneplácito del gobierno, han lanzado al calor de las magníficas movilizaciones protagonizadas por los estudiantes y trabajadores franceses. Los medios más importantes han trEsta frase podría resumir la campaña que los medios de comunicación, con el beneplácito del gobierno, han lanzado al calor de las magníficas movilizaciones protagonizadas por los estudiantes y trabajadores franceses. Los medios más importantes han tratado de confundir acerca de la movilización contra el CPE, presentándola como una lucha para conservar unos privilegios que impiden que Francia avance. Además, en lugar de mostrar imágenes de las impresionantes manifestaciones, las televisiones se recrearon en la “violencia”, sin mencionar, como aparecía en la prensa francesa, que en muchos casos eran elementos fascistas ajenos al movimiento con la única intención de desprestigiarlo.

Al mismo tiempo, han intentado humillar a la juventud del Estado español, “en Francia se preocupan por su futuro pero aquí sólo les importa el botellón”. Parece que olvidan que fue la juventud aquí uno de los principales motores en la lucha contra el PP: la lucha contra la guerra imperialista, contra la LOU, contra la manipulación de los atentados del 11-M. La juventud fue la punta de lanza de todas estas luchas y la burguesía no lo ha olvidado. Esa misma juventud “viciosa” es la que acudió en tropel a las costas de Galicia para ayudar a los marineros en el desastre del Prestige, mientras que los responsables se iban... a cazar

Criminalización de la juventud

La campaña de criminalización contra la juventud que inició el PP continúa. En enero, el Ministerio del Interior ordenó desplegar a la policía por todos los institutos. Las leyes de represión y recorte de derechos democráticos continúan (entre ellas la ley contra los botellones), un día sí y otro también los casos de violencia escolar y juvenil son portada, cuando estos casos son mínimos en comparación, por ejemplo, con los casos de violencia fascista que son absolutamente ocultados por los medios de comunicación.

Por supuesto, nosotros no defendemos el botellón como una alternativa de ocio juvenil, pero no hay ninguna duda de que en los macrobotellones de finales de marzo existía un fuerte elemento de protesta. La juventud que participó en los macrobotellones quería expresar de forma confusa que ellos no hacían nada malo y que estaban hartos de que sus acciones fueran criminalizadas. Que fueran bandas fascistas e infiltrados policiales los que provocaran disturbios en Barcelona confirman esta situación.

Realmente esos macrobotellones fueron una expresión distorsionada de la inquietud y cabreo que se acumula en la juventud. Las condiciones laborales que sufrimos, que con la nueva reforma laboral se van a intensificar, más temprano que tarde provocarán una explosión social entre la juventud similar a la que hemos visto en Francia. El 65% de los jóvenes tienen un contrato precario y mayoritariamente los salarios no alcanzan los 800 euros al mes. Las luchas de Francia sí han provocado que muchos jóvenes estén reflexionando ante sus condiciones laborales.

Si tras la llegada al gobierno del PSOE la juventud no ha vuelto de forma masiva a las calles se debe fundamentalmente a que la juventud ha dado cierto margen de espera a Zapatero, para ver si resuelve los problemas de la juventud. Pero estos problemas son irresolubles bajo el capitalismo y el gobierno PSOE se enfrentará a los trabajadores y los jóvenes. La contrarreforma laboral irá en ese sentido. La burguesía y el propio gobierno saben que tarde o temprano un enfrentamiento abierto es inevitable. Y, por supuesto, se preparan para el mismo.

Precisamente esa es la razón para la campaña de criminalización contra la juventud: ofrecer una imagen distorsionada de los jóvenes para aislarlos del resto del movimiento obrero y desmoralizar a los sectores más activos y avanzados de la juventud, intentando que se crean sus mentiras. Así, de paso, introducen medidas antidemocráticas y de represión que les facilitará la intervención cuando la situación se les complique.

Los responsables de esta situación son los dirigentes sindicales. Ellos podrían haber frenado cada ataque a nuestras condiciones laborales y cada restricción a nuestros derechos democráticos. Pero no lo han hecho utilizando precisamente la excusa de que “la gente no se mueve”. Sin embargo, cada vez que CCOO y UGT han puesto una fecha de lucha, nuestra clase ha respondido contundentemente. El problema es que las direcciones sindicales también temen a la juventud: de entre los jóvenes trabajadores que hoy están siendo sobreexplotados, surgirán (y ya empiezan a surgir) los revolucionarios que disputarán los sindicatos a los burócratas que hemos heredado de otra época.

Juanjo López

Secretario general del

Sindicato de Estudiantes

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