Los días 24 y 25 salió elegida la nueva ejecutiva de la sección sindical de CCOO en John Deere, fuimos elegidos 7 compañeros jóvenes y 6 veteranos. Es una oportunidad para dar un nuevo impulso a la ejecutiva y al funcionamiento de la sección sindical.
La dirección de la empresa está crecida. Ha ido introduciendo cambios: los nuevos cobramos algo menos y tenemos algunas limitaciones (como la movilidad), tiene a su disposición horas extra y una bolsa de eventuales para cubrir los meses de mayor producción, no atiende las reclamaciones, no revisa las categorías (desde hace décadas), intenta deshacerse del transporte colectivo, está revisando los tiempos de diferentes puestos apretando un poco más las tuercas...
A partir de diciembre empezamos a negociar el convenio colectivo. Quizá intente echar algún envite pues, últimamente, insisten mucho en el tema del absentismo. Dicen que con la plantilla más mayor tenían un 6% y ahora con los jóvenes han subido al 12%, lo cual parece bastante improbable a no ser que trampeen las estadísticas. Tampoco dice que buena parte de las bajas se deben a las propias condiciones de trabajo en la fábrica. Pero lo que es seguro es que detrás de esto está el intento de la empresa de quitar el cobro del 100% de salario en caso de incapacidad temporal.
También está la nueva ubicación de la comercial, separada físicamente de la fábrica, y el cada vez mayor volumen de trabajo que se saca fuera. Múltiples ejemplos de empresas del metal nos dan las pistas de por donde pueden ir los derroteros.
Quizá planteen esto, o quizá todavía no quiera tentar su suerte y esperen a que los compañeros más veteranos se hayan ido casi por completo para pegarnos la estocada, cuando vean que la vieja guardia, la gente más peleona, se ha jubilado.
En cualquier caso, ante las intenciones de la empresa, la mejor respuesta es un sindicalismo de clase, impulsado desde la base. En mi opinión, es fundamental tener una perspectiva de clase global y capacidad de analizar los procesos para defender nuestros intereses dentro y fuera de los tajos. Recuperar la perspectiva de transformar la sociedad dentro del propio sindicalismo, pues es el propio sistema en que vivimos el que genera y reproduce los problemas a los que nos enfrentamos los trabajadores. Para ello, el marxismo es la mejor herramienta.

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