El primer día de septiembre, sábado, de madrugada, Ca Revolta, local cultural de referencia de la izquierda en Valencia, lugar de proyecciones, exposiciones y reunión de colectivos, fue atacada por un grupo de individuos que dispararon balines contra una de las ventanas y pintaron en la pared exterior “Mai catalans” y “Fora d’ací” (Nunca catalanes y Fuera de aquí). En ese momento había personas en el interior de Ca Revolta. Al ir a denunciar este ataque a la policía, su respuesta fue “si sigue hablando Ud. así [en valenciano], nos vamos”, aunque después parece ser que abrieron diligencias. Este ataque no es aislado. Pintadas contra sedes de partidos y asociaciones de izquierda, amenazas, ocupación violenta del Campus de Tarongers, palizas a inmigrantes y a manifestantes… Lo más grave hasta la fecha, las bombas artesanales que explotaron varias veces en la sede de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado). Esta ONG ha denunciado la pasividad policial ante los 14 ataques sufridos hasta el momento por su local. Los grupos fascistas gozan de impunidad. Estos ataques nunca tendrán la etiqueta de “terrorismo de baja intensidad”, pero nuestra obligación es hablar claro. No podemos confiar en las instituciones burguesas ni en sus fuerzas de seguridad. Si no les paramos, irán a más. Los sindicatos, las organizaciones de izquierda, las asociaciones vecinales y de inmigrantes, hemos de luchar en la calle contra esta lacra.

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