El pasado 25 de marzo más de 30.000 personas, convocadas por los sindicatos de clase del profesorado y el Sindicato de Estudiantes, recorríamos el centro de Madrid para luchar por una educación pública y de calidad. En los escasos 450 metros de recorrido de la manifestación, padres, profesores y estudiantes colapsamos las calles, desbordando las previsiones de los organizadores. Especialmente destacada fue la presencia de las trabajadoras de la educación infantil, donde el seguimiento de la huelga fue más amplio (cerca del 70%) y también de numerosas familias que acudían en pleno a la manifestación.
El pasado 25 de marzo más de 30.000 personas, convocadas por los sindicatos de clase del profesorado y el Sindicato de Estudiantes, recorríamos el centro de Madrid para luchar por una educación pública y de calidad. En los escasos 450 metros de recorrido de la manifestación, padres, profesores y estudiantes colapsamos las calles, desbordando las previsiones de los organizadores. Especialmente destacada fue la presencia de las trabajadoras de la educación infantil, donde el seguimiento de la huelga fue más amplio (cerca del 70%) y también de numerosas familias que acudían en pleno a la manifestación.
Pese al buen ambiente de la manifestación, lo cierto es que esta huelga ha tenido un seguimiento menor que la última en el mes de mayo pasado (un 50% frente a más del 80% en mayo), cuando unas 90.000 personas salimos a la calle por los mismos motivos. Entonces, los dirigentes sindicales de CCOO y UGT no le dieron continuidad a la lucha, y tampoco se unieron a las movilizaciones en octubre y noviembre que convocó el Sindicato de Estudiantes, en defensa de la educación pública, los planes de Bolonia, etc., lo que hubiera significado un avance claro: una convocatoria unitaria de profesores y estudiantes y con una dimensión estatal puesto que realmente los ataques son los mismos en todo el Estado.
Por otro lado, la convocatoria realizada por los sindicatos ha sido testimonial en muchos casos e incluso inexistente en algunos centros. La propaganda en los centros y sobre todo las asambleas para explicar y votar la huelga ha sido escasa. ¡Había profesores que se enteraban de la huelga ese mismo día al entrar en clase!

UGT y CCOO tienen que convocar una huelga general ¡ya!

Es necesario no dilapidar la fuerza y las enormes ganas de defender la enseñanza pública de centenares de miles de profesores, estudiantes y de  padres y madres. Por eso el balance debe ser muy claro: es necesario un plan de lucha serio y dispuesto a llegar hasta el final. El siguiente paso debería ser la unificación de todas las luchas en defensa de los servicios públicos en la Comunidad de Madrid, empezando por la sanidad. La ofensiva del PP en todos los terrenos, aprovechando al máximo la excusa del "recorte presupuestario" por la crisis para acelerar el proceso privatizador, debe ser respondida con contundencia. La táctica de convocar manifestaciones por separado en cada ciudad y por cada sector es un callejón sin salida para el movimiento, donde se irán desgastando fuerzas en lugar de incorporar a más trabajadores a la lucha.
Además, en todo el Estado está habiendo movilizaciones en defensa de la educación pública: Catalunya, el 19 de marzo; Madrid, el 25 de marzo; Asturias, el 1 de abril; Valencia, el 28 de abril... Los dirigentes de CCOO, UGT y STEs tienen la responsabilidad de unificarlas con una huelga general de la comunidad educativa.

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