La negociación del convenio provincial del metal de Pontevedra provocó una huelga indefinida cuya combatividad no se veía desde hace años. Vigo fue su epicentro. El día que empezó la huelga, la web de la CIG (el sindicato mayoritario, con seis de losLa negociación del convenio provincial del metal de Pontevedra provocó una huelga indefinida cuya combatividad no se veía desde hace años. Vigo fue su epicentro. El día que empezó la huelga, la web de la CIG (el sindicato mayoritario, con seis de los doce miembros de la comisión negociadora, por cuatro de CCOO y dos de UGT) describía así el estado de la negociación: “según explica Manolo Simón, secretario comarcal del metal de [la CIG de] Vigo, la patronal aceptó que el porcentaje de trabajadores indefinidos quedara fijado en el 50% (…) también está dispuesta a establecer un criterio de antigüedad en el que prevalezca la fecha del primer contrato de trabajo en diferentes empresas que forman grupo (…) También hubo aproximación en la demanda de que se fijara como criterio en la contratación la antigüedad en el sector”. La patronal incluso “aceptaría una reducción de jornada de 4 horas cada año”. Los escollos se situaban en la exigencia empresarial de una bolsa de 200 horas de flexibilidad horaria, el aumento salarial (se reivindicaban 800 euros lineales el primer año y el IPC real más 4 puntos los dos siguientes), la clasificación profesional y la cobertura de la incapacidad temporal.

La huelga afectó a 22.000 trabajadores y sus rasgos más destacados fueron un seguimiento masivo, la participación activa de miles de trabajadores en la asamblea diaria y en los piquetes, y unas movilizaciones impresionantes. El empuje desde abajo fue tal, que los dirigentes de CIG, CCOO y UGT quedaron desbordados desde el primer día y se vieron obligados a ir más lejos de lo que les hubiese gustado.

Los piquetes masivos orientaron su acción a la Citroen, que aunque tiene convenio propio es, junto con los astilleros, el motor económico de la comarca viguesa. El objetivo era afectar a su producción, lo que consiguieron parcialmente los días 4 y 5. Los trabajadores entendían perfectamente que la huelga sólo se podría ganar si le causaban un daño económico a las empresas.

No cabe duda de que esa orientación hacia la multinacional fue la causa de la brutal represión de los antidisturbios el lunes 8, que se saldó con 30 heridos (dos de ellos graves, uno por un pelotazo de goma en un ojo y otro atropellado por un furgón policial) y 13 detenidos, toda una demostración de talante, pero del malo. Las negociaciones, que se iban a reanudar esa tarde, quedaron suspendidas mientras no se liberase a los detenidos, lo que ocurrió al mediodía del martes.

Tras negociar esa tarde y esa noche, el miércoles por la mañana se alcanzó un preacuerdo. Los dirigentes sindicales tenían tanta prisa por acabar con la huelga, que decidieron llevar inmediatamente a la asamblea la firma del convenio. Los trabajadores, que llevaban varias horas concentrados a pleno sol, demostraron con silbidos, abucheos y gritos de “es una trampa” que no aceptaban la maniobra, lo que obligó a posponer la decisión hasta el día siguiente, para que pudieran ser informados previamente en sus empresas. La huelga prevista en todo el metal provincial quedó desconvocada. El jueves 11, una asamblea general con miles de trabajadores aprobó el preacuerdo y puso fin a la huelga. A pesar de que los dirigentes de los tres sindicatos actuaron unidos y pusieron toda la carne en el asador, entre un 30 y un 40% de la asamblea se opuso.

Algunas conclusiones

La primera conclusión es obvia: la clase obrera industrial sigue existiendo y es decisiva para el movimiento obrero organizado. La importante renovación generacional de los últimos tiempos ha hecho desaparecer de las fábricas a las generaciones curtidas bajo el franquismo (aunque siguen enquistadas en los aparatos sindicales, pensando que después de ellos vendrá el caos). En Vigo se ha visto que los jóvenes trabajadores no van a desmerecer a sus padres y abuelos en cuanto a combatividad. Como es lógico, sus tradiciones, su nivel de comprensión política y su compromiso son menores, pero esto no es ningún obstáculo insalvable porque sufren a diario el capitalismo en sus propias carnes. El tiempo y la experiencia irán trayendo el resto.

