En el momento de escribir este artículo [última semana de junio], 27.000 trabajadores del metal de Pontevedra llevan ya veinte jornadas de huelga, que se ha convertido en indefinida, por el convenio colectivo del metal provincial y están en marcha hacia Santiago.
En el momento de escribir este artículo [última semana de junio], 27.000 trabajadores del metal de Pontevedra llevan ya veinte jornadas de huelga, que se ha convertido en indefinida, por el convenio colectivo del metal provincial y están en marcha hacia Santiago.
La huelga por firmar un buen convenio colectivo del metal provincial coincide en el tiempo con la crisis más profunda en 80 años. Que en medio de esta oleada de despidos, EREs y reducciones salariales, asistamos a una huelga ofensiva (es decir, por mejorar las condiciones labores y no solo por evitar  retrocesos) es impresionante. Pero es que además, esta lucha demuestra con claridad la posibilidad de superar obstáculos objetivos muy difíciles, como la dispersión de las plantillas. En el caso del metal pontevedrés, son 2.000 empresas, muchas de ellas con plantillas muy pequeñas, las que están secundando masivamente las convocatorias de huelga. Que la pérdida de prácticamente todo el sueldo de un mes, con muchos de los huelguistas pagando hipotecas, no esté suponiendo hasta el momento ningún freno a la lucha, refleja también la enorme combatividad de este sector y su disposición a llegar hasta el final.

La santa alianza contra la huelga

Frente a esta lucha, en la que diariamente miles y miles de trabajadores toman las calles de Vigo, se ha erigido una santa alianza entre la patronal más chulesca de la provincia, la policía antidisturbios, la Xunta y la prensa burguesa.
La patronal, en un hecho sin precedentes, organizó en mayo una asamblea de 800 empresarios del sector para sacar pecho y decir que iban a por todas, que estaban hartos de los sindicatos y amenazaron con un cierre patronal. En los últimos días han amenazado con irse a Portugal, con que la huelga va a provocar la quiebra de los astilleros y con que no piensan pagar la nómina de junio porque no les da la gana.
Los dirigentes sindicales deben exigir que los empresarios de las empresas que dicen que no pueden pagar la nómina de junio abran los libros de cuentas a los trabajadores, porque no les creemos.
Si esos 150 empresarios que dicen que piensan marchar fuera, lo intentan, habrá que impedírselo, a través de la ocupación de las empresas, y los dirigentes sindicales deberían exigir su expropiación bajo control de los trabajadores y así impedir la deslocalización.
El flamante presidente de la Xunta del PP, Feijoo, le deseó a un trabajador del metal en Ponteareas que los empresarios despidieran a todos. La comisión mediadora de la Xunta ha presentado una propuesta de risa, que es casi un calco de las reivindicaciones patronales. Para este año: subida salarial del IPC de 2008 + 1,10 puntos; para 2010: IPC del 2009 + 1,50 puntos; y para 2011: subida del 1,25%, frente a la propuesta sindical inicial del 6% y vigencia de un año.
Los antidisturbios están organizando hileras pegados a los huelguistas cuando estos recorren la ciudad, para provocar conflictos. Los últimos días han cargado salvajemente contra piquetes que permanecían sin hacer nada, porque no había esquiroles a los que impedir el paso a las fábricas.
Y por último, toda la prensa burguesa, reflejando su "independencia", lleva semanas con una campaña brutal acusando a los trabajadores de provocar el cierre de empresas, de dar una imagen terrible de la ciudad, etc.

