Un ataque muy serio contra quienes luchamos contra la extrema derecha

La ultraderecha está totalmente lanzada y va muy en serio. Vox ha registrado en el Congreso una proposición no de ley (PNL) en la que plantea la ilegalización de las “organizaciones ligadas al movimiento de extrema izquierda Antifa”, además de su inclusión en el listado de organizaciones terroristas de la Unión Europea. Estos franquistas, quienes alientan día a día el odio y la brutalidad contra las personas migrantes, las mujeres, el colectivo LGTBI y la izquierda en general, justifican este atropello dictatorial por una supuesta “escalada de violencia” del movimiento antifascista: “socava el Estado de Derecho, el orden democrático y la seguridad de los españoles”.

Junto a esta PNL, que se debatirá en febrero, Vox solicitará a la Fiscalía las acciones judiciales necesarias para ilegalizar a todas las organizaciones combativas que hemos estado plantándoles cara desde las calles. ¿Por qué? Porque, según esta panda de nostálgicos, hay un “fomento, promoción e incitación al odio contra las contra las personas, grupos y asociaciones, especialmente por razón de su ideología”. Y nos los dicen quienes reivindican los crímenes de la dictadura franquista, niegan la violencia machista, opinan que las personas LGTBI estamos enfermas, defienden teorías supremacistas blancas, alientan los pogromos racistas como vimos en Torre Pacheco, reivindican el holocausto sionista en Palestina y aplauden la brutalidad de los escuadristas nazis de Desokupa. ¡Pero aun así no tienen ningún pudor en decir que el odio lo fomentamos nosotras y nosotros, quienes luchamos contra todo eso!

Nos reiríamos si no fuera tan serio lo que persiguen. La extrema derecha, respondiendo a los deseos de también un sector de la clase dominante, quiere imponer el modelo que está aplicando Trump. Su declaración del movimiento ANTIFA como organización terrorista en EEUU forma parte de una escalada de amenazas que persiguen un objetivo central: combatir y erradicar lo que él llama el “enemigo interior”, que no es otro que la izquierda, los comunistas, los movimientos sociales, la clase trabajadora nacional o migrante, las personas sin hogar, el movimiento Black Lives Matter, los sindicalistas…

Vox quiere lo mismo: imponer el terror entre todos los que luchamos, dar más poder a los cuerpos policiales para que actúen como el ICE y hacernos retroceder a los oscuros tiempos de la dictadura para que los empresarios sigan acumulando riqueza a costa de nuestra explotación y encima no podamos ni rechistar.

No es ninguna broma ni un delirio de Santiago Abascal. Es una declaración de intenciones en un momento en el que están totalmente envalentonados y se sienten más cerca de la Moncloa. En la proposición detallan las movilizaciones de los vecinos y vecinas de Vallecas (Madrid), Bilbo, Catalunya o Castelló que protestaban contra mítines de Vox, las acciones en solidaridad con el pueblo palestino durante la Vuelta Ciclista y las concentraciones contra Vito Quiles en las Universidades. Está claro: van a ir a por las organizaciones que hemos impulsado la lucha social, la lucha contra el genocidio, por la Universidad pública, contra los desahucios…

Nos quieren colocar en una diana y azuzar todavía más la violencia entre su base social. Pero no van a amedrentarnos. Ni Vox ni ninguna organización fascista.

Frente a la verborrea antifascista del Gobierno PSOE-Sumar, que muchas declaraciones y mucho blablablá pero que con sus políticas alimentan el avance de la extrema derecha y la represión contra quienes luchamos, solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas. La tarea del momento es levantar un movimiento antifascista de masas, combativo y de clase, que se base en la acción más contundente de todas y todos los jóvenes y trabajadores, como hicieron antes nuestras abuelas y abuelos que se enfrentaron al régimen franquista. Organizarnos día a día, en cada centro de trabajo, barrio, instituto y Universidad para responder políticamente los ataques y la demagogia ultraderechista. Así podremos barrer a esta escoria de nuestros espacios y vidas.

Desde el Sindicato de Estudiantes dedicaremos todas nuestras fuerzas y energías para conseguirlo. Si tú también quieres acabar con la amenaza que supone la extrema derecha y con el sistema que engendra tanta violencia y sufrimiento, únete a nosotros y a nosotras. Sigamos construyendo la organización de la juventud antifascista.

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