En las movilizaciones que hubo en Navarra en los meses de diciembre y enero los compañeros de El Militante repartíamos una hoja explicando que la lucha contra los despidos y los EREs se puede ganar, pero que era necesario que los sindicatos lanzasen una ofensiva basada en la movilización. Había que llevar la lucha hacia fuera, hacia el conjunto de la clase obrera; aprovechar al máximo todos los días de paro para recabar el apoyo de la clase obrera; organizar piquetes informativos, organizar a las plantillas en grupos de trabajadores distribuidos por toda la ciudad repartiendo miles de hojas informativas denunciando los planes de las multinacionales y la actitud pasiva del gobierno de Navarra y el de Zapatero. En definitiva era necesario unificar los diferentes conflictos en una misma lucha.
En las movilizaciones que hubo en Navarra en los meses de diciembre y enero los compañeros de El Militante repartíamos una hoja explicando que la lucha contra los despidos y los EREs se puede ganar, pero que era necesario que los sindicatos lanzasen una ofensiva basada en la movilización. Había que llevar la lucha hacia fuera, hacia el conjunto de la clase obrera; aprovechar al máximo todos los días de paro para recabar el apoyo de la clase obrera; organizar piquetes informativos, organizar a las plantillas en grupos de trabajadores distribuidos por toda la ciudad repartiendo miles de hojas informativas denunciando los planes de las multinacionales y la actitud pasiva del gobierno de Navarra y el de Zapatero. En definitiva era necesario unificar los diferentes conflictos en una misma lucha.
Por el contrario, a los empresarios les interesa que cada empresa lleve la lucha por su cuenta, que los trabajadores no sientan la fuerza que da la unidad y así poder llevar adelante sus planes. Por desgracia, en las anteriores luchas se ha dado esta situación.
Empezábamos el año con la huelga de Kybse, donde al final la empresa hizo algunas concesiones y los trabajadores aceptaron la retirada del expediente (220 despidos) pero aceptando bajas voluntarias (más de 50) y retrocesos en sus condiciones de trabajo y salariales. Otro expediente emblemático era el de Dana, que el Gobierno de Navarra aprobó y que supuso la pérdida de 91 empleos.

Koxka: lo que no se debe hacer

Quedaba el más importante y más duro: el de Koxka y su grupo, con 275 despidos (191 en Pamplona) y que además no se negociaba en Navarra sino en Madrid, pues afectaba también a las delegaciones comerciales. La empresa planteaba despidos con 25 días de indemnización por año y otra serie de ofertas inadmisibles. Los trabajadores fueron a la huelga, pero no salían casi del polígono de Landaben para movilizarse. Al final hubo un encierro de varios trabajadores en la iglesia de San Lorenzo de Pamplona para buscar apoyo.
Los sindicatos CCOO y UGT tienen la mayoría del comité y llegaron a un acuerdo con la dirección de la empresa, el cual no evitaba lo que la mayoría de los trabajadores querían: que no hubiese despidos, sólo bajas voluntarias y en mejores condiciones que las que planteaba la empresa. Se hizo una votación secreta entre los trabajadores de los distintos centros y el resultado fue favorable al acuerdo, salvo en Pamplona donde la votación fue: 236 en contra, 163 a favor y 12 en blanco.
La asamblea de Pamplona donde se informó de los resultados fue muy tensa y acabó con los delegados de CCOO y UGT yéndose protegidos por los guardas de la empresa y la policía. A iniciativa de los trabajadores de Koxka se planteó una manifestación el sábado 21 de febrero (dos días después de la asamblea) que fue un éxito. Al acabar se hizo un llamamiento a los delegados y trabajadores de las distintas empresas a una nueva reunión: "Esta iniciativa, impulsada por varios comités de empresa, se propone por la falta de respuestas contundentes de las grandes fuerzas sindicales", explicó Goyen (del comité de Dana por LAB), que volvió a convocar a los asistentes y al que quiera a un nuevo encuentro para el jueves de la siguiente semana en esa plaza. "Debemos dar una respuesta global para impedir más destrucciones de empleo tanto en las grandes como en las pequeñas empresas", remarcó Goyen en su discurso, que pronunció rodeado de cada una de las pancartas que de forma silenciosa denunciaban la situación que están atravesando los trabajadores en las diferentes fábricas.

Los sindicatos deben movilizar

Cada día hay nuevas empresas en crisis: SKF de Tudela, con cerca de 400 empleados, ERE temporal; Inquinasa en Pamplona, un ERE temporal para 104 de sus 152 trabajadores; Inepsa, etc. etc. Además, los datos que están apareciendo sobre la repercusión de la crisis entre los más jóvenes son muy significativos: en sólo un año, la tasa de paro de la población joven se ha disparado un 40,8%: del 13,24% del cuarto trimestre del año 2007 al 54,04% actual. Del total de los 25.100 parados que hay en Navarra según el Inem, cerca de 13.700 tienen menos de 34 años. Una cifra que se ha duplicado desde el cuarto trimestre de 2007, cuando el total de jóvenes desocupados se situaba en los 6.600.
Es necesario que los sindicatos de clase mayoritarios en Navarra se impliquen en la defensa de los trabajadores, sus empleos y sus condiciones de trabajo y no sigan con la política utilizada hasta ahora.
UGT y CCOO han convocado una reunión conjunta de delegados para el 18 de marzo y esta reunión debe servir para convocar la huelga general que Navarra necesita, como preludio de una huelga general de 24 horas en todo el Estado en defensa del empleo y para que el dinero que suelta el Estado no vaya a los bolsillos de los empresarios sino a satisfacer las necesidades sociales que cada vez son mayores. 

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