La situación en Venezuela sigue siendo enormemente favorable a la revolución. La contrarrevolución está dividida y todos los intentos de movilizar a su base desde principios de año han acabado en estrepitosos fracasos.La situación en Venezuela sigue siendo enormemente favorable a la revolución. La contrarrevolución está dividida y todos los intentos de movilizar a su base desde principios de año han acabado en estrepitosos fracasos.

Debilidad opositora

Esta debilidad, evidenciada ya por su retirada de las legislativas de diciembre de 2005 luego que los sondeos pronosticasen a todos los partidos opositores juntos una representación del 10%, se profundiza. Divididos en cinco candidaturas ante las presidenciales de diciembre de este año, tienen diferencias acerca de si presentarse o no y todos los sondeos indican una nueva victoria aplastante de Chávez.

El boicot a las legislativas anunció el inicio de una nueva ofensiva imperialista. Por el momento, dada su incapacidad para movilizar a la base social de la contrarrevolución en el interior de Venezuela, esta campaña se basa fundamentalmente en el sabotaje económico y la intensificación de la campaña mediática internacional.

La creación de un grupo independentista en el Estado Zulia anuncia algunas de las maniobras que podría intentar el imperialismo en el futuro apoyándose en los paramilitares a sueldo de los terratenientes que existen en éste y otros estados fronterizos con Colombia. Sin embargo, hay que resaltar que en este momento carecen de fuerza para ello. De intentarlo, serían aplastados y provocarían un nuevo salto adelante de la revolución.

La principal amenaza a la revolución sigue siendo actualmente el control de sectores decisivos de la economía (bancos, latifundios y monopolios) por parte de los capitalistas. Estos acuden a las reuniones de negociación con el gobierno, aceptan las ayudas de éste, pero siguen sin invertir. A la incapacidad del capitalismo para ofrecer satisfacción a las necesidades y expectativas de las masas (alimentadas, además, por el avance del proceso revolucionario y el discurso y muchas de las acciones del presidente Chávez) se une el sabotaje económico: acaparamiento de productos que escasean en los mercados, subidas de precios, fábricas cerradas e infrautilizadas…. El objetivo es generar desmovilización y escepticismo entre las masas que permita a la contrarrevolución pasar a la ofensiva ya sea mediante un nuevo golpe, el magnicidio o una combinación de ambos.

La marea roja vuelve

a tomar las calles

En ese sentido, como dijimos los marxistas, la alta abstención de las pasadas elecciones legislativas es un aviso importante pero no significa que sectores amplios de las masas hayan abandonado a Chávez y caído ya en el escepticismo. La marcha antiimperialista del pasado 4 de febrero (según muchos la más grande de todo el proceso revolucionario) volvió a mostrar que si hay un llamamiento claro a las masas (especialmente por parte de Chávez) y una propuesta que las ilusione éstas responden.

El tsunami rojo volvió a desbordar las calles caraqueñas días después de varias declaraciones amenazantes de altos cargos estadounidenses y luego de que Chávez insistiese nuevamente en el objetivo del socialismo y la lucha contra “el enemigo interno de la ineficiencia, el burocratismo y la corrupción” y, además, anunciase toda una serie de medidas favorables a los trabajadores y sectores populares: aumento del salario mínimo, salario para amas de casa, creación de los consejos comunales (asambleas vecinales que deberían nombrar delegados elegibles y revocables, determinar las necesidades más perentorias en sus zonas y gestionar fondos que el gobierno les entregará directamente), etc.

El factor fundamental que impide avanzar hacia la expropiación de los medios de producción y la sustitución del estado burgués por un estado obrero es la ausencia de una dirección al frente del movimiento obrero que sepa ofrecer a éste, y al resto de las masas que constituyen el movimiento bolivariano, un programa de transición que vincule la Batalla de Santa Inés II por la reelección de Chávez y la defensa del proceso revolucionario contra los ataques del imperialismo y la contrarrevolución, con la lucha por resolver toda una serie de problemas sociales (pobreza, desempleo, déficit habitacional...) y ambas con la necesidad de expropiar a los capitalistas y planificar la economía.

La principal organización obrera venezolana, la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) está paralizada por la lucha entre distintos líderes por ganar la dirección en su próximo Congreso. A ello se une que muchos de esos dirigentes siguen concibiendo la lucha obrera de un modo fundamentalmente reivindicativista y tienden a separar en la práctica esta lucha, o el propio debate acerca de qué UNT necesitamos, de la batalla por defender el proceso revolucionario y reelegir a Chávez, que centra la atención de las masas. Esto dificulta a la vanguardia obrera poder liderar a las masas bolivarianas en la lucha por el genuino socialismo.

Los marxistas de la CMR estamos luchando dentro de la UNT por un programa de transición en las líneas comentadas e impulsamos con esa misma orientación, a través de nuestra célula en la empresa expropiada Inveval, la creación del Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas. La iniciativa ha despertado gran entusiasmo en los trabajadores de las empresas en cogestión y de varias empresas en lucha, y su primera movilización ha tenido un importante impacto tanto en los medios de comunicación chavistas como entre sectores significativos del movimiento revolucionario. Esto demuestra el enorme potencial existente. Un referente marxista que sepa ganarse el reconocimiento de las masas bolivarianas podría romper el actual callejón sin salida y acelerar de forma decisiva el proceso revolucionario.

William Sanabria

Corriente Marxista Revolucionaria Venezuela

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