La ejecutiva del Metal de Madrid, encabezada por Julián Gilaberte, hace públicas sus discrepancias en este punto y otorga su apoyo a las demandas de los trabajadores de Síntel. La ejecutiva de la Federación Estatal Minerometalúrgica interviene disolviendo la ejecutiva dirigida por Julián Gilaberte y designando una gestora en la que estaban representados al 50% los que apoyan la gestión de la Federación Estatal y los que la desaprueban.
Poco después, Fernández Toxo, alegando que la gestora era inoperante, incorporó a cinco miembros más a dicho organismo, que por supuesto defendían la gestión de la Federación Estatal.
Desde ese momento los acontecimientos se precipitaron; la situación en estos momentos es que Julián Gilaberte tiene abierto un expediente sancionador, que ha puesto su expulsión encima de la mesa. Por otro lado la gestora ha convocado un congreso extraordinario para el próximo 14 de febrero, en cuyo proceso precongresual, los partidarios de la ejecutiva de la Federación Estatal están utilizando todo tipo de maniobras antidemocráticas (dividir o juntar secciones sindicales cuando conviene a sus intereses, manipulando los censos para evitar que oponentes participen en las asambleas precongresuales, etc.) para garantizarse la mayoría.
División en toda la
Confederación de CCOO
Este conflicto es necesario enmarcarlo dentro de la situación global existente en CCOO después de la ruptura que se produjo en el sector oficial con el enfrentamiento entre Rodolfo Benito, ex secretario de organización de la confederación, y José María Fidalgo.
Julián Gilaberte y la antigua ejecutiva del Metal de Madrid están alineados con Rodolfo Benito. Por su parte, la ejecutiva de la Unión de Madrid, también partidaria del ex número dos de CCOO, ha tomado partido por la anterior ejecutiva del Metal, por lo que es más que probable que el siguiente paso sea la extensión del conflicto por toda la Unión madrileña.
A nadie se le escapa que uno de los factores que explican estos enfrentamientos dentro del sindicato, son las aspiraciones a la secretaría general de la Confederación que tienen tanto Rodolfo Benito como Fernández Toxo y ambos están maniobrando para mejorar sus posiciones de cara al próximo congreso de CCOO.
Pero además, en esta lucha interna, el sector de Rodolfo Benito, para darle un cierto cuerpo su enfrentamiento, está presentando algunas críticas a la línea sindical auspiciada por Fidalgo, reconociendo con esta actitud que existe mucho descontento en el seno del sindicato con la acción sindical que se ha estado desarrollando en los últimos años, aunque sin proponer un cambio claro de política sindical con respecto a lo que ha venido siendo lo habitual hasta el momento.
Volver a unas CCOO combativas
Esta lucha se caracteriza por la ausencia de la participación de los afiliados del sindicato; para los marxistas que trabajamos dentro del Sector Crítico de CCOO, esta es la clave. Para nosotros se trata de conseguir que el sindicato recupere definitivamente su carácter combativo; en ese sentido nuestra intervención (y así lo estamos planteando en el Sector Crítico) tiene unos ejes centrales muy concretos; es necesario que los críticos organicemos una campaña de asambleas en todas las secciones sindicales de Comisiones Obreras en las empresas del metal; en ellas se debe proponer la aprobación de resoluciones exigiendo, en primer lugar, un congreso realmente democrático, sin maniobras burocráticas que lo conviertan en una pantomima.
Por otro lado se debe defender en esa resolución un sindicalismo reivindicativo, donde la negociación con la patronal o el gobierno esté respaldada por la movilización de los trabajadores. La huelga general del 20 de junio supuso la prueba de que éste es el método más válido para conseguir nuestras demandas, pero la gestión que se está haciendo de esta huelga (conformándose la ejecutiva confederal de nuestro sindicato con la retirada a medias que ha hecho el gobierno, cuando si hubiéramos seguido presionando, es evidente que el PP hubiera tenido que retirar el decretazo en su conjunto e incluso podríamos haber pasado a la ofensiva para recuperar el terreno perdido en los últimos años), demuestra que los actuales dirigentes del sindicato están haciendo todo lo posible para volver a la situación de pactos y consensos previa al 20-J. En ese sentido, dicha resolución debería proponer el rechazo al acuerdo que CCOO y UGT han firmado con la patronal sobre negociación colectiva para 2003, en el que se vuelve a insistir en la moderación salarial a cambio de las mismas promesas vacías de siempre sobre mantenimiento del empleo.
Además, desde el sector crítico deberíamos hacer un llamamiento al sector de Gilaberte en Madrid para que en estas líneas participen en la campaña. Esta es la forma de tener un debate serio en el metal de Madrid sobre el sindicato que necesitamos los trabajadores y sobre estas bases conseguiremos que los afiliados de las empresas del metal vean la necesidad de participar, con lo que las maniobras burocráticas pueden ser desmontadas y podremos salir de esta crisis con un sindicato más fuerte e implantado en las empresas.
En el caso de que aun así el sector de Toxo consiguiera, maniobrando, la mayoría en el Metal madrileño, tendríamos bases sólidas para, siguiendo organizados, demostrando con el trabajo cotidiano que realmente defendemos otra acción sindical, ganar en el futuro próximo la dirección de la Federación en Madrid.