También se demostró, como venimos explicando los marxistas, que la precariedad no es un obstáculo insalvable para la lucha obrera. Vigo fue una explosión de la lucha de clases similar a la de Francia en marzo-abril. Y fue similar porque la causa de fondo fue la misma: el creciente deterioro de las condiciones de vida y trabajo, y en particular la precariedad laboral de los jóvenes.

Vigo demuestra que existe un enorme potencial de fuerza obrera, que se podría convertir rápidamente en organización y militancia conscientes si las organizaciones obreras tuviesen una dirección revolucionaria que atrajese a los trabajadores, en vez de repelerlos, que es lo que ocurre actualmente.

¿Debió desconvocarse

la huelga?

Los sindicatos hacen un balance triunfal. No cabe duda de que el acuerdo contiene avances (ver cuadro 1), pero la cuestión fundamental a evaluar para decidir sobre la firma de un convenio es la correlación de fuerzas entre las partes. Es decir, dependerá, en primer lugar, de las circunstancias de la lucha: la combatividad y la moral de los trabajadores, el nivel de participación activa, el grado de desgaste económico, las posibilidades de mantener la huelga y de extenderla para meter más presión, etc.

La evaluación de estos factores en Vigo no podía ser más positiva: la combatividad era enorme, la moral estaba altísima, el desgaste no había empezado a hacer mella en las capas más atrasadas y, sobre todo, había unas reservas de fuerzas enormes a través de la extensión de la lucha: el resto del sector en la provincia, el resto del sector en Galicia (empezando por acciones de solidaridad en las grandes empresas y continuando por una huelga general de todo el metal gallego, como propusimos desde el Sector Crítico de CCOO), una huelga general de la provincia de Pontevedra (como llegaron a considerar los sindicatos, según un comunicado de CIG del día 8).

Es decir, había unas condiciones óptimas para ejercer mucha más presión sobre la patronal, y desaprovechar tales condiciones siempre es un error. En primer lugar, porque se habría podido conseguir más. En segundo lugar, porque la extensión de la lucha habría hecho que todo el metal gallego sintiese la victoria como propia, demostrando el valor de la solidaridad y constituyendo una buena preparación para las luchas futuras, como el convenio provincial de Coruña, que se negociará el año que viene.

Además, el acuerdo no significaba la firma del convenio, puesto que se iban a seguir negociando los puntos pendientes.

Es abecé del sindicalismo que sólo se avanza con la lucha. Tras tres meses de negociación, la situación avanzó precisamente gracias a la huelga. Por tanto, no se debió levantar el pie del acelerador, sino que se debió aumentar la presión, para obligar a la patronal a seguir retrocediendo. Una lucha sólo se puede dar por acabada cuando el convenio está realmente firmado, y mientras tanto hay que mantener las espadas en alto. Desmovilizar si la negociación avanza es un error porque transmite a los trabajadores la sensación de que ya está todo listo, cuando no es así. De hecho, en más de una ocasión la patronal aprovechó esa desmovilización para volver a enrocarse en sus posiciones, sembrando la desmoralización entre los trabajadores, lo que a su vez dificultó la respuesta sindical al nuevo bloqueo.

Y, sobre todo, la desconvocatoria de la huelga fue un error porque la firma del convenio no es el fin de la cuestión. Ahora hay que conseguir que las empresas lo cumplan en el día a día. La única garantía para esto es un movimiento obrero fuerte, es decir, un movimiento obrero consciente y organizado. Por eso, el principal criterio que debe guiar la acción sindical es elevar el nivel de conciencia y organización de los trabajadores, de confianza en las alternativas colectivas. En este sentido, las prisas de los dirigentes por acabar con una huelga como ésta tienen un efecto negativo porque frustran precisamente a la base natural del sindicalismo: los trabajadores más avanzados, los de ideas más claras, los más dispuestos a sacrificarse, organizarse y luchar, los menos proclives a dejarse impresionar por el griterío de la mal llamada “opinión pública”, que no es más que los tertulianos y columnistas de los medios de comunicación a sueldo de la burguesía, que siempre cacarean la misma basura: la ciudad da una imagen conflictiva, los inversores se van a asustar, la huelga pone en peligro el futuro, etcétera, etcétera.

