El domingo 25 de junio un grupo de combatientes de los Comités de Resistencia Popular (CRP), ala militar de Hamás, llevó a cabo un ataque en un puesto de control próximo al cruce fronterizo de Rafah. En este ataque murieron dos soldados israelíes y sEl domingo 25 de junio un grupo de combatientes de los Comités de Resistencia Popular (CRP), ala militar de Hamás, llevó a cabo un ataque en un puesto de control próximo al cruce fronterizo de Rafah. En este ataque murieron dos soldados israelíes y secuestraron a otro soldado, Gilad Shalit, de 19 años de edad. Era el primer acto de los CRP desde que el 9 de junio Hamás anunciara el fin de un alto el fuego que ha durado 16 meses. El motivo fue el asesinato con un misil de siete miembros de una misma familia palestina cuando se encontraban disfrutando de un día de playa en Gaza.

El gobierno israelí, hipócritamente, dijo que no tuvo nada que ver con aquellos asesinatos, pero las pruebas apuntan directamente a un culpable: al aparato del Estado israelí. Además este ataque contra los soldados israelíes llegó también después de que el ejército israelí asesinara al fundador del grupo, Jamal Abu Samhadana, a principios del mes de junio.

Según pasan los días han aparecido más pruebas que demuestran que el ejército israelí conocía que los CRP preparaban este ataque y que estaban construyendo un túnel, el servicio de seguridad Shin Bet había avisado con antelación. Pero la respuesta del Estado israelí fue movilizar en un par de días 3.000 soldados y cien tanques para invadir de nuevo Gaza. Es evidente que buscaban una excusa para volver a reocupar la zona y la habían encontrado.

Este ataque contra los soldados israelíes ha desatado una campaña brutal de bombardeos contra el pueblo palestino. El gobierno israelí pretende que esta ocupación responde a la búsqueda del soldado secuestrado pero si eso fuera así ¿por qué destruir la infraestructura de Gaza?

Los aviones israelíes han destruido tres de los principales puentes de Gaza, la única central eléctrica (su destrucción no fue casualidad ya que lanzaron nueve misiles contra ella) que suministra electricidad a más del 75% de los habitantes de la Franja, sin agua potable porque las bombas son eléctricas, con los hospitales al borde del colapso debido a la falta de generadores. ¡Y todavía el gobierno israelí tiene el cinismo de decir públicamente que “no quiere castigar a los ciudadanos palestinos”!

Sólo una excusa

para sembrar el terror

Han sellado completamente las fronteras palestinas, teóricamente para “evitar” el traslado del soldado israelí a Egipto. Esta es una pretensión ridícula. El cierre de los pasos fronterizos ha transformado Gaza en una prisión donde escasean los productos esenciales como el pan, la leche, la fruta o las medicinas.

Toda esta campaña es sólo una excusa para sembrar el terror entre la población palestina. La última táctica del terrorismo de Estado perpetrado por la clase dominante israelí son las “bombas sónicas”, aviones caza sobrevolando muy bajo durante toda la noche haciendo temblar las casas, rompiendo ventanas e impidiendo que la población pueda conciliar el sueño.

Los CRP exigen a cambio del soldado israelí la liberación de las mujeres y niños encarcelados en prisiones israelíes. En la actualidad más de 9.000 presos palestinos languidecen en las “cárceles de seguridad” israelíes, entre ellos hay 115 mujeres y 380 niños, ¡entre ellos niños menores de 8 años de edad! Pero las autoridades israelíes han permanecido inflexibles y dicen que no cederán ante nada. Desde que comenzó la ocupación israelí más de 650.000 palestinos han pasado por las cárceles de seguridad del Estado de Israel.

Estos movimientos del ejército israelí están creando además una situación de extrema tensión en la zona. No sólo porque aviones israelíes sobrevolaran el palacio presidencial del presidente sirio cuando éste se encontraba dentro, sino que militantes palestinos armados han tomado posiciones en la ciudad de Gaza y en otras partes de la región preparados para un enfrentamiento armado con los vehículos militares israelíes. Y además el martes 4 de julio por la tarde combatientes palestinos lanzaron misiles Qassam contra la ciudad costera de Ashkelon.

El gobierno israelí ha vuelto a dar una nueva muestra más de su talante “democrático” al detener a 64 parlamentarios de Hamás y a un tercio de los 24 ministros palestinos, entre ellos el viceprimer ministro, y los ministros de Finanzas, Trabajo y Asuntos Exteriores. Es evidente que esta operación no tiene nada que ver con recuperar al soldado israelí, como citaba de pasada el periódico israelí Haaretz: “Los arrestos se planificaron hace semanas y recibieron la aprobación del fiscal general Menachen Mazuz el pasado miércoles”.

El imperialismo quiere un gobierno palestino títere

La razón por la que están aterrorizando a la población palestina es porque votó a Hamás. El plan del gobierno israelí ha sido poner a algún tipo de gobierno títere en los territorios ocupados para que éste hiciera de policía por ellos. Pero el pueblo palestino se interpuso en su camino al votar a Hamás. Primero intentaron estrangular económicamente al gobierno palestino, después el gobierno israelí, con el apoyo del imperialismo estadounidense, intentó la táctica de provocar una guerra civil entre los palestinos, provocando enfrentamientos armados entre Fatah y Hamás, la vieja y clásica táctica de “divide y vencerás” que tantas veces ha utilizado el imperialismo en Irlanda del Norte, en Iraq, en Yugoslavia, etc.

Esta situación provocará un desastre humanitario que agravará aún más las terribles condiciones de vida que sufre el pueblo palestino. En 2003 las agencias internacionales de ayuda comparaban la economía de Gaza con la de un país del África subsahariana (la zona más pobre del mundo). Es uno de los lugares con mayor densidad de población del planeta: más de un millón de palestinos viven bajo el asedio israelí en una verdadera cárcel. Es un gran gueto donde la mayoría de sus habitantes son refugiados que han vivido en campos desde que fueron expulsados de Israel en 1948. Desde que comenzó la segunda Intifada en septiembre de 2000 ninguno de los 40.000 trabajadores de Gaza ha podido cruzar la frontera para trabajar en Israel. En Gaza la malnutrición es endémica y el paro algo crónico.

Según el Banco Mundial, si no se produce un cambio dramático, el 75% de los palestinos vivirá bajo el umbral de la pobreza dentro de dos años (esa cantidad ya vive en el umbral o ligeramente por encima del umbral de pobreza que está situado en 2,1 dólares al día). La malnutrición es endémica, tasa de pobreza supera el 50%. Toda esta situación se agravará rápidamente debido a la represión actual.

División en el seno de

la clase dominante israelí

Por primera vez se ven fisuras dentro de la clase dominante israelí. Quizá el mejor ejemplo han sido las duras editoriales contra el gobierno publicadas por el periódico burgués Haaretz. El 30 de junio este periódico publicaba un editorial titulado ‘El gobierno está perdiendo la razón’. En ella se podían leer cosas como las siguientes: “Cuanto más grande es la creatividad del gobierno en inventar tácticas, más parece esto reflejar una pérdida de dirección antes que una concepción general basada en la razón y en el sentido común (…) La táctica de presionar a los civiles ha sido intentada anteriormente y más de una vez. Los libaneses, por ejemplo, están muy familiarizados con la táctica israelí de destruir estaciones eléctricas e infraestructura (…) Finalmente Israel fue forzado a negociar con Hezbolá y retirarse del Líbano”. Y el mismo periódico publicaba el 5 de julio otro editorial titulado ‘La única opción’ en la que se podía leer: “En este momento debe ser reiterado —y sería apropiado que el primer ministro encuentre tiempo y fuerza de voluntad para hacerlo— que Israel a largo plazo no tiene otra opción que la retirada de los territorios y el fin de la ocupación”.

Olmert ganó las elecciones bajo la sombra de Sharon y con la promesa de una retirada israelí de los territorios ocupados. Esto no era del agrado de los sectores más derechistas que ocupan altos cargos dentro del ejército. La “retirada” israelí de Gaza fue presentada como un paso hacia la “paz”. Pero nada más lejos de la realidad; mientras se retiraba de Gaza, Israel intensificaba el control sobre Cisjordania y continuaba con la construcción del muro y mantenía una fuerte presencia militar en toda la zona dispuestos, como hemos visto, a regresar en cualquier momento.

Las auténticas intenciones de la clase dominante israelí son ya claras para muchos incluso dentro de Israel. No tiene intención de garantizar un auténtico autogobierno palestino. En el mejor de los casos sólo puede garantizar para Palestina una situación de estado cliente, dirigido por políticos bajo el control firme de Israel. Esto es inaceptable para el pueblo palestino que desea un verdadero autogobierno.

Resulta irónico que Olmert, el primer ministro israelí, fuera elegido en marzo gracias a la promesa de retirada de algunas zonas de Cisjordania, similar a la “retirada” del año pasado de Gaza. Esto indicaba que en Israel la mayoría de la población quiere la paz y terminar un conflicto constante. Pero mientras los palestinos tengan que vivir es esta gigantesca prisión no habrá paz.

En la medida que Israel siga gobernado por la actual clase dominante no puede existir una verdadera perspectiva de paz. La clase dominante de Israel es una clase capitalista con aspiraciones imperialistas. El deber de la clase obrera israelí es luchar contra su propia clase dominante. La primera reivindicación del movimiento obrero internacional, y de la clase obrera israelí, debe ser la retirada inmediata de las tropas de Gaza. ¡Hay que detener esta agresión! Los jóvenes y los trabajadores debemos exigir la salida de las tropas israelíes de Gaza y el final de este genocidio contra el pueblo palestino.

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