Los pasados 12 y 13 de mayo se celebró en la fascinante ciudad de Viena la IV Cumbre América Latina y Caribe / UE. La cumbre oficial pasó sin pena ni gloria para todo el mundo y sin más resultado aparente que el de una gran comilona a base de caviar,Los pasados 12 y 13 de mayo se celebró en la fascinante ciudad de Viena la IV Cumbre América Latina y Caribe / UE. La cumbre oficial pasó sin pena ni gloria para todo el mundo y sin más resultado aparente que el de una gran comilona a base de caviar, buen champán francés y vestidos de gala en un histórico edificio vienés, en la que participaron casi todos los jefes de Estado y de gobierno. Casi todos, porque hubo un hombre que fue capaz de venir a Viena y hacer llegar su mensaje a la juventud, los trabajadores y la izquierda con un claro llamamiento a caminar todos juntos hacia el socialismo mundial, en un mitin de masas que, según muchos, será recordado por siempre en la capital austriaca.

El jueves 11 de mayo a las 5 de la tarde estaba prevista la llegada del presidente Chávez al Hotel Hilton, ubicado a orillas del imponente Danubio y sede de la delegación venezolana. Media hora antes ya había varias decenas de personas esperándole con pancartas y lemas a favor de la Revolución Bolivariana. A las 5 en punto, se habían juntado más de dos centenares: jóvenes, estudiantes, obreros, madres, niños... El presidente se hizo esperar hasta poco antes de las 7 de la tarde, mientras la multitud ensayaba los cánticos de bienvenida. El mítico “¡uh, ah, Chávez no se va!” sonaba enérgico en Viena con un marcado acento alemán. La llegada del presidente fue impactante: la euforia de la multitud que le esperaba rápidamente impregnó al Comandante que, dejando a un lado protocolos, se paró a saludar a los presentes, tras escuchar la bienvenida de un compañero de Manos Fuera de Venezuela (MFV) en Austria y también el saludo que transmitimos desde el Sindicato de Estudiantes, trasladando el más fiel apoyo al comandante en nombre de la juventud y los hijos de los trabajadores del Estado español y de toda Europa. El presidente respondió planteando la vital importancia de los jóvenes en la transformación del mundo y en el avance de la revolución, contando anécdotas de su juventud, cuando él escuchaba con atención —dijo— a Fidel y el Che y empezaba a gestar su conciencia revolucionaria.

Estaban también presentes en esta calurosa bienvenida Alan Woods, recién llegado de Londres, y Rubén Linares, coordinador nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) de Venezuela, además de destacados dirigentes sindicales y líderes juveniles de la izquierda austriaca y compañeros de MFV llegados desde Italia.

Venezuela: un referente mundial para la clase obrera y los oprimidos, un peligro gigantesco

para el imperialismo

Cuando decidimos lanzar la campaña internacional Manos Fuera de Venezuela, lo hicimos con dos objetivos claros: en primer lugar crear un movimiento de solidaridad internacional, orientado a las masas, para apoyar el proceso revolucionario en Venezuela desde el exterior y, en segundo lugar, utilizar este movimiento para contrarrestar los ríos de tinta y la manipulación procedente de los lacayos del imperialismo con el objetivo de que la Revolución Bolivariana apareciese aislada. Hoy podemos decir que han fracasado en sus intentos: la revolución acecha a toda América Latina y Venezuela es un referente claro, no sólo ya en el continente latinoamericano, sino también en Europa y en el resto del mundo.

Hace pocas semanas pudimos ver a la juventud y los trabajadores del vecino país francés saliendo a la calle masivamente contra el CPE, un ataque furibundo para aumentar la explotación de los jóvenes con contratos precarios, temporales y sin derecho alguno. Al mismo tiempo, Chávez en Venezuela también reformó el Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, pero de una forma muy diferente: “En materia de juventud se elimina el ‘Contrato de Jóvenes en Formación’ para jóvenes de 18 a 24 años, que pasan a cobrar el salario mínimo y a ser empleados fijos”. Es sólo un ejemplo de los muchos que contribuyen a que Venezuela sea hoy un referente para la clase obrera a nivel mundial. Venezuela demuestra, como volvió a sonar hace pocos días desde las gargantas de millones de hermanos de clase latinos en las propias entrañas del imperio, que “¡sí se puede!”, que es posible el socialismo, que es posible un mundo mejor lejos de la barbarie del capital. Por ello, que los jóvenes en el corazón de la vieja Europa den la espalda a los imperialistas para saludar puño en alto al presidente de la Revolución, como ocurrió en Viena, demuestra que los únicos que se están quedando aislados son los mismos que durante años en Venezuela, en Europa y en todo el planeta llevan gestionando el mundo en base a la opresión de la mayoría y en beneficio de una detestable minoría. Contó el presidente, a lo largo de su estancia en Viena, la historia de Tupac Catari, un indio al que ataron cuatro caballos a cada una de sus cuatro extremidades y justo antes de morir desgarrado gritó a sus verdugos: “Hoy muero hecho pedazos, pero mañana volveré hecho millones”. Cada ataque de los capitalistas y los imperialistas a nivel mundial se convertirá en su contrario, como quien está cavando hoy su propia tumba para mañana.

Un acto histórico para

defender la revolución

El día 12 de mayo todo estaba preparado para el acto, que desbordó incluso las mejores previsiones de asistencia. La sala principal del centro cultural Arena, una antigua fábrica abandonada, recuperada para actividades culturales por jóvenes y obreros hace varios años y que es hoy un punto de referencia para la izquierda en Viena, era el escenario previsto para el acto. Desde primera hora decenas de compañeros de MFV, con el apoyo directo de los camaradas de la Casa Militar, ultimábamos los detalles. El acto estaba anunciado para las 7 de la tarde, pero a las 5 ya había varios centenares de personas a las afueras del recinto.

A las 7 las colas eran inmensas, miles y miles de jóvenes desafiaban con paciencia el calor y aguardaban, cantando consignas, levantando banderas y con ambiente festivo, el comienzo del acto. Se había previsto una pantalla gigante en el exterior de la sala, pensando que mucha gente no podría llegar a entrar. A última hora, aparecieron algunas dificultades finalmente superadas. Algunos responsables del gobierno venezolano comunican a los organizadores que el presidente no podría asistir, debido a su agenda que sabemos con certeza que estaba saturada. Ya estaban en el recinto los más altos cargos del gobierno: varios ministros, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, embajadores, entre ellos también Alejandro Fleming, encargado de negocios de la Embajada de Venezuela en Bélgica y la UE, que colaboró también enérgicamente en la preparación del acto. Pero las 5.000 personas que esperaban al presidente, unido al ánimo y la voluntad de los militantes de MFV y al impresionante trabajo de los camaradas de la Casa Militar, especialmente del compañero Harold y todo su equipo, que demostraron ser grandes luchadores y consecuentes revolucionarios, todo eso en su conjunto, sumado al coraje y valor revolucionario del presidente Chávez, comprometido al máximo con la juventud y los trabajadores, hicieron que poco antes de las 10 de la noche el comandante llegase finalmente a la Arena. Ante la gran cantidad de gente, que seguía y seguía llegando, se decidió optar por hacer el acto al aire libre, para que las miles de personas congregadas pudiesen ver en vivo y en directo al presidente y a quienes le precedieron en el uso de la palabra: Aleida Guevara, hija del Che, que entonó un enérgico discurso en defensa de la revolución y Alan Woods, fundador de MFV, que se dirigió directamente a los miles de jóvenes congregados llamándoles a la organización para luchar por la revolución socialista en todo el mundo.

‘Socialismo o barbarie’

Cuando Chávez se dirigió al estrado la gente hizo vibrar literalmente el lugar. Los gritos entusiastas y las consignas de apoyo debieron de oírse hasta en la otra punta de Viena, allá donde algunos otros altos mandatarios disfrutaban de su “cumbre oficial”. En su discurso no faltaron referencias a Marx o Lenin que fueron recibidos con aplausos entusiastas, pero sin duda uno de los momentos más aclamados se vivió cuando el presidente citó a Rosa Luxemburgo para advertir que “no hay alternativa: o socialismo o barbarie”.

El público militante aclamaba cada una de las referencias que el presidente hacía a la necesidad de avanzar la revolución en Venezuela, pero también las múltiples ocasiones en las que planteó la necesidad de extender la revolución a escala mundial. Tras casi dos enérgicas horas de discurso, La Internacional comenzó a sonar por la megafonía y por las voces de los miles de personas congregadas. El presidente se sumó, cogiendo una bandera roja con una mano y levantando el puño con la otra. El acto era ya un nuevo éxito patrimonio de la Revolución Bolivariana y de la lucha internacional por la revolución socialista.

Manuel de la Fuente

Ejecutiva Estatal del Sindicato de Estudiantes y participante en la organización del mitin

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