(Serie de articulos "Principios de economía marxista" publicados en El Militante a lo largo del año 2009)

V. La tasa de ganancia

La verdadera contradicción del sistema capitalista consiste en que mientras la producción ha adquirido un carácter social, la apropiación se realiza de forma individual. Ésta es la base material de la explotación: el trabajo excedente de un hombre se convierte en condición para la existencia de otros.

La lucha de clases, que para el marxismo es el motor de todo el desarrollo histórico, se puede reducir en última instancia a la lucha por la apropiación de la plusvalía. Los dueños de los medios e instrumentos de producción, los capitalistas, que se apropian del plusproducto generado por los trabajadores, se enfrentan constantemente a la resistencia de éstos, que pugnan por ceder la parte menor de este plusproducto.

Existen diferentes formas de aumentar la plusvalía para los capitalistas, por ejemplo, incrementando la plusvalía absoluta, es decir prolongando la jornada de trabajo. En los albores del capitalismo, tal como Marx explica en el libro I de El Capital, el proceso de acumulación en Inglaterra se desarrolló de una forma muy violenta, a través de la expropiación de la masa campesina que se transforma en la mano de obra proletaria, y de la incorporación de ésta al proceso productivo fabril en condiciones de explotación despiadadas. Las jornadas de 16 horas eran habituales, no sólo para los hombres, también para mujeres y niños. En la práctica, la muerte de miles de estos nuevos proletarios en estas condiciones laborales extremas no suponía ningún problema para la burguesía: tenían abundante carne de explotación para reponer.

Si echamos un vistazo a la situación actual, durante los últimos veinte años la burguesía ha llevado a cabo una ofensiva para prolongar la jornada laboral. La precarización del empleo y el desarrollo de nuevas tecnologías ha permitido disponer del horario del trabajador al antojo del empresario, extendiendo la jornada considerablemente.

Junto con la prolongación de la jornada existen otras maneras de aumentar la tasa de plusvalía que el capitalista se apropia, lo que se conoce como plusvalía relativa: reduciendo el tiempo de trabajo necesario para la producción de una mercancía dada, a través de la incorporación de tecnología y de un incremento de los ritmos de trabajo. Esta forma de aumentar la plusvalía es bien conocida por millones de trabajadores en todo el mundo, especialmente los vinculados a nuevas tecnologías o a la producción industrial. El estrés, las enfermedades laborales, la ansiedad y el agotamiento que producen estos ritmos infernales de trabajo es la norma habitual en numerosas empresas.

La tasa de ganancia

La plusvalía se descompone en ganancia, interés y renta del suelo. Obviamente la plusvalía no es igual a beneficio, pues de la plusvalía el capitalista tiene que descontar toda una serie de gastos que desembolsa en el proceso productivo y de comercialización de la mercancía.

Para un capitalista es importante conocer la tasa de plusvalía que obtiene en la producción, pues le indicará el grado de rentabilidad que obtiene de la fuerza de trabajo. La tasa de plusvalía se puede considerar como la relación entre el aumento del capital que aparece al final del proceso de producción (plusvalía) y el capital variable que la produce:

P' = P
   
  V


P' es la tasa de plusvalía, P la plusvalía o D' menos D, y V es el capital variable.

La tasa de plusvalía expresa el grado de explotación del trabajo por el capital. Es necesario distinguir entre tasa de plusvalía y tasa de ganancia. Al capitalista no le interesa especialmente conocer a qué parte especial de su capital total debe el aumento de plusvalía, puesto que tanto el capital variable como el constante le resultan imprescindibles. Lo fundamental es que su ganancia no disminuya. La tasa de ganancia se averigua de la siguiente forma:

G' = P
   
  c+v


P es plusvalía y c + v es capital variable más capital constante. La tasa de ganancia es directamente proporcional a la tasa de plusvalía pero inversamente proporcional a la composición orgánica de capital.

La composición orgánica de capital se representa de la siguiente manera:

q' = C
   
  c+v


q sería la composición orgánica, C es el capital total y c + v el capital constante y el variable.

La práctica de la producción capitalista hace que la competencia exija de cada capitalista individual integrar dentro del proceso productivo los últimos adelantos en maquinaria y tecnología que ofrece el mercado. De esta manera las inversiones en capital fijo, es decir en medios e instrumentos de producción, se elevan. A corto plazo esto permite producir más mercancías, pero hace disminuir la tasa de ganancia en la medida que aumenta la composición orgánica del capital. Para verlo de una forma más concreta tomemos a dos capitalistas con la misma inversión en capital variable, la misma plusvalía y tasa de plusvalía pero diferente capital constante. Si aplicamos las fórmulas que hemos considerado anteriormente la tasa de ganancia disminuirá para el que ha realizado mayor gasto en capital constante.

Capitalista A c y P P` G`
  250.000 50.000 50.000 100% 16,6%
Capitalista B c y P P` G`
  150.000 50.000 50.000 100% 25,0%

De esto se derivan varios hechos fundamentales del sistema capitalista. Por un lado que la competencia producirá una tendencia en todo capital a obtener la tasa media de ganancias y, por otro, que esta misma competencia acelera la composición orgánica de capital provocando una tendencia general a la caída de la tasa de beneficios, que se manifiesta episódicamente. No obstante, los capitalistas tienen recursos y medios para combatir esta tendencia producto de la competencia, asunto del que nos ocuparemos en el siguiente artículo.

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