Este verano saltaba a la luz el caso de una joven marroquí de 17 años, tutelada por la Comunidad de Madrid, que se había quedado embarazada. Por supuesto los grupos "pro vida" no tardaron en salir denunciando que el aborto no podía ser una opción para esta joven, aunque ella lo hubiese decidido así.

La Iglesia Católica ha encontrado un buen filón en el gobierno de la Comunidad de Madrid para dejar su sello. Lo vimos con la defensa a ultranza de la LOCE y sus clases de religión obligatorias, defendiendo los privilegios de los colegios concertados, en su mayoría de órdenes religiosas o a la cabeza de manifestaciones contra el matrimonio homosexual (por más que se empeñen en decirnos que esas manifestaciones no eran contra nadie, sino a favor de las "familias", eso sí, las buenas familias de toda la vida, "como Dios manda").

La educación sexual en manos de la derecha

Evidentemente, el PP y la Iglesia comparten el mismo ideario, y ahora que su "brazo político" está en el poder, sería una tontería no utilizarlo. Y eso se ve también en cuestiones tan sensibles como la educación sexual.
En este terreno hay que denunciar la escandalosa actitud del gobierno de la Comunidad de Madrid negando ayudas o retirándolas a las organizaciones o proyectos que ven la sexualidad desde una perspectiva no restrictiva ni represora. De los 700.000 euros que la Comunidad ha destinado este año al programa Red de Madres (red para "atender las necesidades de las jóvenes embarazadas y de las madres y padres sin recursos"), el 73% lo han recibido organizaciones religiosas o ligadas al movimiento antiabortista, que son 23 de las 35 que componen la red. Mientras, el Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad, que gestiona la Asociación de Planificación Familiar de Madrid, no recibe ninguna subvención de la consejería, pese a ser uno de los dos centros que asesoran a los jóvenes en prevención (El País, 25/8/2007).
Pero hay más datos: De los 160.000 millones que la Comunidad de Madrid invierte en publicidad no se dedica nada a campañas de información sexual. El número total de charlas que el gobierno regional realiza en los centros educativos sobre educación para la salud es el mismo que el que hace el Ayuntamiento de Leganés solo, y el último programa que se realizó sobre el uso del preservativo se hizo en 1998 (El País, 9/10/2006).
Por no hablar del calvario que tienen que pasar las mujeres, no sólo jóvenes, para conseguir la píldora del día después, ya que sólo hay dos centros de planificación familiar abiertos los fines de semana con horario nocturno (cuando más se solicita) en toda la ciudad.

Intensificación de los valores reaccionarios de la Iglesia Católica

Por todo el mundo se ha intensificado la campaña de la jerarquía católica en contra de todo lo que ha significado un avance para la obtención de una sexualidad plena, más allá del objetivo de la procreación: "Un obispo auxiliar de Uganda, declaró recientemente que es incorrecto que las parejas casadas usen condones porque eso significa que uno de ellos está engañando al otro; en Kenia, en donde un millón de personas son seropositivas, el cardenal Maurice Otunga quemó cajas de condones y cientos de folletos que promovían el sexo seguro. En Polonia, el propio Papa Juan Pablo II creó la ONG "Farmaceutas por la Vida", cuyos miembros compran y destruyen miles de anticonceptivos...En México, se ha atacado a la Secretaría de Salud, arguyendo que es responsable de la transmisión del sida por promover el uso del condón en lugar de la abstinencia sexual. El condón, dicen voceros de los obispos, no sirve para prevenir la transmisión del VIH" (revista Conciencia Latinoamericana, artículo "La Iglesia Católica y la sexualidad").
Es otra forma más de reprimirnos hasta en los aspectos más íntimos de nuestras vidas. Necesitan controlarnos también en este terreno, impregnarnos de toda su "moralina", crear buenas familiar cristianas que acaten todo lo que ellos digan y que cumplan la función social que ellos quieren.
Los marxistas reivindicamos el derecho a disfrutar de relaciones sexuales libres y seguras. Para eso, es necesario luchar por conseguir una educación sexual permanente y científica desde la infancia. Una educación donde se considere al hombre y a la mujer iguales y nos enseñen a conocer nuestro cuerpo. Esta educación sexual tiene que tener como objetivo liberar a la relación sexual de los prejuicios existentes. Muy al contrario de lo que plantea la doctrina católica: "Por esto la Iglesia se opone firmemente a un sistema de información sexual separado de los principios morales y tan frecuentemente difundido, el cual no sería más que una introducción a la experiencia del placer y un estímulo que lleva a perder la serenidad, abriendo el camino al vicio desde los años de la inocencia".
Una educación sexual científica, basada en una visión de la sexualidad no como algo malo, sino como un derecho del ser humano no lleva a la "perdición", sino a vivir una sexualidad plena donde los embarazos no deseados, abortos, enfermedades de transmisión sexual, etc. dejarían de alcanzar las cifras espeluznantes que ahora tienen.

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