Esta lucha se puede ganar

A pesar de esta montaña de obstáculos, los trabajadores están respondiendo con absoluta unidad y valentía. Esto pone la lucha en unas condiciones inmejorables para arrancar a la patronal una victoria, que a su vez sería un ejemplo para el resto de trabajadores. La clave de todo, llegados a este punto es que los dirigentes sindicales tengan una estrategia adecuada.
Hasta el día 12 de junio, la respuesta masiva de los trabajadores noqueó a la patronal, que dio ciertas muestras de nerviosismo, incluso con enfrentamientos públicos entre el cluster de automoción y el resto de la patronal.
La decisión de extender la huelga a todo el sector (incluyendo empresas del metal con convenio propio) el viernes 12 fue un acierto. Pero entonces hubo un cambio de táctica sindical, consistente en hacer paros de 4 horas en la mayoría de las empresas del metal de Pontevedra y machacar selectivamente a las patronales más duras. Estamos de acuerdo en golpear con fuerza a esas patronales, y en boicotear los concesionarios, pero en esta estrategia hay un riesgo: que la patronal piense que "lo peor ya pasó", al pasar de huelgas de 24 horas a huelgas de 4. De hecho, el martes 16 la patronal volvió a romper las negociaciones.
Las huelgas de 4 horas duraron tan sólo dos días: los trabajadores exigieron a gritos en las masivas asambleas convocadas en la Praza do Rei de Vigo, retomar la huelga general, como así ha sido.
Ahora, tras 20 días de huelga es imprescindible dar una perspectiva a la lucha. En nuestra opinión, la única forma de obligar a la patronal a ceder es a través de la extensión de la movilización. Sin eso, se corre el grave riesgo de que, más tarde o más temprano, el cansancio y la pérdida de salario haga mella en el estado de ánimo de los trabajadores. Lo que hay que dejarle claro a la patronal y a la Xunta es que cada día que pase sin que acepten las reivindicaciones de los trabajadores, el conflicto se va a ir haciendo más grande, afectando a más trabajadores. ES IMPRESCINDIBLE CONVOCAR UNA HUELGA DE TODO EL METAL DE GALICIA YA. El sector crítico de CCOO de Ferrol ya ha hecho una propuesta en este sentido. Y si esa medida tampoco obliga a la patronal a ceder, los dirigentes sindicales deben empezar de inmediato a organizar una huelga general en todo Galicia.
Para dar un paso en este sentido es necesario que la CIG, CCOO y UGT convoquen ya una reunión masiva de delegados para informar a fondo de la lucha del Metal.
En esta reunión se podrían lanzar las siguientes propuestas:
a) Poner en marcha una campaña de solidaridad en todas las empresas, con la convocatoria de asambleas y la aprobación de resoluciones de solidaridad.
b) Estas asambleas deben servir no sólo para conseguir solidaridad sino para vincular las reivindicaciones planteadas por los trabajadores de Metal con reivindicaciones concretas que afectan a otros sectores. Es evidente que existe una preocupación generalizada por los efectos que está teniendo la crisis. Hay muchas empresas con planes de despidos o cierres. El chantaje patronal para reducir los salarios es ampliamente sentido. Por lo tanto, si vinculamos la solidaridad con la lucha del Metal a una plataforma reivindicativa para evitar que la crisis la paguemos los trabajadores podemos dar un paso claro en la extensión de la lucha. Una huelga general de Galicia podría basarse en las siguientes reivindicaciones:
· No a los ERES, ni a los despidos
· Un puesto de trabajo o subsidio de desempleo indefinido igual a SMI hasta encontrar un nuevo puesto de trabajo.
· No a la congelación salarial
· Por el reparto del empleo, reducción de la jornada laboral a 35 horas sin reducción salarial
· Incremento drástico del gasto público en educación y sanidad
La CIG, CCOO y UGT, tienen la fuerza y los medios suficientes para hacer una campaña contundente y decidida en este sentido. Miles de trabajadores del Metal podrían organizar piquetes informativos por toda la geografía gallega. Esto tendría un enorme impacto e introduciría una fortísima presión a la patronal y a la Xunta del PP. No hay ningún obstáculo para lanzar una campaña de este tipo. ¡Es el momento de hacerlo!
Además, una huelga general en Galicia sería un enorme impulso para la convocatoria de una huelga general estatal para obligar al gobierno del PSOE a realizar una política a favor de los trabajadores para que no seamos nosotros quienes paguemos la crisis.
Esta lucha se puede ganar. Como gritan los trabajadores en las manifestaciones "con chuvia e con vento, o metal en movemento".
¡¡Viva a loita do metal !!

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