Trump y Netanyahu han anunciado exultantes que la primera fase de su plan de “paz” ha sido aceptada por la dirección de Hamás. Pero en realidad no estamos ante ningún plan de paz. Washington y Tel Aviv han puesto encima de mesa una propuesta que legaliza el genocidio y convierte a Gaza en una colonia del sionismo y del imperialismo estadounidense. Y ahora, los patrocinadores de esta masacre quieren hacerse pasar, entre los aplausos cobardes de los Gobiernos capitalistas del mundo, como los campeones de la paz.
Lo que está sucediendo no tiene nombre. Los criminales de guerra que han martirizado al pueblo palestino durante dos años pretenden convertirse en héroes. Es difícil contemplar un acto más horrendo. Es como si Hitler y Mussolini hubieran sido jaleados por la comunidad internacional después de cometer el holocausto contra el pueblo judío, y pudieran recibir el premio nobel por sus actos. Parece un delirio, pero es lo que está ocurriendo.
Culminar el holocausto palestino
El 29 de septiembre Donald Trump y Netanyahu anunciaban 20 puntos infames para Gaza[1]. Inmediatamente, los mismos medios de comunicación que durante dos años negaban el genocidio, presentaron estas medidas criminales como un “plan de paz”. Pero basta leer lo acordado para entender que esta abominación, hecha a la medida de los sionistas y sus aliados imperialistas yanquis, arrebata Gaza a los palestinos negándoles la más mínima sombra de justicia, y les convierte en súbditos de Donald Trump y Netanyahu. Todo ello con reconocimiento y apoyo de la ONU y los Gobiernos del mundo, empezando por los corruptos regímenes árabes y aquellos que criticaron el genocidio, como el de Pedro Sánchez.

Después de masacrar a la población palestina, de más de 680.000 asesinatos (380.000 de ellos niños) como reconocía el pasado 15 de septiembre públicamente la relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese[2], ahora viene la perfidia más grande: arrebatar al pueblo palestino su derecho a existir.
Por si hubiese dudas, Netanyahu dejó claro al presentar este diktat que “el ejército israelí permanecerá en la mayor parte de Gaza y que jamás reconocerán un Estado palestino”[3], mientras el ministro sionista, Bezalel Smotrich, líder de las bandas de colonos fascistas afirmaba orgulloso: “El Estado palestino está siendo borrado del mapa, no con eslóganes, sino con hechos. Cada colonia, cada barrio, cada unidad de vivienda es otro clavo en el ataúd de esta peligrosa idea (…). Esto es el sionismo en su máxima expresión”[4].
Y todo esto al mismo tiempo que el Estado terrorista de Israel atacaba la Global Sumud Flotilla y secuestraba a centenares de activistas.
Como asesinos y bandidos imperialistas que son, lo que han hecho Trump y Netanyahu es repartirse el botín y utilizar el apoyo a su “plan de paz” para eliminar las huellas de los crímenes cometidos y de los que piensan seguir cometiendo en una Gaza bajo su bota militar.
Trump estará al mando de las fuerzas de ocupación y de la llamada “Junta de Paz”, dirigida por otro criminal de guerra como el exprimer ministro británico Tony Blair. El control de los recursos gasíferos, y los planes para transformar una Gaza arrasada en un resort de lujo quedarán en manos del presidente estadounidense, que se encargará de repartir concesiones a sus propias empresas y aquellas otras que él mismo decida. Las referencias a un “Gobierno tecnocrático formado por personalidades palestinas y árabes” no son más que una cortina de humo para disfrazar la ocupación y el protectorado colonial.
Con este plan, el imperialismo estadounidense, a falta de capacidad para imponerse en el terreno económico y productivo al bloque imperialista encabezado por China, envía un mensaje al mundo. No renunciará a sus posiciones e intereses sin sembrar la máxima barbarie y recurrir a las medidas colonialistas e imperialistas más extremas.
La diplomacia estadounidense ha desplegado una gran actividad estos días, con promesas de dinero contante y sonante para conseguir el apoyo de los Gobiernos árabes y musulmanes.
