(Serie de articulos "Principios de economía marxista" publicados en El Militante a lo largo del año 2009)

IV. La teoría del valor

Como hemos explicado en anteriores artículos lo que distingue al capitalismo como modo de producción de otros anteriores, como el esclavismo o el feudalismo, es la utilización del trabajo asalariado para la producción, venta e intercambio de mercancías.

Durante siglos, los filósofos y economistas de cada época intentaron dar explicación al enigma de la mercancía y su valor. En el siglo XVIII, la economía burguesa de Inglaterra, a través de David Ricardo, se aproximó a la solución del problema, pero fracasó a la hora de dar una explicación científica.

Federico Engels, en el prólogo a la edición berlinesa de 1891 de Trabajo asalariado y capital, señaló lo siguiente: "La economía clásica encontró que el valor de una mercancía se determinaba por el trabajo necesario para su producción encerrado en ella. Y se contentó con esta explicación" (...) "Pero tan pronto como los economistas aplicaban este criterio de determinación del valor por el trabajo a la mercancía ‘trabajo', caían de contradicción en contradicción. ¿Cómo se determina el ‘valor del trabajo'? Por el valor del trabajo necesario encerrado en él. Pero, ¿cuánto trabajo se encierra en el trabajo de un obrero durante un día, una semana, un mes, un año?" (...) "Con saber que el valor de una hora de trabajo es igual a una hora de trabajo, es como si no supiésemos nada acerca de él. Con esto no hemos avanzado ni un pelo hacia nuestra meta; no hacemos más que dar vueltas en un circulo vicioso".

Como Marx señala en El Capital, la mercancía es, en primer lugar, un objeto que por sus propiedades satisface necesidades humanas de cualquier clase. La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso, y este valor de uso se realiza únicamente en el uso o en el consumo.

Pero la mercancía también posee un valor de cambio. Este valor de cambio viene determinado por la proporción en que los valores de uso de un tipo se cambian por los de otros. A través de millones de actos de cambio de esta clase, que se dan todos los días, se equiparan constantemente todo género de valores de uso, aunque se trate de mercancías diversas y poco equiparables entre sí.

¿Qué hay de común entre todos estos diferentes valores que los hace equivalentes dentro de un determinado sistema de relaciones sociales? Esta cualidad común no es ninguna propiedad física, química o cualquier otra propiedad natural de la mercancía.

En realidad todas las mercancías son producto del trabajo humano.

De este hecho se puede desprender una conclusión fundamental: la magnitud de valor de una mercancía se puede medir mediante la cantidad de la "sustancia creadora de valor", esto es, del trabajo contenido en ella. La cantidad de trabajo se mide por su duración y, el tiempo de trabajo tiene a su vez su medida en determinadas porciones de tiempo, horas, días, etcétera. Para Marx, el valor de una mercancía viene pues, determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción.

Una vez llegados a este punto hay que recordar que la ciencia económica burguesa siempre insiste en que el valor de una mercancía equivale a su coste de producción. La pregunta que tenemos que hacer entonces es ¿cuál es el coste de producción del trabajo? De hecho, averiguar el coste de producción del trabajo no es posible. Lo que si es posible es saber el coste de producción del obrero, imprescindible en el proceso productivo y que varía según las épocas, pero que constituye una magnitud dada dentro de ciertos límites. En el marco del modo de producción capitalista, el coste de producción de un obrero se determina por los medios de vida necesarios, por término medio, para que pueda trabajar y mantenerse para seguir trabajando y asegurar la reproducción de la clase obrera. En realidad el obrero vende al capitalista su fuerza de trabajo, que el capitalista compra por un valor y utiliza durante un tiempo determinado. La fuerza de trabajo en la sociedad capitalista es una mercancía más, pero es la única mercancía que cuando se consume crea valor. Esto es lo que ocurre en el proceso productivo.

La fuerza de trabajo crea en un día más valor del que ella encierra y cuesta y con cada adelanto tecnológico crece el excedente de producción diaria sobre su coste diario, es decir se reduce la parte de la jornada en que un obrero produce el equivalente a su jornal y se aumenta la parte de la jornada en la que regala su trabajo al capitalista, es decir la plusvalía.

Lo fundamental es que en el capitalismo son los asalariados, la clase obrera, los que producen valor, valor por otra parte que no les pertenece, sino que el capitalista se apropia como dueño del capital, que posee las materias primas, los medios de trabajo y que compra la fuerza de trabajo que crea valor. Esta es la contradicción fundamental de la sociedad capitalista. El beneficio del capitalista toma como base la parte de valor que el obrero produce y el capitalista se apropia, después de descontar lo que necesita para asegurar su existencia.

