Después de anunciar un recorte drástico de plantilla en los centros territoriales y el final de TV4 (emisora estatal en catalán) la SEPI ha anunciado un siguiente paso en la destrucción de empleo y en los ataques a los trabajadores de RTVE. La directDespués de anunciar un recorte drástico de plantilla en los centros territoriales y el final de TV4 (emisora estatal en catalán) la SEPI ha anunciado un siguiente paso en la destrucción de empleo y en los ataques a los trabajadores de RTVE. La directora del Ente, Carmen Cafarel, difundía un plan para despedir al 39% de la plantilla de fijos e indefinidos, que se convierte en un 44% si se tienen en cuenta los contratos artísticos y de obra. Son fundamentalmente los trabajadores más veteranos y que, obviamente, gozan de mayores derechos los que se llevan el grueso del ataque.

La situación en RTVE

Durante muchos años se ha machacado de forma interesada la idea de la deuda millonaria que arrastra RTVE y que recae sobre el erario público. Pero ¿de dónde sale esta deuda?

Para satisfacer los criterios de Maastricht se realizaron muchos trucos de ingeniería financiera destinados a aparentar un menor déficit público. En lo que respecta a RTVE el caso no pudo ser más escandaloso ¡Se le eliminó la financiación! Y se sustituyó por la posibilidad de solicitar créditos a la banca privada. Hoy, un 30% del déficit que tiene RTVE corresponde a los intereses contraídos por los créditos solicitados. Además, una de las cuestiones más sangrantes es que pese a tener un excelente equipo técnico y humano, con el que poder realizar cualquier programa, una parte importante de la programación se compra o encarga a las productoras privadas que obtienen cuantiosos dividendos. Esta práctica, que enriquece notablemente a los dueños de estas productoras, supone una sangría económica totalmente injustificada de dinero público y es una de las causas fundamentales de la deuda que soporta RTVE.

Ni que decir tiene que estas productoras son conocidas no sólo por la peor calidad de sus programas sino, también, por la tremenda situación de precariedad en la que se encuentran los trabajadores.

Éstas son las verdaderas causas del déficit que sufre RTVE, y es lo que convierte en demagógicas e hipócritas las críticas y los planes de “saneamiento”. Solamente a través de un control democrático de los recursos públicos por parte de los trabajadores se podrá poner fin a este trasvase de recursos.

Además, la rentabilidad de RTVE debe ser medida, como cualquier servicio público, en términos sociales. El papel de una radiotelevisión pública es el de contribuir al desarrollo cultural de la sociedad. Los exclusivos términos mercantiles, que son los que maneja la administración con este plan de saneamiento, orientados exclusivamente a la obtención de beneficios, llevan a la telebasura y al espectáculo lamentable que demasiadas veces tenemos que contemplar también en la RTVE pública.

Los trabajadores

responden luchando

Ya con la masiva manifestación del pasado mes de diciembre, quedó clara la voluntad de lucha de los trabajadores y ésta ha sido confirmada con el éxito de la huelga del pasado 5 de abril. La mayoría de la plantilla se sumó a la convocatoria a pesar de los abusivos servicios mínimos que la dirección de RTVE ha tratado de imponer. La protesta de los trabajadores, que obligó a suspender el telediario del mediodía cuando este llevaba catorce minutos, no fue más que un acto defensivo para evitar que, una vez más, se cercenara el derecho a huelga.

De todas formas es evidente que los trabajadores se enfrentan a un conflicto duro al que a la fuerza de los argumentos hay que sumarle la fuerza de la presión y la unión en la lucha de los trabajadores. La huelga del 5 de abril ha sido un claro paso adelante, pero la lucha deberá seguir. La cuestión está en cómo sumar más fuerzas para así poder frenar los planes de la administración.

Los trabajadores de RTVE son el referente del sector. Son los que todavía mantienen parte de las condiciones laborales arrancadas en la lucha en años anteriores, por lo que todos los trabajadores de las distintas radios y televisiones están muy pendientes de este conflicto, conscientes de que de salir adelante los planes del gobierno con respecto a RTVE, los efectos en las condiciones de trabajo de todos serían muy negativos.

Es evidente la relación entre el ataque a los trabajadores de RTVE y el futuro del sector, por lo que las condiciones objetivas para convertir esta lucha en una movilización general por frenar y acabar con la precariedad, están dadas. Preparar nuevas movilizaciones en la perspectivas de involucrar a todo el sector, es la clave para la victoria de los trabajadores de RTVE y del sector en su conjunto.

Sería muy positivo que desde el comité intercentros de RTVE se propusiera generalizar la lucha, empezando por explicarla y darla a conocer al conjunto de los trabajadores y la juventud. Llevar a la práctica iniciativas como la realizada por el Sindicato de Estudiantes en la facultad de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, creando un comité de apoyo a los trabajadores de RTVE y de defensa de la radiotelevisión pública, tras un acto en el que los trabajadores explicaron el conflicto. Esto demuestra las posibilidades de conseguir solidaridad, algo importante en una lucha que va a ser dura.

Un paso muy importante en el camino de esta lucha —la de todo el sector— sería el de convocar una reunión con todos los representantes sindicales de todas las radios y televisiones, con el objetivo de elaborar una plataforma reivindicativa y un calendario de asambleas y movilizaciones al que ir incorporando escalonadamente a las distintas empresas del sector.

Como en otros sectores lo que nos encontramos en RTVE es una privatización, una pérdida de servicio público y la introducción y expansión de criterios meramente empresariales como son el beneficio económico de una minoría frente al interés general. A la vez que se intenta profundizar en la pérdida de derechos laborales que tanto esfuerzo costó conquistar y que de llevarse a la práctica tendrían un efecto muy negativo en todo el sector.

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