¡Basta ya de hipocresía! ¡Fuera el PNV y la derecha del 8M!
De la manera más cínica e hipócrita el PNV intenta sumarse a la huelga y las movilizaciones del 8 de marzo en Euskal Herria.
Bajo la consigna de dar libertad a sus afiliadas y representantes de secundar la huelga, su intento consiste en un lavado de cara hacia las elecciones de abril y mayo y en diluir el contendido de clase y anticapitalista de la lucha feminista. Pero en lo concreto, el PNV es quien más ha atacado y golpeado durante décadas a la gran mayoría de las mujeres deEuskalHerria que sufrimos la opresión más cruda; a las mujeres trabajadoras, junto a la clase trabajadora en su conjunto. Por supuesto, a la cabeza de estos ataques también están Itsaso Atutxa, Cristina Uriarte, Arantxa Tapia, etc. recortando y privatizando la educación y sanidad pública, residencias, comedores, escuelas infantiles, etc. Ellas también son las que se han colocado constantemente al lado de las patronales y de los explotadores sin escrúpulos, cuando tantas mujeres trabajadoras han salido a luchar por unas condiciones de vida dignas. Lo tenemos muy claro: ¡Fuera el PNV del 8M!
Quienes recortan, reprimen y atacan nuestros derechos no son nuestras aliadas
El año pasado el PNV dijo claramente que no iba a secundar la huelga, por no parecerle el modo más efectivo. Este año el presidente de la patronal de Confebask, Roberto Larrañaga, dice que respeta todas las iniciativas para este día, pero que no es muy partidario de las huelgas y que las cosas hay que reivindicarlas e intentar convencer de otra manera. Itsaso Atutxa al plantear que va a secundarla huelga dice: “El PNV no suele ser un partido de huelgas, pero sumarnos a este movimiento nos implica todavía más y puede poner en la agenda política la cuestión de la igualdad real”. Y añade: “aunque quizá solo sea simbólico que yo haga huelga el 8 de marzo, tenemos que hacer que la política se simbolice con actitudes concretas”.
Está claro que tanto a la patronal como a la derecha a su servicio les molestan mucho las huelgas. Es así, porque una huelga general, plantea una cuestión concreta: quién tiene el poder de pararlo todo es la clase trabajadora, el 99% de la sociedad frente al 1% de parásitos que nos condenan a la miseria. Pero el PNV pretende hacer de esta huelga, algo simbólico quitándole todo el contenido de clase, planteando reivindicaciones abstractas y la gran mentira de que todas las mujeres – ricas y pobres – banqueras y trabajadoras - , somos iguales y estamos en la misma barricada.
No es ninguna casualidad que las luchas sindicales que han protagonizado la mujeres trabajadoras, hayan sido precisamente los sectores donde el propio PNV se ha encargado de recortar y privatizar a fondo: residencias, escuelas infantiles, comedores escolares, servicio de ayuda a domicilio, limpieza, y por supuesto la educación y la sanidad pública. Los y las representantes del PNV se han colocado al lado de las patronales, planteando servicios mínimos totalmente abusivos, incluso con una persecución mediática contra las trabajadoras.
En algunos centros de estudio se está planteando desde las direcciones en total consonancia con el Gobierno Vasco mil trabas y amenazas, como siempre, para que los estudiantes puedan secundar la huelga. Durante las últimas semanas hemos visto la propuesta de que el 8 de marzo se hagan “charlas sobre la igualdad y los derechos de las mujeres” en vez de vaciar los institutos. En EuskalHerria tenemos la educación más privatizada que en ningún otro sitio, donde la Iglesia Católica tiene un peso aplastante y lo usa como instrumento para su propaganda reaccionaria, machista y homófoba.
Además, el PNV nunca ha tenido ningún problema en aplicar la ley mordaza. El año pasado Libres y Combativas y el Sindicato de Estudiantes, junto con otras organizaciones feministas fueron multados por pegar carteles llamando a la huelga del 8 de marzo por el ayuntamiento de Gasteiz. El Gobierno Vasco del PNV-PSE también pretende regular la prostitución en la Ley vasca de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, para que la explotación del cuerpo de las mujeres sea un negocio más donde los proxenetas pasen de ser mafiosos a ser respetables empresarios.
Nuestra lucha es anticapitalista y revolucionaria
Nuestra lucha es revolucionaria y anticapitalista. La realidad y la opresión que sufrimos las mujeres y las jóvenes de las familias trabajadoras no tienen nada que ver con las mujeres de la burguesía. Esta minoría de mujeres privilegiadas y ricas, defensoras del sistema y de las políticas de austeridad, no son nuestras aliadas. Ellas también son responsables, con sus políticas de recortes y de ataques a nuestros derechos más básicos, de la situación de opresión a la que nos vemos sometidas la mayoría.
Itsaso Atutxa plantea que “le gustaría que aquellos hombres que tengan que cubrir lo que las mujeres no vayamos a hacer ese día no sea para quitarnos un puesto en esa sociedad, sino para darse cuenta del valor del trabajo que realizamos.” Nosotras no queremos paros o huelgas simbólicas. Lo que necesitamos y queremos con esta huelga y la lucha en las calles es tumbar sus políticas capitalistas. Por eso necesitamos dotar la lucha feminista reivindicaciones concretas de la mujer trabajadora que inevitablemente chocan con sus políticas de recortes y austeridad. Y por eso también hacemos llamamiento a los hombres de la clase trabajadora, a aquellos que se han movilizado junto con nosotras en las luchas contra los ataque del PNV y en las movilizaciones feministas a que hagan huelga y salgan a la calle el 8 de marzo, para que juntos luchemos para derribar este sistema que nos condena a la miseria y a la opresión.