El día 5 de Noviembre nos hemos reunido en Madrid activistas sindicales marxistas de todo el estado para debatir sobre la situación de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. El objetivo ha sido tomar las decisiones que nos permitan avanzEl día 5 de Noviembre nos hemos reunido en Madrid activistas sindicales marxistas de todo el estado para debatir sobre la situación de los trabajadores y sus organizaciones sindicales. El objetivo ha sido tomar las decisiones que nos permitan avanzar en la resolución de los graves problemas que tenemos los trabajadores y defender una alternativa marxista en las organizaciones sindicales con el objetivo de transformarlas en autenticas palancas de lucha para los trabajadores.

En estos momentos la negociación de la Reforma Laboral entre el Gobierno del PSOE, la patronal CEOE y los sindicatos UGT y CCOO, ha entrado en una fase decisiva.

La negociación tiene como objetivo formal acabar con la precariedad existente. Sin embargo, una vez conocidas las propuestas del gobierno se demuestra que esta negociación persigue otro nuevo retroceso de los trabajadores en nuestras condiciones laborales, para proporcionar mano de obra barata, disponible y sin derechos a la patronal.

Los ejes fundamentales de la reforma presentada por el gobierno son las siguientes:

1.- Generalizar el contrato introducido en 1997 por el PP (contrato bonificado de fomento de empleo). Este tipo de contratos supone un menor coste de despido (33 días por año con un máximo de 24 mensualidades, en lugar de 45 días y 42 mensualidades como ocurre actualmente para los despidos improcedentes). Se ampliarían de 2 a 4 años las bonificaciones empresariales de estos contratos, que se extenderán en su aplicación a los trabajadores en paro entre 16 y 30 años y a cualquiera que lleve un mes en paro. De esta manera se conseguiría precarizar cada vez más los contratos indefinidos aproximándolos a los temporales.

2.- Se pretende que el despido no tenga causa, suprimiendo su autorización administrativa y judicial, y rebajando las indemnizaciones. Así se consigue aproximar a la baja las condiciones de inseguridad de los fijos con los temporales.

3.- Se reducen las cuotas empresariales, disminuyendo para los contratos indefinidos 0,25 puntos la cotización por desempleo a partir del año 2006 y un 0,25 adicional en el año 2008, y rebajando una cuarta parte la cotización del FOGASA (pasando del 0,4% al 0,3%).

4.- Extender la utilización de las ETTs a todos los ámbitos de la producción, eliminando los sobrecostes que tenían que pagar por indemnización por fin de contrato.

5.- Mayores facilidades para que las contratas y subcontratas puedan extinguir, tanto individual como colectivamente, los contratos indefinidos de estas empresas. Según las noticias publicadas al respecto, el nuevo contrato fijo para contratas y subcontratas propuesto por el gobierno, similar al que propone la CEOE, incluye una cláusula de despido automático durante los 3 primeros años de vigencia.

La justificación más importante de las reformas de 1994 y 1997 fue reducir la temporalidad, hecho que no sólo no se ha producido, sino que tiende a empeorar. Ahora, el gobierno de Zapatero abunda en la misma propaganda para colar este ataque brutal contra los trabajadores.

Entre el año 1998 y el 2004 él numero de trabajadores eventuales ha crecido un 35% y ha pasado de 3,5 millones a casi 5 millones de trabajadores con contrato eventual. La mayoría de la precariedad la soporta la juventud trabajadora: los menores de treinta años que suponen el 32% de los asalariados registran una tasa de eventualidad del 48%. Esta lacra se ha extendido vergonzosamente al sector público donde entre 1998 y el 2004 la tasa de eventualidad se incrementó en un 50%.

Respecto a los costes del despido, la bestia negra de la patronal, hay que decir que estudios comparativos de la situación entre los países de la OCDE concluyen que desde 1998 los costes del despido se han reducido en el Estado español más que en ningún otro país de la organización, sin que este hecho haya tenido ninguna incidencia en la reducción de la temporalidad.

En el aspecto salarial, otro de los argumentos centrales por el que los patronos exigen la reforma laboral, la realidad de los hechos desmiente la propaganda de la patronal. Según estudios sindicales, entre 1999 y 2003 el coste medio anual por hora trabajada en nuestro país en el sector industrial y el de servicios no ha aumentado, mientras que en todos los países comunitarios estos costes han crecido por encima del 10%, con un incremento medio del 26,6%. Este empobrecimiento de los salarios de los trabajadores contrasta con el comportamiento de los beneficios empresariales que en ese mismo periodo se han disparado un 44 %, la tasa más elevada de la Europa de los quince, exceptuando Irlanda.

La política de pactos sociales defendida por las direcciones de CCOO y UGT, de acuerdos sin movilización y de “moderación salarial”, no han servido para defender nuestros intereses y han envalentonado a la patronal. Los sucesivos AINC (Acuerdos Interconfederales para la Negociación Colectiva) están logrando reducir el poder adquisitivo de cada vez más trabajadores por la vía de la moderación salarial. Durante 2004 los incrementos salariales pactados fueron del 2,9%, mientras la inflación real fue del 3,2%. Los beneficios empresariales (según el Banco de España) crecieron un 18,6%, llegando al 23,4% en la banca (según la Asociación Española de Banca). Con los datos actuales de inflación, este proceso no hará más que empeorar.

Es absolutamente necesario que CCOO y UGT rectifiquen su acción sindical y pasen a la ofensiva, exigiendo al gobierno del PSOE un cambio radical en sus planteamientos y la retirada inmediata de este proyecto de contrarreforma laboral.

Para lograrlo, el único camino es convocar inmediatamente movilizaciones, empezando por manifestaciones bien organizadas en todas las capitales del país, a la vez que se inicia una campaña de asambleas en todas las empresas y tajos para debatir el plan de lucha y las propuestas que el movimiento sindical debe exigir para acabar con la precariedad laboral y aumentar los salarios.

En el año 2002 el gobierno del PP presento una reforma laboral, más conocida como decretazo, que fue respondida con la convocatoria de la huelga general del 20-J en la que participaron millones de trabajadores y obligó a la derecha a retroceder. El contenido de la actual reforma es muy similar a la del 2002 y la forma de pararla es la misma: con la lucha unificada del movimiento obrero.

Los trabajadores y sindicalistas marxistas de El Militante hacemos un llamamiento a todos los trabajadores, afiliados y sindicalistas de CCOO, UGT y CGT a movilizarse activamente contra esta nueva agresión y organizar una campaña de denuncia de la reforma laboral en el seno de los sindicatos de clase.

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