Después de seis años de calvario y de incumplimiento continuado de los acuerdos firmados entre los ex mineros de Boliden y la Junta de Andalucía, estos trabajadores han iniciado una nueva lucha contra el despido de 22 de sus compañeros.

Aún está en la retina de todos las terribles imágenes del desastre de las minas de Boliden en Aznalcóllar (Sevilla), donde la rotura de la balsa en la que se acumulaban los residuos de esta explotación provocó el mayor desastre ecológico que conocía Andalucía y que afectó al río Guadiamar, uno de los ríos que nutren el Parque Nacional de Doñana. Ante los graves problemas de seguridad que arrastraba la mina y el riesgo de que un accidente similar pudiese volver a producirse, los trabajadores aceptaron el cese de la actividad en la mina.
Fruto de este cierre se perdieron los 308 puestos de trabajo vinculados a la minería mediante prejubilaciones. El acuerdo firmado por CCOO y el presidente de la Junta de Andalucía, significaba la prejubilación de la mayoría de los trabajadores y la recolocación de 75 de ellos. La consecuencia de este cierre ha sido un hundimiento de las condiciones de vida de estas familias y la recesión de la comarca. Los mineros asumieron estos costes bajo el compromiso de la Junta de recolocar a esos 75 trabajadores en puestos de trabajo estables y con similares condiciones económicas.


Tres mil personas se manifiestan en Aznalcóllar

Los mineros cumplieron su parte del acuerdo, pero el gobierno autonómico los ha dejado en la estacada desde el primer momento y han jugado al desgaste de este combativo colectivo desde que los recolocó en la empresa pública EGMASA, dependiente de la consejería de Medio Ambiente, donde han venido desarrollando trabajos de restauración ambiental en toda la zona afectada por el vertido tóxico. Durante estos seis años, sus sueldos no han llegado a igualarse a los que cobraban en la mina, siempre han estado por debajo. Han ido encadenando contratos de varios meses, semanas e incluso días, con objeto de que tiraran la toalla y se buscaran otra cosa, pero han aguantado conscientes de lo que se jugaban y de la importancia de ser una piña.
El punto de inflexión se produce en agosto de este año cuando EGMASA decide despedir a 22 de estos 75 trabajadores porque ya no tienen trabajo para ellos, ya que el trabajo de restauración ambiental ha terminado. Desde el primer día de la noticia los trabajadores están desarrollando una serie de movilizaciones, la más impresionante el pasado 27 de agosto en una manifestación de 3.000 personas en Aznalcóllar, donde fueron arropados por todo el pueblo y por trabajadores de otros municipios.
Actualmente los 75 mineros se encuentran encerrados en la catedral de Sevilla, donde pudieron acceder tras una inteligente maniobra de despiste contra la policía, que los esperaba en los alrededores de otro edificio público donde creían que se encerrarían, para reprimirlos. Los que aún siguen contratados permanecen también encerrados a pesar de las amenazas para que vuelvan a sus puestos de trabajo. Junto a ellos también hay compañeros que fueron prejubilados. Como en tantas luchas obreras, las mujeres también participan activamente, se reúnen y organizan, intentan recabar apoyos de todos los colectivos posibles.
Pero su actividad no se queda en las puertas del edificio, realizan acciones reivindicativas periódicas, asambleas y otras actividades para mantener alta la moral y, sobre todo para romper las falsas informaciones que emiten los medios afines a la Junta de Andalucía, donde intentan mostrarlos como flojos que no quieren trabajar. Lo más importante es que permanecen como una piña repartiendo los recursos que tienen entre todas las familias afectadas.
El jueves 20 de septiembre habrá una nueva reunión, los mineros lo tienen claro: o se les ofrece una solución para todos juntos o no firmarán nada. No cabe ninguna duda de que manteniendo la unidad, el nivel de presión sobre la Junta de Andalucía y extendiendo y dando a conocer en todo lo posible su lucha, será la única manera de que la administración ceda a sus demandas.
Mientras tanto, entre otras ayudas necesitan recursos para mantener sus familias por lo que la Unión Provincial de CCOO ha abierto una cuenta de solidaridad donde hacer aportaciones (Unicaja): 3187 / 0802 / 022587486628.

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