A finales de los 70 en Gran Bretaña, en plena crisis económica, el movimiento punk adoptaba una consigna que resumía el sentir de la juventud de la clase obrera: "no future". Los jóvenes no veían futuro en un sistema que sólo ofrecía paro, miseria, precariedad. Sectores de la juventud española que habían tomado partido por un cambio revolucionario en la lucha contra la dictadura fascista se veían abocados a la desidia política y a la degradación social. En 2009, el capitalismo vuelve a ofrecer a los jóvenes obreros la misma receta de siempre: explotación y "no futuro".
A finales de los 70 en Gran Bretaña, en plena crisis económica, el movimiento punk adoptaba una consigna que resumía el sentir de la juventud de la clase obrera: "no future". Los jóvenes no veían futuro en un sistema que sólo ofrecía paro, miseria, precariedad. Sectores de la juventud española que habían tomado partido por un cambio revolucionario en la lucha contra la dictadura fascista se veían abocados a la desidia política y a la degradación social. En 2009, el capitalismo vuelve a ofrecer a los jóvenes obreros la misma receta de siempre: explotación y "no futuro".

El ejemplo de Grecia en el horizonte

El estallido social en Grecia, con los trabajadores jóvenes como vanguardia, parece haber sorprendido y desconcertado profundamente a la burguesía y a los medios de comunicación europeos. El paro juvenil oficial está en un 24%. Los salarios oscilan entre los 600 y los 800 euros, lo que imposibilita la emancipación del hogar paterno y el acceso a una vivienda. ¿A quién le extraña la justa rebelión de la juventud obrera griega?
En el Estado español, el 29,5% de los menores de 25 años sufren las consecuencias del paro, con sueldos similares a los de Grecia, sufriendo de forma contundente la precariedad del sistema, con un 51% de temporalidad. El capitalismo español sólo puede ofrecer esta situación a la juventud obrera. Los recién licenciados aspiran, con suerte, al estatus de mileuristas, aunque muchos malviven como becarios o en trabajos que no tienen nada que ver con lo que han estudiado, por salarios similares a los griegos.

Trabajar en un McDonald's

Para la mayoría de los jóvenes que no son licenciados, el futuro es todavía más oscuro. Los McDonald's, centenares de empresas auxiliares de la industria, la construcción , se han forrado y se forran en base al trabajo de miles de trabajadores jóvenes, a los que no ofrecen formación, ni estabilidad laboral ni un salario digno. Ahora, cuando la crisis económica que los capitalistas y la burguesía han generado comienza a arreciar con fuerza, los jóvenes son los primeros en sufrir sus consecuencias (junto con los inmigrantes) e irse a la calle.

Trabajar por lo que vale un Big Mac

No hay más que coger cualquier nómina de un joven trabajador para ver cual es la "oferta" del capital. Cojamos una nómina del Mc-Donald's, una empresa que ha aumentado su volumen de ventas un 7% durante 2008, una de esas multinacionales a las que la crisis no afecta en absoluto (o que incluso beneficia) y que cuenta con un altísimo porcentaje de trabajadores jóvenes. El sueldo se contabiliza a partir de las horas trabajadas. La hora, se paga a 3,7 euros, exactamente ¡lo que vale una hamburguesa Big Mac! El resto del sueldo se complementa con un montón de ridículos pluses que, por supuesto, no cotizan a la Seguridad Social, dejando al trabajador con una prestación ínfima en caso de paro o jubilación. En resumen, trabajando 30 horas a las semana, se ganan poco más de 600 euros al mes, con un contrato temporal y unos ritmos de trabajo brutales.
Este es un ejemplo del presente de la juventud del Estado español. Sin embargo, el futuro aún está por escribirse. Los jóvenes han demostrado en repetidas ocasiones su capacidad de combate. Un sector muy importante de la nueva generación obrera se ha incorporado al mercado laboral tras haber participado en las importantes luchas contra el Partido Popular. La derecha fue desalojada del poder gracias a la movilización popular, con la juventud jugando un importantísimo papel. La conciencia de que si se pueden obtener victorias y de que la lucha de masas es el método para lograrlas ha enraizado en esta generación. De hecho, en luchas como las del metal en Pontevedra o las actuales batallas contra los EREs los jóvenes proletarios suelen ser los sectores más combativos y animosos, forzando a los sindicatos a posicionarse con más firmeza en defensa del empleo.

No somos pasotas

¿Cuál es el papel que están jugando los dirigentes de los sindicatos a la hora de organizar a la juventud trabajadora? La palabra más acertada es nula. No hay ningún intento serio para integrar a la juventud en la vida y actividad sindical, no hay campañas para promover la afiliación a las organizaciones obreras, parece ser que a las direcciones sindicales no les interesa la juventud más que para, de vez en cuando, publicar estadísticas sobre lo mal que está la cosa. La juventud obrera de este país no es pasota, no se dedica a estar todo el día a estar de botellón. La juventud no está dispuesta a pagar los platos rotos de los excesos capitalistas, como ya ha demostrado en las luchas por una vivienda digna de estos últimos años o las actuales luchas contra la empresarial reforma de los Planes de Bolonia.
Hay solución a todos estos problemas, a pesar de lo que ciertos sectores del reformismo plantean. Los jóvenes trabajadores de la Corriente Marxista El Militante luchamos por construir una alternativa socialista y revolucionaria con el fin de enterrar el capitalismo y conseguir que esta crisis la pague quien la ha provocado. Invitamos a los jóvenes obreros a organizarse con nosotros y a luchar contra el "no future" que el capitalismo nos ofrece. Las nuevas generaciones de jóvenes trabajadores tendrán un papel fundamental en la tarea de transformar nuestras organizaciones en auténticos instrumentos de lucha y construir una sociedad socialista.
¡En el Estado español, como en Grecia!
¡La juventud es la de la revolución proletaria!

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas