La oleada de escándalos de corrupción y acoso sexual que se extienden como una gangrena dentro del PSOE han puesto al Gobierno contras las cuerdas.
Y en una coyuntura tan trascendental, la ausencia de determinación para rectificar estos hechos, para frenar en seco a la reacción y enfrentar la avaricia de los poderes económicos, y la renuncia a tomar medidas drásticas contra la especulación inmobiliaria o a favor de la sanidad y la educación públicas, es todavía más sangrante e hiriente.
La comparecencia de Pedro Sánchez este 15 de diciembre fue un ejemplo palmario de lo anterior. Su actitud complaciente, limitándose a esgrimir un guion gastado e irritante, demuestra hasta qué punto estos dirigentes son ajenos al sentir del pueblo. Lejos de responder a la frustración y la rabia que sienten millones de trabajadores y jóvenes, al deterioro imparable de nuestras condiciones salariales, laborales y de vida, a la práctica de un machismo orgánico que se ríe de la lucha feminista, Sánchez y sus colaboradores están dispuestos a suicidarse proclamando su lealtad al capitalismo, al Ibex 35, a la monarquía de Felipe VI y a la OTAN.
El agotamiento de esta izquierda que lleva en la Moncloa desde el 2 de junio de 2018 es más que evidente. Pensar que podrán reconducir la situación apelando al voto antifascista es no entender que la gota está rebosando el vaso. Ya no vale la propaganda, ni los brindis al sol. Nada de eso funciona.

No es la primera vez que asistimos a la contradicción entre las palabras y los hechos, pero en estos momentos esa brecha ha dado un salto de calidad, erosionando profundamente la credibilidad de Sánchez y sus socios de Sumar. Los millones que les votaron el 23 de julio de 2023 para evitar la llegada al poder del PP, Vox y de todo lo que estos reaccionarios representan, están atónitos con esta charca de misoginia, machismo, corrupción y compadreo con los ricos y poderosos.
La doble moral no frena a la derecha, la fortalece
En su rueda de prensa, Sánchez dedicó unos breves minutos a los “presuntos casos de acoso sexual y corrupción”. Lo justo para cubrir el expediente y quedarse tan ancho, afirmando que el asqueroso comportamiento machista y sexista de numerosos altos cargos del PSOE, algunos del círculo más próximo a él, ya se había parado, y que esto era la prueba concluyente del compromiso del partido con el feminismo. ¡Ni más ni menos! Y lo dice después de que las investigaciones periodísticas que destaparon estos escándalos confirmaran que el aparato del partido los ha ocultado durante meses, despreciando las denuncias de sus propias militantes. ¿A qué juega Pedro Sánchez? ¿Acaso cree que puede tratar a las mujeres víctimas de la violencia machista, y que se han partido la cara contra la extrema derecha, como si no tuvieran cerebro?
Tras contentarse con este argumentario, Sánchez dedicó la hora restante a arrojarnos a la cabeza cifras y estadísticas. Para que veamos lo tontos que somos por no entender lo bien que va todo y molestarnos por detallitos como la corrupción, el machismo, los salarios de miseria, los precios estratosféricos de la vivienda y el resto de las promesas incumplidas del Gobierno en todos los terrenos.
Quienes combatimos diariamente a la derecha extrema del PP y la ultraderecha neofascista de Vox somos los primeros en sentir asco ante los discursos y sonrisitas hipócritas de Feijoo y Abascal haciendo caja electoral con los escándalos del Gobierno. ¡Los acosadores, maltratadores y puteros de toda la vida, los corruptos de los sobres y las comisiones, los amigos de los narcos, los que aplauden a los genocidas y reivindican la dictadura franquista, hablando de defensa de las mujeres y la democracia! ¡Simplemente vomitivo!
Pero todo este desprecio no puede tapar que, si estos reaccionarios sacan pecho y están envalentonados, es porque seis meses después de aquella otra comparecencia de Sánchez, cuando prometió regeneración moral tras el shock de los audios entre Koldo, Ábalos y Cerdán, las cosas solo han cambiado a peor.