Hay que construir

una dirección marxista

La actuación de los dirigentes sindicales en esta huelga no fue la mejor para fortalecer el movimiento obrero, como demuestra que al final de la asamblea hubo afiliados de la CIG que rompieron el carné allí mismo. Por el contrario, continuar la huelga y extender la lucha habría llevado a una victoria aplastante sobre los empresarios y a un salto cualitativo en la conciencia y la organización.

En cualquier caso, esta huelga encierra grandes enseñanzas que no caerán en saco roto. Los excesos empresariales de los últimos años han acumulado en el seno de la clase obrera un gran malestar, que está empezando a surgir. Vigo ha sido la avanzadilla de una tendencia creciente a luchas combativas. A este respecto, Vigo proporciona una lección fundamental: el problema no es la falta de combatividad de los trabajadores, sino la falta de dirigentes dispuestos a llegar hasta el final. En Vigo volvió a demostrarse que la tarea más importante en el movimiento obrero es construir una nueva dirección política, construir una corriente marxista que impulse la transformación de los sindicatos en auténticas herramientas de lucha por los derechos de los trabajadores y por el socialismo.

Xaquín García Sinde

Comisión Ejecutiva de CCOO

Navantia-Ferrol

Cuadro 1 · CONTENIDO DEL ACUERDO DEL 11 DE MAYO

· Eventualidad: Se fija un porcentaje mínimo obligatorio de contratos indefinidos: 35% para este año, 45% para 2007 y 50% para 2008. Igualdad para los eventuales a efectos de jubilación parcial.

· Subcontratación: Creación de bolsas de empleo para el subsector de construcción naval, una por astillero y otra general. Las empresas tendrán que recurrir a la general cuando la de un astillero no tenga personal suficiente.

· Incremento salarial: Para 2006, 800 € lineales para todas las categorías (que equivalen a un 6% de incremento del salario base para los oficiales de 1ª y 2ª, un 6,4% para el oficial de 3ª, un 6,6% para el especialista y un 6,9% para el peón). El resto de los conceptos suben un 5,2% y el plus de transporte se integra en el sueldo base. Para 2007, el IPC real de 2006 más 1,5 puntos. Para 2008, el IPC real de 2007 más 1 punto.

· Grupos de empresa: Aunque se cambie de empresa dentro de un grupo, se conservará la antigüedad del primer contrato.

· Clasificación profesional: Abono de las diferencias salariales en caso de realizar trabajos de superior categoría. Si los trabajos se realizan durante más de 6 meses, ascenso automático de categoría.

· IT: 100% en caso de baja por enfermedad con hospitalización hasta el alta médica, por un máximo de 3 meses.

· Mutuas: Derecho de la representación sindical a recusar una mutua al segundo año, en caso de actuaciones contrarias a los trabajadores.

CRONOLOGÍA

· Miércoles 3: Inicio de la huelga.

· Jueves 4: Los sindicatos convocan una huelga general de todo el metal provincial para el día 11. Citroen reconoce que la acción de los piquetes afecta a alrededor de un 25% de las cadenas del turno de tarde.

· Viernes 5: Paro en los astilleros en apoyo al pequeño metal. Los piquetes bloquean todas las puertas de Citroen entre las 11:30 y las 15:00.

· Lunes 8: Brutal represión policial. 30 heridos y 13 detenidos. El Sector Crítico de CCOO propone extender la huelga a todo el metal gallego.

· Martes 9: Se reanudan las negociaciones por la tarde.

· Miércoles 10: Se alcanza un preacuerdo por la mañana. El intento de los dirigentes sindicales de que la asamblea se pronuncie inmediatamente es rechazado por los trabajadores. Los sindicatos desconvocan la huelga de todo el metal provincial.

· Jueves 11: Se acepta el preacuerdo. Fin de la huelga, pero las negociaciones continúan.

· Jueves 18: Firma del convenio.

cuadro 2 · CRONOLOGÍA

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas