El telemarketing es uno de los sectores donde la precariedad laboral se hace más evidente. Los abusos de las empresas empiezan en la formación, en muchos casos no remunerada, y en el caso de Sitel (donde yo trabajo) incluso a costa del trabajador siEl telemarketing es uno de los sectores donde la precariedad laboral se hace más evidente. Los abusos de las empresas empiezan en la formación, en muchos casos no remunerada, y en el caso de Sitel (donde yo trabajo) incluso a costa del trabajador si éste decide no continuar en la empresa.

El curso dura un mes, siete horas diarias de lunes a viernes, superado el examen el trabajador firma su contrato con una cláusula denominada “pacto de permanencia en la empresa” según la cual —cito textual—: “El trabajador se compromete a prestar sus servicios para dicha empresa durante un período mínimo de 6 meses. El incumplimiento de este pacto por parte del trabajador debido a la baja en la empresa de éste por cualquier causa imputable al trabajador, incluido el despido disciplinario procedente o improcedente dará derecho a la empresa SITEL IBERICA TELESERVICES S.A. a exigir al trabajador la devolución de las cantidades abonadas por el curso de especialización...”. Este curso cuesta cerca de 600 euros.

Una vez firmado esto, se firman dos contratos sucesivos de mes de prueba, pasamos al de “obras y servicios”, contrato que posibilita a la empresa a despedir al trabajador sin previo aviso. Un día antes te dicen simplemente: “mañana no vengas más”, como sucedió en el caso de varios compañeros que al pedir explicaciones a Sitel, ésta les contesta: “que es un despido improcedente, la política de la empresa”.

El trabajo se desarrolla siempre bajo el control estricto del tiempo de cada llamada (el tiempo medio no puede exceder los tres minutos. Un dato: el domingo 26 de marzo entre 20 operadores atendieron más de 2.400 llamadas), de la productividad, del vocabulario empleado siguiendo una serie de pautas imprescindibles, como solicitar siempre en cada llamada la tarjeta de crédito, de lo contrario te amonestan. Con la acumulación sucesiva de estas amonestaciones “ya se verá lo que pasa”.

Cada 10 o 15 días le dan al trabajador-máquina un informe de cómo realiza su trabajo, absolutamente contradictorio entre los puntos fuertes y puntos a mejorar, es decir, lo que Sitel exige y lo que humanamente es posible.

La presión es realmente asfixiante y el clima de miedo se hace patente para que los trabajadores no se organicen y luchen por unas condiciones de trabajo dignas.

En Iberia, cliente de Sitel y compañía para la cual trabajo, se supone que no somos teleoperadores, sino gestores, por lo cual pagan un plus de 80 euros. Los últimos compañeros que entraron en febrero y marzo ya no reciben este plus de gastos. Por lo tanto, gente que desempeña las mismas tareas que yo reciben menos retribución económica. ¿Qué es lo que pretenden de los trabajadores estas subcontratas? A parte de ahorrarles mucho dinero y problemas a sus grandes clientes (ya que los salarios son bastante más bajos de los que pagaban en la empresa principal) como es el caso de Sitel Iberia SA, Wanadoo, Vodafone, Ya.com, Gas Natural, Endesa, Santander Central Hispano, etc.

¿Pretenden convertirnos en un simple apéndice de la máquina a los que sólo exigir las operaciones más sencillas, más monótonas y de más fácil aprendizaje?¿o es que en su carrera imparable de ganar beneficios olvidan que somos seres humanos y no simples robots? Supongo que eso es lo que menos importa, si se destruye un robot se reemplaza por otro ¿no? Los jóvenes y trabajadores franceses se han echado a la calle masivamente para luchar contra la precariedad en el empleo, es hora ya de que aquí tomemos nota.

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