A nadie se le escapa que el PP y Vox utilizan sin cortarse sus numerosísimos puntos de apoyo en el aparato del Estado para llegar a la Moncloa, empezando por la UCO y siguiendo por el poder judicial. Pero también este aspecto, completamente relevante, muestra la estrategia fallida de esta izquierda gubernamental que, desde la Transición a día de hoy, se ha negado en redondo a depurar de reaccionarios y franquistas las filas del ejército, de la policía, el Tribunal Supremo, el Constitucional, la magistratura en su conjunto y la alta administración. Rindiendo pleitesía a la oligarquía, la institucionalidad del régimen del 78 es esto.
Los datos cantan: los ricos cada vez más ricos
La cuestión no es que tengan “algunas manzanas podridas”, como plantean Sánchez y su círculo más próximo. Ni que se tenga que acometer una remodelación “profunda” de Gobierno, como piden Yolanda Díaz y otros dirigentes de Sumar. El problema es que los escándalos destapados son apenas la punta del iceberg. Un iceberg que tiene su origen en que este Gobierno ha decidido plegarse en todos los terrenos a las presiones de los empresarios, la justicia franquista y patriarcal, la derecha y el imperialismo estadounidense.
En 2024 las empresas del Ibex 35 ganaron ¡62.724 millones de euros!, “récord histórico de beneficios y casi de facturación”[1]. Y la previsión es que en 2025 obtendrán otros 65.000, batiendo nuevamente su marca del año anterior[2]. Bajo el “Gobierno más progresista de la historia”, el 20% más rico recibe 5,4 veces más ingresos que el 20% más pobre. En 2023 el 63% de las familias no llegaba a fin de mes[3] y en 2024, más de 12 millones de personas, 25,8% de la población, estaba en riesgo de exclusión social[4].
A este escenario de empobrecimiento real, se suma la privatización y el deterioro sin fin de la sanidad y educación públicas, la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones o el desastre de la red de transportes, especialmente del metro y las cercanías, que utilizan cotidianamente las familias obreras. Y nada de esto se arregla con ofertas promocionales en plan Black Friday, como el bono de descuento que se sacaba de la manga Sánchez en su rueda de prensa. ¡Una burla, tal como están las cosas!
Incluso en aspectos donde el presidente del Gobierno ha apostado por diferenciarse del PP, como sus críticas al genocidio sionista y el imperialismo norteamericano, la contradicción entre hechos y discursos resulta patética. ¿Qué ha sido del famoso embargo de armas a Israel? Ni hablar de romper relaciones comerciales y diplomáticas, algo que el Gobierno PSOE-Sumar siempre ha rechazado. Retórica aparte, Sánchez ha dicho amén a los aumentos en el gasto militar exigidos por Trump y hasta corrió a estrechar su mano en Egipto, contribuyendo a blanquear la farsa de un “plan de paz” que continúa el criminal holocausto contra el pueblo palestino.

Los planes de la burguesía
Reflejando el mismo proceso que vemos internacionalmente, con la formación de Gobiernos de ultraderecha, o coaliciones entre esta y los partidos burgueses tradicionales, un sector importante de la burguesía española apoya claramente la estrategia del PP de acoso y derribo al Gobierno.
Como parte de ello han dado luz verde a una cascada de adelantos electorales en Comunidades que gobiernan: Extremadura, Aragón, Castilla-León y Andalucía, conscientes de que la decepción masiva con el Gobierno puede permitirles revalidar e incluso aumentar sus mayorías y exigir elecciones anticipadas para asaltar por fin el Gobierno central.
Otro sector de la burguesía, especialmente ligada al capital financiero, hasta ahora valoraba mucho la paz social que le han brindado Pedro Sánchez y la burocracia sindical de CCOO y UGT como un factor clave para la expansión de sus beneficios. Y veían con recelo que la llegada a La Moncloa del PP, en coalición con Vox, hiciera saltar esa paz social por los aires.
Pero las cosas están cambiando y ya no hacen ascos a un cambio de Gobierno, teniendo en cuenta además que cuentan con un escenario parlamentario en la UE donde la derecha en coalición con la extrema derecha domina la escena. Es sintomático que tanto el PNV como Junts —los partidos tradicionales de la burguesía vasca y catalana— se estén preparando para este desenlace, aunque de momento no escenifiquen una ruptura total. Pero lo están barruntando y esperan a elegir el mejor momento de cara a sus intereses electorales.
La burguesía española sabe muy bien que la lucha de clases no se va a atemperar, todo lo contrario. Los beneficios empresariales, el incremento de los presupuestos militares y el resto de las políticas que necesitan exigen una guerra abierta contra la clase obrera. Y las maniobras por arriba y compromisos puntuales que Sánchez pueda alcanzar con sectores de la clase dominante, lejos de evitar el avance del PP y Vox lo alimentará.
Organización revolucionaria y lucha de clases para enfrentar el desafío
Además de las encuestas electorales hay otros hechos fundamentales que no pueden pasar desapercibidos. A diferencia de los primeros meses de legislatura, cuando PP y Vox se sentían dueños de la calle, desde octubre de 2024 hemos asistido a un despliegue tremendo de la capacidad de movilización de la juventud y de los sectores más explotados y combativos de la clase trabajadora.

