Hiasa es una empresa de unos 300 trabajadores, perteneciente al grupo Gonvarri, uno de los principales productores del sector del metal. Desde el 15 de marzo la plantilla está en huelga indefinida, reclamando la negociación de un convenio colectivo pHiasa es una empresa de unos 300 trabajadores, perteneciente al grupo Gonvarri, uno de los principales productores del sector del metal. Desde el 15 de marzo la plantilla está en huelga indefinida, reclamando la negociación de un convenio colectivo propio. Como siempre ocurre en estos casos, desde la dirección de la empresa y la propia Femetal, ponen el grito en el cielo, alarmadas ante la “irresponsabilidad” de los trabajadores que con su actitud “perjudican gravemente” los intereses de la empresa. La realidad es que la lucha de estos trabajadores trata de, ni más ni menos, dignificar y estabilizar sus condiciones de trabajo y sus salarios.

Un miembro del comité de empresa nos comenta: “el problema fundamental es que aquí a los trabajadores nos pueden mover con tanta facilidad de puesto que, de un mes para otro, puedes ganar hasta 30.000 pesetas menos” (...) “En esta empresa no existen las categorías, todos somos especialistas: el que maneja la máquina, el ayudante y el que barre el taller”. Esta circunstancia “la usan como herramienta de castigo. Si causas problemas te cambio de puesto por ‘razones organizativas’, te mando a jornada normal y en la nómina 30.000 pesetas menos”. Así que una de las reivindicaciones que plantean es que las valoraciones de puesto se hagan a la persona, y no a la máquina, para evitar este tipo de situaciones.

Además el sistema retributivo que rige en Hiasa establece un incentivo de producción que la dirección modifica casi a su antojo. De este modo, cuando se negocia una subida en el convenio del metal, “ellos te bajan el incentivo de producción”. “Aquí hay una unidad de trabajo que aumentó la producción un 33%. Y no creas que antes estaban parados ¿eh? Que antes iban rápido y ahora van corriendo…la reacción de la empresa fue bajar el incentivo”. Por eso quieren un incremento del salario base, que estabilice los ingresos mensuales. Como decía un joven trabajador: “Queremos saber lo que vamos a cobrar a fin de mes. Es decir, que sepas que te pueden robar hasta un punto, pero de ahí para abajo, no”.

También critican la paga de absentismo que ofrece la empresa. “Es una paga por no caer de baja ¿cómo vamos a negociar con la salud de los trabajadores?¿qué vamos a hacer, venir arrastrándonos para no perder la paga?” El absentismo es, además, muy bajo. Las bajas por accidente están en torno al 1,5%, y son accidentes leves, que hablan a favor de la profesionalidad de la plantilla. “Porque estos datos se dan cuando la inversión de la empresa en seguridad es cero”. Las bajas por enfermedad rondan el 8,5% y, en parte están motivadas “por una insatisfacción tremenda, debido al clima de trabajo que soportamos, que hace que los trabajadores alarguen todo lo que pueden esa situación”.

Con todo, y pese a presentar en 2005 unos beneficios de 3.000 millones de pesetas, la empresa se cierra en banda desde el primer momento, y cuando tiene conocimiento de las demandas de la plantilla comienza las maniobras para amedrentarles y dividirlos. Con escaso éxito, según parece: “Un día antes de que empezara la huelga, la dirección nos entrega un escrito, diciéndonos que dónde vamos con esta plataforma, que la huelga es ilegal y lo demás. Encima lo hacen público para intentar confundirnos, pero sólo consiguen cabrear más a la gente”. “Desde el principio, planteamos la huelga indefinida. Los compañeros nos dicen que ni un paso atrás”. “Incluso nos han advertido: no nos provoquéis trayéndonos una propuesta que sea una mierda, porque no queremos ni escucharla”. De hecho, una contraoferta de la empresa ya fue rechazada mayoritariamente en asamblea. “La unidad entre la plantilla del taller es total, aquí seguimos todos firmes y con la moral muy alta”.

Al menos una vez por semana los trabajadores hacen un spich delante de la empresa. “Queremos que vean que estamos fuertes, y dispuestos a resistir”. “La última vez, imagínate el cuadro: un montón de antidisturbios con ganas de cargar protegiendo las instalaciones, en frente nosotros comiendo bollos preñaos y en el medio ¡un partido de fútbol! Les comimos tanto la moral que terminaron guardando las porras y metiéndose en las furgonetas”

Hablamos también sobre la situación actual del movimiento obrero en el Estado español: “La globalización nos ha debilitado, Hiasa por ejemplo, pertenece a Gonvarri… somos 300, pero tiene una plantilla de 30.000 obreros, que pintamos nosotros? Ahora amenazan con llevarse la producción a Polonia”. El más joven es más tajante: “¿Cómo podemos cambiar las cosas? Como en Francia, a base de guerra”. Lo cierto es que ya se plantean extender el conflicto a otras empresas del grupo. “Si no hay acuerdo, vamos a radicalizar las protestas. Iremos a la factoría de Burgos, y no vamos sólo a pedir apoyo, vamos a parar la producción”.

Son conscientes que tras la actitud intransigente de la dirección y de Femetal hay un problema de fondo. “Muchas empresas del grupo están mirando hacia nosotros. Si conseguimos ganar, otros irán detrás (...) y Femetal tiene que negociar ahora el convenio, tampoco les conviene que ganemos esta lucha y seamos un ejemplo para el sector”.

Pero “hace mucho que teníamos que habernos plantado”. “La situación ha ido a peor en los últimos años”. A nivel general “resulta muy triste que gobernando el PSOE planteen la misma política que la derecha”, nos comentan en relación a la nueva reforma laboral que se está negociando. “Los sindicatos tendrían que ejercer presión sobre el gobierno, no sé por qué tanto miedo a mezclar política con cuestiones sindicales”.

Para terminar, nos hacen una última reflexión: “Una cosa está clara, ahora que hemos empezado tenemos que ir a por todas, porque si volvemos derrotados, la empresa nos va a machacar durante otros veinte años”.

Mónica Iglesias

Afiliada a CCOO Asturias

Última hora Los trabajadores vuelven al trabajo tras 36 días de huelga

Al cierre de esta edición conocimos la noticia de que se había conseguido un acuerdo que, en palabras del comité de empresa satisface en gran medida las demandas de los trabajadores. El mismo fue ratificado en asamblea mayoritariamente. Entre otros aspectos contempla una cuarta paga de 600 euros, y la consolidación en la nómina de conceptos hasta ahora variables, como la turnicidad y el plus de productividad. Nuestra más cordial felicitación por la victoria.

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