Según la Junta de Andalucía, tras la firma del acuerdo con Delphi-Puerto Real y los sindicatos comenzarían a llegar empresas y puestos de trabajo a la Bahía de Cádiz y la plantilla recibiría pingües indemnizaciones. En boca de Antonio Fernández, consejero de empleo, finalmente la lucha había concluido en un "divorcio de mutuo acuerdo". En realidad, Delphi había declarado en los tribunales de EEUU un día después de la firma del acuerdo que el cierre de la fábrica en Cádiz le había salido barato.
A tres meses de haber echado el cerrojo a la fábrica, la expectación y la incertidumbre sobre su futuro siguen aguijoneando a los trabajadores de la plantilla. Existe un bailoteo de nombres de empresas (Sacesa, Generis Solar, González Byass...) que podrían instalarse en la Bahía, pero aun nada es seguro. Incluso los trabajadores eventuales de la factoría siguen sin saber cuántos van a ser incluidos en los planes de recolocación. De hecho, queda por conocer la resolución judicial para proceder a la venta de activos de la fábrica para pagar a los acreedores.
Para nadie es un secreto que los supuestos problemas de rentabilidad de la factoría puertorealeña eran una cortinilla de humo para aumentar sus beneficios a costa del sufrimiento de la clase trabajadora. En su propio país, en paralelo a la lucha de los trabajadores gaditanos por sus puestos de trabajo, Delphi recortaba brutalmente los salarios de sus empleados y cerraba varias fábricas. Hace apenas un mes, la multinacional norteamericana manifestó su intención de abrir una nueva fábrica en Tánger, a sólo 90 kilómetros de Puerto Real, donde emplearía a unos tres mil trabajadores y, como aquí, contaría con importantes exenciones fiscales, administrativas, aduaneras y subvenciones. Se trataría de una inversión de 27 millones de euros y fabricaría los mismos amortiguadores que ya se fabricaban en Puerto Real, eso sí, pagando una sexta parte de lo que pagaba aquí a la plantilla y prácticamente negando los derechos sindicales. Delphi, instalada desde 1998 en Tánger, ya despidió a 450 trabajadores en febrero de este año por reivindicar sus derechos sindicales y mejoras salariales.
Ahora, después de más de cinco meses de lucha ardua por el mantenimiento de los puestos de trabajo, y a pesar de la campaña propagandística, la plantilla está en la bolsa del paro con un montón de promesas bajo el brazo. No cabe, sin embargo, objeción alguna al comportamiento de los trabajadores, las mujeres y los estudiantes durante toda la lucha: lucharon sin descanso, con valentía y dándolo todo por el futuro y los puestos de trabajo, de la mano, además, de la inmensa mayoría de la población gaditana. Sin duda, ese era el camino. Fueron los dirigentes sindicales los que prefirieron un acuerdo que renunciaba a la consigna fundamental de la lucha, "Delphi no se cierra", en vez de exigir a la Junta de Andalucía la nacionalización de la fábrica para no perder un solo empleo.
En estos días, la plantilla continua exigiendo que las promesas de empleo de la Junta se cumplan a rajatabla y se les informe puntualmente de todo. El pasado 3 de octubre tuvo lugar, a petición de los trabajadores, una asamblea unitaria con mil trabajadores de la antigua plantilla para ser informados con claridad de su situación actual. Correctamente, ellos no entienden por qué separar las asambleas informativas por sindicatos, cuando todos son afectados de la misma situación y en las mismas condiciones. Permanecen alerta de los pasos que de la Junta, que es la responsable del futuro de miles de familias obreras y del que nos aguarda a los más jóvenes.