Las impresionantes manifestaciones por la vivienda, el levantamiento social en el País Valencià contra la gestión criminal del PP durante la Dana y en los meses posteriores, las huelgas de los trabajadores del metal de Cádiz, Cartagena o Cantabria, y la extraordinaria rebelión global contra el genocidio sionista y la complicidad de las instituciones capitalistas, que en el Estado español ha tenido uno de sus puntos más avanzados, no pueden minimizarse. Y a la vanguardia de estas batallas han estado cientos de miles de jóvenes, que no compran la demagogia reaccionaria de la extrema derecha a pesar de lo que digan El País y otros medios de comunicación.
El año termina con huelgas y manifestaciones multitudinarias de profesores y estudiantes en comunidades gobernadas por el PP como Galiza, el País Valencià y Madrid, con movilizaciones masivas en Andalucía por el escándalo de los cribados del cáncer de mama que afecta a miles de mujeres, con una manifestación masiva en Santiago de Compostela contra Altri, con el anuncio de una huelga general en Euskal Herria para marzo, y un reguero de protestas contra la extrema derecha como las que han protagonizado miles de jóvenes de la universidad pública enfrentando a Vito Quiles...
Un empuje que solo recibe jarros de agua fría por parte de la burocracia sindical y del Gobierno PSOE-Sumar. Esta es la gran contradicción: pese a una correlación de fuerzas favorable en las calles, la derecha y la ultraderecha siguen avanzando en las urnas por el desastre de esta izquierda sumisa.
Los próximos meses van a despejar el futuro de este Gobierno. Pero sus acciones confirman que no quiere escuchar a los millones de trabajadores y jóvenes que exigen una rectificación de sus políticas para hacer frente a este desastre económico y social. Un Gobierno que no está dispuesto a expropiar los pisos en manos de bancos, especuladores y caseros rentistas, que renuncia a levantar millones de viviendas públicas con alquileres no superiores al 10% del SMI, a crear una gran empresa estatal de la construcción, a derogar la leyes y normas que privatizan la sanidad y la educación públicas, a mandar al basurero la ley Mordaza, a depurar el aparato del Estado de fascistas… está escribiendo su propio destino.
Es una estupidez pensar que el PP o Vox ofrecen ninguna alternativa que no sea una auténtica pesadilla para la clase obrera. Pero basta ya de culpar a los trabajadores y sus familias, basta ya de denigrar a la juventud, basta ya de pedir el voto a cambio de nada. Lleváis ocho años gobernando, habéis recibido el apoyo de millones, y todo ese capital lo estáis dilapidando a conciencia.

La lucha de clases llama a la puerta en todo el mundo. La extrema derecha se nutre y fortalece de un sistema en descomposición y de las políticas de una socialdemocracia que acepta las reglas de un capitalismo depredador que alienta con su gestión. Y no será mediante el juego parlamentario como se les detendrá.
Hay que volver la vista a lo que nos hace fuertes: la organización consciente en cada centro de trabajo, en cada instituto y universidad, en cada barrio y localidad, para construir una organización de los trabajadores que defienda sin complejos y a la ofensiva el programa del socialismo y la revolución, y que se base en la movilización masiva en las calles.
No hay otra salida para derrotar la barbarie y conquistar una vida digna.
Notas:
[1]Las empresas del Ibex festejan un gran 2024: récord de beneficios al batir los 64.400 M
[2]Las empresas del Ibex rompen récords de beneficios, valen más y son más generosas que nunca… con sus accionistas
[3]Seis de cada diez hogares españoles tiene dificultades para llegar a fin de mes, según OCU
[4]Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) Año 2024. Resultados definitivos



