Plusvalía y circulación de las mercancías

Históricamente existen tres formas de circulación de las mercancías:

A) En una economía elemental de trueque una mercancía se intercambia por otra que contiene la misma cantidad de trabajo socialmente necesario para ser producida. El intercambio de mercancías se representa por M-M.

B) Cuando en una sociedad se ha alcanzado cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas y se produce circulación monetaria, hay dos formas posibles de circulación: venta de mercancías, representada por la formula M-D y compra de mercancías, D-M.

La operación se representa de la siguiente manera M-D-M', es decir se compra para vender. En este caso el dinero es tan sólo un instrumento que facilita las transacciones de mercancías, característico de las sociedades precapitalistas.

C) La circulación en una economía capitalista. El dinero no circula ya como moneda sino como capital. El capitalista posee el capital necesario para comprar los medios e instrumentos de producción, las materias primas y la fuerza de trabajo. En este sentido el capital es una condición previa para poner en funcionamiento el proceso productivo. La formula se representa como D-M-D', con el capital se produce mercancías con las que se obtiene un capital acrecentado, es decir capital con beneficio.

Marx explica en El Capital: "el dinero presupone un cierto nivel de progreso en el intercambio de mercancías. Las diversas formas de dinero, simple equivalente de mercancías, medio de circulación, medio de pago, atesoramiento y dinero mundial, apuntan, según el alcance y la primacía relativa de una u otra función, a fases muy diversas del proceso de producción social.

La plusvalía

El debate entre la economía burguesa y el marxismo se ha polarizado durante décadas precisamente en explicar de dónde surge el excedente, o mejor dicho, cómo se consigue crear el beneficio, que en la fórmula antes descrita se representa como D'. Es común entre los empresarios y los abogados del capital reconocer con la boca pequeña que el trabajo crea la plusvalía, pero que ésta al fin y al cabo no es más que una remuneración al empresario por arriesgar su capital. De esta manera se consuela la burguesía, ocultando lo que no es más que una apropiación descarada del valor excedente que el trabajador crea con su trabajo.

La plusvalía no puede provenir de la circulación de mercancías, pues ésta sólo conoce el intercambio entre equivalentes. La cuestión radica en que el poseedor de capital necesita encontrar en el mercado una mercancía cuyo valor de uso posea la cualidad de ser fuente creadora de valor, una mercancía que al consumirse cree valor: esa mercancía es la fuerza de trabajo del hombre.

El capitalista compra con su capital la fuerza de trabajo del obrero; compra su valor decambio por una cantidad determinada de dinero, es decir el coste de mantenimiento y educación laboral del obrero y su familia y, a cambio, se apropia de su valor de uso. El trabajador crea en una parte del tiempo total de su trabajo, el valor necesario con que el capitalista le paga para garantizar su subsistencia. Pero durante el tiempo restante crea un plusproducto no retribuido por el capitalista que es la plusvalía. En definitiva la plusvalía es la diferencia entre el valor creado por la fuerza de trabajo y lo que cuesta esa fuerza de trabajo. Una vez que ha comprado la fuerza de trabajo el poseedor de capital tiene el derecho a consumirla durante el tiempo que se acuerda en el contrato.

De esta manera el salario es el precio de la fuerza de trabajo en el mercado, la expresión monetaria de su valor.

El capital empleado por el capitalista en el proceso productivo puede dividirse en dos:

a) Capital constante, compuesto por medios de producción, materias primas, maquinaria, etc; se denomina constante porque no altera su valor en el proceso de producción sino que añade su valor a la mercancía que se está produciendo. Es trabajo muerto, incorporado poco a poco.

b) Capital variable, la parte del capital que se gasta en comprar fuerza de trabajo y que al consumirse crea valor, pues produce lo necesario para garantizar la subsistencia del trabajador más un excedente que se apropia el empresario, la plusvalía.

Si un empresario dispusiese sólo de capital constante no podría producir mercancías; es necesaria la intervención consciente de la fuerza de trabajo en el proceso productivo para poner en relación los instrumentos de producción y las materias primas y de esta manera producir una mercancía que una vez vendida en el mercado como producto elaborado, genere una ganancia. De esta última hablaremos en el próximo artículo.

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