El pasado 20 de agosto miles de personas se manifestaron en Santiago de Compostela, convocados por la Plataforma Nunca Máis, con el fin de denunciar la intencionalidad de los incendios que han azotado nuestra comunidad y exigir al gobierno de la Xunt El pasado 20 de agosto miles de personas se manifestaron en Santiago de Compostela, convocados por la Plataforma Nunca Máis, con el fin de denunciar la intencionalidad de los incendios que han azotado nuestra comunidad y exigir al gobierno de la Xunta una política forestal diferente a la que aplicó el PP durante 16 años.

Indignación y rabia son las palabras que mejor podrían definir la actitud de los gallegos ante la ola de incendios de este verano. Una indignación que desde la segunda semana de agosto se expresó en varias manifestaciones espontáneas (convocadas a través de mensajes a móvil e internet) en ciudades como Vigo, A Coruña o Santiago. En esta última, el 9 de agosto, ya hubo una manifestación de 2.000 personas contra los intereses que hay detrás de la quema del monte.

Y si los incendios no fueron ninguna casualidad, la indignación ante lo ocurrido tampoco lo es, ya que los sucesos que hemos vivido en Galicia han sido completamente desoladores: el fuego acabó con la vida de cuatro personas y ha arrasado el ecosistema de más de 77.000 hectáreas de monte.

La lucha contra las llamas

Las declaraciones del presidente Pérez Touriño, realizadas el martes 8 de agosto, afirmando que la situación estaba “controlada” a las que el Conselleiro de Medio Rural, Suárez Canal (del BNG), añadió que “hay una gran abundancia de medios”, sentaron como un jarro de agua fría entre la población de varios pueblos costeros. La sombra de la desastrosa gestión del Prestige por parte del PP está todavía viva en la memoria de la Galicia obrera y marinera, una Galicia que esperaba por parte de la Xunta una gestión del tema notablemente diferente. Los vecinos de diversas aldeas saben muy bien que no fue la propaganda de “gran despliegue de medios” la que se enfrentó al problema en los primeros momentos. Fueron ellos mismos, hombres, mujeres y niños los que lucharon contra el fuego con cubos de agua pasados de mano en mano, palas o simples ramas.

Falta de medios

y precariedad laboral

El nuevo gobierno de la Xunta destinó en sus presupuestos 70 millones de euros, frente a los 60 millones que destinaba el gobierno del PP a la lucha contra los incendios. Y la política aplicada en esta materia como en muchas otras, no varió sustancialmente de la que aplicaba la derecha. El eje de esta política sigue siendo alimentar con partidas millonarias a las empresas que surgieron en la Era de Fraga en el sector forestal. Y es que según las declaraciones del Conselleiro Suárez Canal, realizadas a La Voz de Galicia el 10 de agosto de 2005, la política de la Xunta del PP en este tema fue “razonablemente satisfactoria”. Por lo tanto, está claro que con esta filosofía al gobierno PSOE-BNG le resulta absurdo fortalecer un servicio público de calidad, ofreciendo más trabajo y en condiciones dignas a todo el personal del Servicio de Defensa Contra Incendios Forestales (SDCIF). De hecho, los trabajadores del SDCIF en julio salieron a la calle para denunciar sus condiciones laborales. En sus protestas se quejaban de la precariedad a la que están sometidos, con contratos temporales de tres meses, sin más formación sobre sus funciones que un manual de lectura, con jornadas laborales de 12 y 14 horas, ropa y material insuficiente, etc. Según las declaraciones efectuadas a la prensa por Miguel Lema, trabajador de una brigada en el distrito de Fisterra “los servicios trabajan con el 20% de las motobombas ya que las restantes tienen años y no aguantan el ritmo”, añadió que esta escasez de medios “no viene de ahora, sino de años atrás. Es una herencia dejada y mal reconstruida por los que dirigen ahora Galicia”.