Emiratos Árabes Unidos y Egipto no dudaron ni medio segundo en dar su respaldo[5]. Turquía, Arabia Saudí o Catar, clave por su apoyo y financiación a Hamás, también han mostrado su disposición a aceptar y blanquear unas medidas que especifican que los gazatíes que no acepten la condición de súbditos del régimen colonial, podrán salir “libremente” hacia países vecinos, es decir, empujados a una diáspora forzosa.
Sin la traición y colaboración de los Gobiernos burgueses árabes y musulmanes los planes genocidas de Washington y Tel Aviv nunca habrían podido avanzar tanto. Lo mismo que sin la pasividad cómplice de China y Rusia, que anteponen el mantenimiento de sus aspiraciones geopolíticas imperialistas, y los beneficios de sus empresas en Oriente Medio, incluido Israel, a mover un dedo en apoyo al pueblo palestino.

Hamás y su liderazgo no tienen nada que ver con el socialismo
Muchos activistas del movimiento de liberación y la izquierda palestina, como no puede ser de otro modo, han mostrado su rechazo a un plan que perpetúa la ocupación sionista y estadounidense y la renuncia a una Palestina libre. Pero los dirigentes de Hamás han actuado en otro sentido.
En un comunicado emitido nada más conocerse la “oferta” de Netanyahu y Trump, la dirección de Hamás mostró su disposición “para entregar la administración de la Franja de Gaza a una autoridad palestina de independientes (tecnócratas) basada en el consenso nacional palestino y apoyada por el respaldo árabe e islámico”[6].
Para el 9 de octubre han concretado su posición aceptando firmar la primera fase del plan sionista. Inmediatamente, Trump se ha mostrado exultante en redes sociales, e incluso ha anunciado la posibilidad de viajar a Egipto para sellar el acuerdo. Por su parte, Benjamín Netanyahu declaró que la rúbrica de Hamás es un “éxito diplomático y nacional y una victoria moral para el Estado de Israel”, e invitará a Trump a hablar ante el Parlamento israelí.
Los medios de comunicación capitalistas se van a encargar de mostrar imágenes de aplausos y bienvenida al plan de Trump de una manera desaforada, incluso en los territorios ocupados. Y, obviamente, para una población que ha sido masacrada, cualquier cosa que suponga un alivio será recibida como algo mejor que el martirio que están sufriendo. Pero no debemos engañarnos. Esto solo será algo muy temporal.
Lo ocurrido en esta farsa de negociación, porque es una completa farsa, si lo pensamos seriamente, responde con claridad a los sectores de la izquierda que idealizan a una organización integrista y burguesa como la única vía de resistencia palestina contra el ocupante sionista. Los comunistas revolucionarios siempre hemos defendido el derecho del pueblo palestino a la autodefensa armada, pero las armas siempre están subordinadas a una política determinada.
El objetivo de Hamás no es acabar con el capitalismo en Oriente Medio, ni derrocar a los regímenes árabes burgueses de los que dependen financiera y políticamente. Por eso mismo no han pretendido en ningún momento extender a los países de Oriente Medio el movimiento de masas que ha estallado en Europa y en EEUU, porque eso podría desencadenar alzamientos revolucionarios que pondrían en jaque a la clase dominante de la zona.
No cuestionan el tejido económico, social y político que aplasta a los oprimidos de Oriente Medio. A diferencia de las luchas de liberación nacional en Vietnam, en África o en América Latina del siglo pasado, donde las armas contra el imperialismo también apuntaban al derrocamiento del capitalismo, Hamás no tiene ninguna intención de defender un programa de este tipo.

Una política tan ajena al comunismo y al socialismo, y tan cercana a regímenes burgueses, incluyendo al Gobierno teocrático y reaccionario de los Mulás en Irán, ha condicionado toda la estrategia de Hamás en estos años: en lugar de lucha de clases, en lugar de un combate revolucionario, apoyar los intereses diplomáticos y económicos de sus mentores ideológicos y financieros.
