El 8 de octubre murieron 3 obreros migrantes y una encargada de obras por un derrumbe de un edificio en el centro de Madrid. Como siempre, la clase obrera, especialmente los sectores más golpeados, como la clase trabajadora extranjera, sufre las peores consecuencias de la explotación laboral, la precariedad y la especulación inmobiliaria.

Esta obra era una remodelación de un edificio antiguo para convertirlo en un hotel de cuatro estrellas. Un ejemplo más de los tantos que hay en Madrid, ya sea en el centro como en los barrios obreros, con el fin de especular con el mercado inmobiliario y la turistificación. Y aquí se ve cómo, al igual que el derecho a la vivienda es para los especuladores y los empresarios de la construcción un bien con el que hacer negocio, la vida y las condiciones laborales de los trabajadores no tienen ninguna importancia para ellos. Solo un dato: las muertes en el sector han crecido en todo el Estado respecto a 2024 un 26% hasta agosto incluido.

Hay que decir que no se trata de ningún accidente. Los plazos ridículamente cortos para terminar las obras y empezar a especular, el ansia por exprimir al máximo a los obreros y la negativa a cualquier inversión en prevención de riesgos laborales tienen consecuencias. Trágicas en este caso. Pero no solo eso. Todas estas obras cuentan con el respaldo legal del Ayuntamiento del PP de Almeida. En este caso, a pesar de que las inspecciones habían sido desfavorables, la obra contaba con la licencia en vigor.

Este marzo el sector de la construcción necesitaba incorporar al menos 700.000 nuevos trabajadores para poder suplir las vacantes, señalaba la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). La falta de mano de obra, según la patronal, es por el envejecimiento de la mano de obra y la falta de formación, pero no hablan de las condiciones de precariedad y riesgo a las que los obreros se ven expuestos.

Para garantizar el máximo beneficio y cubrir la necesidad de fuerza de trabajo, la patronal de la construcción ha utilizado la mano de obra migrante, aprovechando la vulnerabilidad de este sector de nuestra clase para degradar aún más las condiciones de trabajo generales.

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Las condiciones laborales de los trabajadores no tienen ninguna importancia para los empresarios. Las muertes en el sector de la construcción han crecido en todo el Estado respecto a 2024 un 26% hasta agosto incluido. 

¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera! Exigimos condiciones de trabajo dignas y seguridad laboral

Los tres obreros migrantes muertos esta semana en Madrid —dos africanos y uno latinoamericano— hacen parte de esa población a la que la derecha criminaliza constantemente con argumentos falsos, demagogia y bulos: que venimos a recibir pagas del Gobierno, que somos causa del aumento de la inseguridad o de la saturación de los servicios públicos. Pero lo cierto es que la patronal patrocinadora de estas políticas es la que más quiere esta mano de obra migrante, siempre y cuando nos puedan explotar sin reparo exponiéndonos a condiciones laborales deplorables y, luego, usarnos de chivo expiatorio. No solo en la construcción, sino en más sectores como la hostelería, la agricultura, el cuidado de niños y personas mayores.

La violencia atroz a la que nuestra clase se ve sometida tiene muchas caras. La muerte evitable de estos compañeros es una de ellas. Pero convivimos con esta violencia día a día en nuestros centros de estudio, de trabajo, en nuestros barrios abandonados. Y en el caso de las personas inmigrantes, va más allá. En las redadas racistas, la situación administrativa irregular, el señalamiento que vivimos por parte de los fascistas…

Desde Izquierda Revolucionaria hacemos un llamamiento a luchar conjuntamente para denunciar a los responsables de estas tragedias, y que no vuelvan a suceder. Porque los accidentes en el trabajo no son accidentes. Son evitables. Y que se conviertan en tragedias tiene culpables con nombre y apellidos, se trata de terrorismo patronal puro y duro que tenemos que combatir toda la clase trabajadora, nativa o extranjera. No vale la posición cómplice de las cúpulas sindicales que se limitan a publicar mensajes de condolencias pero sin exigir, ni luchar por derechos laborales justos. Que en los hechos abandona a la clase trabajadora, especialmente la migrante, para garantizar la paz social, exactamente igual que el Ministerio de Trabajo.

Frente a los intentos de dividirnos a través del veneno del racismo y la xenofobia, levantamos la bandera de la unidad de clase, exigiendo un trabajo digno y seguro, así como plenos derechos democráticos, políticos y sociales para todas y todos. Y de igual manera, exigimos juicio y castigo para los responsables de esta tragedia, y reparación a las familias de las víctimas.

¡No son muertes, son asesinatos!

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