El amianto es un mineral que durante décadas se utilizó profusamente como material de construcción y como aislante, dada su excepcional resistencia al calor. Pero el polvo que desprende está cargado de fibras microscópicas que, si son inhaladas, puedEl amianto es un mineral que durante décadas se utilizó profusamente como material de construcción y como aislante, dada su excepcional resistencia al calor. Pero el polvo que desprende está cargado de fibras microscópicas que, si son inhaladas, pueden provocar gravísimas enfermedades pulmonares (engrosamientos, calcificaciones, placas pleurales, fibrosis, mesotelioma y cáncer). Es una enfermedad cuyo período de latencia (el tiempo que tarda en manifestarse) puede alcanzar los treinta años. Esto ha tenido dos consecuencias: por un lado, pasaron décadas antes de que se prohibiese y, por otro, en todo ese tiempo afectó a miles de trabajadores de diferentes sectores productivos. Esta realidad ha llevado a la formación de asociaciones de víctimas del amianto en diferentes zonas del Estado, entre ellas Ferrol, en cuyos astilleros el uso del amianto fue habitual en el forrado de calderas o tuberías, como aislante en la soldadura oxiacetilénica de piezas de forja, etc. La asociación Agavida de Ferrol está desarrollando múltiples iniciativas en torno al problema, de las que nos dan cuenta en esta colaboración.

La asociación Agavida nació en mayo de 2004 debido a la cantidad de casos de asbestosis detectados en la zona. Dada la pasividad inicial de los sindicatos, tomamos las riendas de esta problemática y llevamos a cabo acciones reivindicativas ante los gobiernos central y autonómico, insistiendo en la presentación de una proposición no de ley que el PSOE ya había presentando en 2002, la cual recogía algunas de las reivindicaciones que las asociaciones de afectados estamos reclamando: creación de unidades médicas específicas (formadas por un neumólogo, un radiólogo, un anatomopatólogo y un oncólogo) para atender a los afectados, seguimientos periódicos según la gravedad de cada enfermo, creación de un fondo de indemnizaciones, jubilaciones anticipadas con un coeficiente reductor como el de la minería, creación de un protocolo de autopsias para la búsqueda de fibras de amianto, identificación de las zonas de riesgo, control de las empresas de desamiantado, etc. Estas reivindicaciones se consensuaron entre todas las asociaciones de víctimas del amianto (Avida).

Durante 2005 nos reunimos en diversas ocasiones con el grupo parlamentario socialista para insistir en la presentación de la proposición no de ley. Al final, la proposición fue presentada por el diputado del BNG Francisco Rodríguez y aprobada por el Congreso el pasado 21 de marzo.

Actualmente, Agavida, al igual que las demás asociaciones en sus respectivas comunidades autónomas, está trabajando para que el Parlamento gallego apruebe la creación de las unidades médicas específicas, esperando que con estas unidades se deje de tener que demandar a las diferentes empresas y se reconozca la asbestosis como enfermedad profesional en cualquiera de sus manifestaciones clínicas.

El primer paso de Agavida fue presentarse ante los sindicatos, a los cuales no les gustó que una asociación tomara la iniciativa de abanderar la problemática del amianto. No acabamos de entender cómo los representantes de los trabajadores no obligaron antes a los diferentes gobiernos a adoptar medidas y a cumplir la normativa europea aprobada en Bruselas hace tiempo, y observaron pasivamente cómo fallecían compañeros y enfermaban otros sin ningún tipo de ayuda específica, ya fuese sanitaria, económica o social, sabiendo que no existe ningún medicamento que frene la enfermedad y que, aunque afortunadamente no todos los enfermos fallecerán, tienen que ver recompensados sus años de trabajo y cotización a la Seguridad Social y ser atendidos digna y adecuadamente.

La asbestosis es un problema grave. Y aunque ahora esté prohibida la utilización del amianto, esto no es el fin del problema. No sólo por los trabajadores enfermos o los miles que potencialmente pueden verse afectados, sino porque el uso frecuentísimo del amianto en la construcción durante décadas (era un componente de la uralita) hace que haya miles de kilos de amianto en los edificios de este país, edificios cuya demolición sin precauciones significaría la liberación de fibras de amianto al aire que todos respiramos.

Asociación Agavida · Ferrol

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