Es fundamental distinguir entre una política socialista y revolucionaria para la causa palestina, con el seguidismo acrítico hacia Hamás. Los comunistas internacionalistas debemos diferenciar claramente entre el heroísmo de un pueblo que lucha duramente contra el ocupante, y por lo que ha pagado un altísimo precio, y unos dirigentes integristas que, debido al fracaso de la izquierda reformista palestina, y a la capitulación de la OLP ante Washington, se hicieron con la dirección del movimiento en Gaza. El heroísmo de los combatientes palestinos que han derramado su sangre durante generaciones, de los activistas de la Intifada, no se reconoce en las posiciones políticas de una dirección como la de Hamás.
Digan lo que digan los responsables últimos de Hamás, y aquellos que justificarán sus actos con el manido argumento de “no se puede hacer más”, sobre la base de este plan colonialista lo único que negociarán Trump y Netanyahu son las condiciones de la rendición, el completo sometimiento del pueblo palestino.
¡Palestina vencerá! ¡Por la Federación Socialista de Oriente Medio!
Cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo en 1994, urdidos por Washington con el apoyo entusiasta de la dirección de la OLP y de una gran parte de la izquierda reformista mundial, explicamos que solo se convertirían en una herramienta útil para reforzar el régimen sionista en los territorios ocupados. La ficción de un Estado palestino controlado y cercado por las armas israelíes solo provocaría más sufrimiento, opresión y muerte.
Ahora podemos afirmar lo mismo. Esta paz de los cementerios que corona el genocidio no resolverá el derecho del pueblo palestino a disponer de un Estado propio. Este objetivo será imposible de alcanzar en el marco del dominio capitalista, imperialista y sionista de Oriente Medio.
El derecho a la autodeterminación del pueblo palestino solo puede venir de la mano de la revolución socialista, del derrocamiento del Estado terrorista sionista y de todos los regímenes árabes burgueses, corruptos y vasallos de Washington, que siempre han traicionado la causa palestina y son fundamentales para que Israel avance en su estrategia devastadora.

Que el pueblo palestino pueda vivir en su propio territorio no vendrá por la acción de los imperialistas y sus instituciones, como la experiencia histórica ha demostrado, sino de la lucha de clases, uniendo a los trabajadores, jóvenes y oprimidos para conquistar una Federación Socialista de Oriente Medio que siente las bases para una convivencia pacífica, donde todos los derechos democráticos de los pueblos y naciones que lo integran puedan ser respetados.
La rebelión de masas que vivimos estas semanas ha puesto en jaque a los Gobiernos capitalistas y desnudado su complicidad con el genocidio. De hecho, el plan de Trump y Netanyahu busca desesperadamente desactivar la movilización, acabar con ella, contando con la colaboración, una vez más, de las instituciones internacionales.
Y es que el movimiento propalestino ha tenido un impacto brutal en la conciencia de millones, apuntando directamente a la raíz del problema: la opresión capitalista e imperialista, y la amenaza letal del sionismo como vanguardia de las fuerzas de extrema derecha.
Por eso más que nunca hay que continuar con la movilización, y denunciar este plan urdido por el sionismo y sus aliados. Tiene que quedar muy claro que con la propuesta de Trump y Netanyahu no hay ninguna garantía de que el genocidio cese, de que las fuerzas de ocupación israelíes se retiren de Gaza, de que Cisjordania no sea anexionada, o de que cientos de miles de palestinos no sean expulsados finalmente de su territorio.
No nos vamos a dejar engañar. Todos y todas a la huelga general el 15 de octubre, a llenar las calles denunciando este plan farsa, mostrando nuestra completa solidaridad con la liberación de Palestina y obligar a este Gobierno a romper todas las relaciones con Israel.
¡Desde el Río hasta el mar, Palestina vencerá!
¡Abajo la paz sionista de los cementerios!
¡El 15 de octubre: ¡Pararlo todo para parar el genocidio!
Notas:
[1]Estos son los 20 puntos del acuerdo presentado por Trump para el fin de la invasión israelí de Gaza
[2]La relatora de la ONU sobre Palestina afirma que puede haber diez veces más muertos de lo estimado en Gaza
[3]Qatar, Egipto y Turquía instan a Hamás a aceptar el plan de Trump para Gaza
[4]Netanyahu: “No habrá Estado palestino. Este lugar nos pertenece”
[5]Egipto y Emiratos Árabes Unidos apoyan la propuesta de acuerdo de Trump para Gaza