La hipocresía del PP

El PP actuó en todo este conflicto con un cinismo que roza todos los límites del absurdo. Acusan a la Xunta y a Zapatero de falta de medios, sin embargo ya se les olvidó su gestión al frente del desastre del Prestige, donde los medios brillaban, pero por su ausencia. Además, a lo largo de toda la crisis varios de sus alcaldes adoptaron posturas vergonzosas, con casos denunciados por Medio Rural, como el de un regidor que prohibió a las brigadas hacer un enganche de agua en su municipio, ya que ésta era para apagar un foco de una localidad limítrofe. En Xinzo de Limia, según una crónica publicada en La Voz de Galicia, los vehículos de bomberos recién comprados, permanecieron en el parque municipal sin estrenar y los efectivos de las Diputaciones en las que gobierna la derecha apenas participaron en la extinción (con la estúpida excusa de que la Xunta no solicitó su colaboración).

Los culpables del fuego

Obviamente tantos incendios, en zonas muy concretas, con buena parte de los focos iniciados por la noche y en horarios simultáneos, hacen pensar que en todo esto hubo gato encerrado. Las hipótesis que se manejan son varias. Los beneficiados de la quema son también múltiples. En primer lugar hay que hablar de las empresas privadas de extinción y alquiler de maquinaria que cobran de la Xunta enormes cantidades por cada servicio prestado. Los intereses voraces de suelo de constructoras y promotoras también están en el punto de mira. Si bien es verdad que éstas no necesitan quemar el monte para conseguir que los ayuntamientos planifiquen el suelo a su favor, no sería descartable su autoría (para abaratar costes en la compra de terrenos, por ejemplo). La industria maderera es otro sector al que varias voces apuntan (la propia ENCE reconocía hace días a La Voz de Galicia que compró a un precio bajísimo árboles procedentes del incendio de Guadalajara). Otros sectores señalados son el narcotráfico (como maniobra de distracción de la policía) o algunos miembros de las brigadas formadas bajo el PP, que no fueron contratados por el bipartito, incluso algunos vecinos llegaron a pensar, algo que tampoco podemos descartar, que la derecha en su campaña de acoso a los gobiernos autonómico y del Estado tuviera (aparte de la nefasta actitud de sus alcaldes y la herencia dejada en la Xunta) una mayor responsabilidad en todo lo ocurrido.

El capitalismo no es ecológico

Hay un hecho, que indudablemente facilitó la propagación de los incendios: la difusión masiva por toda Galicia de especies como el eucalipto o el pino. Esta política, comenzada en el franquismo con el fin de favorecer los intereses de unos pocos empresarios, convirtió nuestros bosques en un polvorín. Hay que tener en cuenta que el eucalipto es un árbol fácilmente inflamable, que consume mucha agua y crece muy rápido, lo que contribuye a la desertización del terreno. Con todo, en este desastre, hay una cosa que quedó en evidencia: la organización del espacio y la sociedad sobre bases capitalistas, lleva a un saqueo sistemático de la naturaleza y demuestra una vez más que éste es un sistema incompatible con el equilibrio económico y ecológico del planeta.

ULTIMA HORA:

La responsabilidad del PP al descubierto

El 11 de septiembre saltó el bombazo: la dirección del PP de la provincia de A Coruña había dado orden a sus alcaldes de retrasar conscientemente la formación de las brigadas antiincendio de sus municipios.

La misiva, fechada el 22 de junio, propone textualmente a los alcaldes “desarrollar una estrategia basada en la dilación” a la hora de firmar el convenio con la Xunta para constituir las brigadas en cada ayuntamiento.

Tras proponer algunos truquitos para retrasar la firma del convenio, aclaran que esta estrategia sólo ha de ser dilatoria ya que los ayuntamientos no deben negarse finalmente a firmar, ya que “no existen grandes diferencias con los [convenios] anteriores”, y “sobre todo” porque “la Xunta intentaría responsabilizar al PP ante la opinión pública por esta decisión”.

Por si la intencionalidad política de esta actuación criminal no quedaba clara, la carta concluye con: “Se trata, en definitiva, de trasmitirle a la opinión pública (...) [que] la lentitud de la Xunta (...) provoca retrasos de más de dos meses con respecto a otros años, en el funcionamiento de las cuadrillas”.

Sin comentarios.

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