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¡La democracia para los capitalistas es una farsa!

Represión, represión y más represión. Esta es la máxima defendida por el presidente francés, Emmanuel Macron, contra todos los que luchan en las calles contra su Gobierno al servicio de los ricos. El giro autoritario que vive Francia es asombroso. La violencia policial se ha convertido en el día a día para millones de trabajadores, jóvenes y pensionistas que salen a defender sus derechos. Primero lanzaron a los antidisturbios y toda la maquinaria represiva estatal contra los chalecos amarillos, después contra la rebelión obrera y juvenil que dijo ¡no! a la contrarreforma de las pensiones.

Ahora, tras la indignación popular que se ha despertado en los distritos populares tras el asesinato de Nahel, un adolescente de 17 años, a manos de la policía en París, la respuesta gubernamental vuelve a ser la misma: fuego, mano dura, balas de goma y tanques de agua. Las calles de Francia arden de rabia, sí, pero la única violencia que se está desatando es por parte de los gendarmes y los defensores del Estado capitalista. Desde el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria enviamos todo nuestro apoyo, calor y solidaridad a quienes se están movilizando exigiendo justicia, el fin de la militarización de los barrios y el cese del salvajismo con el que la policía actúa en los barrios obreros. ¡Justice pour Nahel!

Todo lo que está ocurriendo  es un eslabón más de una cadena muy larga. Hace unos pocos días conocíamos la noticia de que el Gobierno de Macron disolvía por decreto –como al presidente tanto le gusta– el movimiento ecologista Soulèvements de la Terre, ilegalizando a este colectivo con el argumento de promover acciones “ecoterroristas”, según las palabras del ministro del Interior Gérald Darmanin.

Esta ilegalización supone negar abiertamente los derechos democráticos de libertad de expresión y organización en Francia. ¿Que al Gobierno le molesta un colectivo social o una plataforma de izquierdas? ¡Nos los cargamos con la ley en la mano! Un escándalo que vuelve a poner sobre la mesa la farsa de la democracia europea que nos venden por activa y por pasiva. ¿Por qué ningún medio de comunicación occidental se ha hecho eco de esta noticia? Si esto hubiera ocurrido en China o en Rusia, hubiera abierto los noticiarios día y noche.

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Ilegalizan Soulèvements de la Terre porque señalan que son las empresas y las grandes multinacionales quienes destruyen nuestro planeta. Sus portavoces han dicho muchas veces: el ecologismo sin lucha de clases es jardinería. 

Soulèvements de la Terre es una organización ecologista que defiende un programa anticapitalista y de acción en las calles para luchar contra el desastre medioambiental. Tienen más de 140.000 simpatizantes, miles de activistas y 150 comités locales, y llevan años denunciando la agenda criminal de Macron en este terreno y unas políticas que están engordando los bolsillos de los grandes capitalistas, empresarios y monopolios mientras destruyen el ecosistema. Macron ha firmado el documento con entusiasmo, pero la iniciativa de ilegalización nació hace meses en las sedes de la patronal de la agroindustria y del mal llamado sindicato agrícola FNSEA.

Los compañeros y compañeras de Soulèvements de la Terre se conformaron como organización en 2021, pero desde hace más de una década, sus activistas han ocupado la Zone À Défendre en Notre-Dame-des-Landes (cerca de Nantes), donde impidieron la construcción del polémico Aeropuerto Grand Ouest, un proyecto que fue abandonado finalmente por el propio Macron a principios de 2018 ante la resistencia de los ecologistas a abandonar su iniciativa.

Sin duda, una de las protestas que más ampollas levantó entre la clase dominante –y que más simpatía despertó entre la población francesa– fue la acción de Sainte-Soline. Al mismo tiempo que las huelgas generales y manifestaciones paralizaban todo el país contra la reforma de las pensiones, una movilización masiva de más de 30.000 personas colapsaba esta pequeña localidad del centro-oeste de Francia contra la construcción de embalses agrícolas y para defender el ciclo del agua. La protesta terminó con más de 200 manifestantes heridos, 40 de ellos graves y dos de los cuales estuvieron en coma durante varias semanas, y más de 4.000 granadas lanzadas.

Ilegalizan este movimiento porque señalan que son las empresas y las grandes multinacionales quienes destruyen nuestro planeta. Porque proponen un plan de lucha que pasa por bloqueos de carreteras, manifestaciones, ocupaciones de terrenos y porque ponen nombre y apellidos a quienes acaparan nuestra agua, contaminan nuestro suelo y destruyen la vida. Como los portavoces de Soulèvements de la Terre han dicho muchas veces: el ecologismo sin lucha de clases es jardinería.

Desde el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria lo tenemos claro: han disuelto legalmente vuestro movimiento, pero que algo sea legal no significa que sea justo, ni democrático ni que lo tengamos que aceptar. Macron y los capitalistas franceses tienen mucho miedo de la valentía, el coraje y la fuerza que la clase obrera y la juventud, que las organizaciones ecologistas y estudiantiles, habéis demostrado y seguís demostrando.

Como bien dicen los compañeros de Soulèvements en su comunicado: no se puede disolver un levantamiento. ¡Estamos a vuestro lado!

¡Abajo Macron y su Gobierno autoritario! ¡Viva la lucha ecologista, revolucionaria y anticapitalista!


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