En los últimos meses se ha vivido en la Comunidad de Madrid un punto de inflexión en el proceso de movilizaciones. Después de lo que supuso la pandemia y la paz social impuesta por arriba por los dirigentes sindicales y la izquierda parlamentaria, cientos de miles hemos vuelto a comprobar que la movilización en las calles y la organización siguen siendo las herramientas más útiles para transformar nuestras condiciones de vida. Y si hay un punto caliente que está marcando la lucha de clases en Madrid es el movimiento en defensa de la sanidad pública.

La huelga indefinida de Atención Primaria comenzó el pasado 21 de noviembre y se reanudó después del parón navideño y tras una séptima reunión con la Consejería de Sanidad que, una vez más, ha finalizado sin acuerdo alguno. No solo porque Ayuso y sus secuaces estén ofreciendo mejoras irrisorias, sino porque tampoco los sindicatos sanitarios son ajenos a la enorme presión que se está generando en las calles.

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En los últimos meses se ha vivido en la Comunidad de Madrid un punto de inflexión en el proceso de movilizaciones. Y si hay un punto caliente es el movimiento en defensa de la sanidad pública. 


Desde que se inició la huelga en atención primaria, AMYTS, el sindicato convocante, ha sumado más reivindicaciones y exigencias a la Consejería. El ambiente es tan contagioso que otros sectores se están incorporando a la batalla, por ejemplo los trabajadores de la centralita del 112 que irán a la huelga indefinida a partir del 30 de enero, dos días a la semana. Los trabajadores exigen mejoras en sus condiciones laborales, subida salarial —Madrid es la comunidad que peor retribuye este servicio— y que no se les traslade al Hospital Isabel Zendal, algo que Ayuso ha pretendido forzar para dar una razón de ser a este pelotazo urbanístico en plena pandemia.

Las condiciones para extender la huelga al resto de trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública, tanto en los centros de salud como en los hospitales son enormemente favorables. Los sindicatos combativos de la sanidad (MATS, AFEM, CGT y AME) ya han planteado paros de solidaridad en los centros de salud el próximo 2 de febrero. ¡Hay fuerza para una huelga general de 24 horas en toda la sanidad pública madrileña!

Ayuso tiene varios frentes abiertos. Estas últimas semanas hemos vivido el levantamiento de los vecinos de San Fernando de Henares por los daños en centenares de casas en la zona a raíz de las obras de metro que inició el PP hace una década. Muchas familias han sido obligadas a abandonar sus hogares sin ninguna alternativa. También se abren paso protestas de los trabajadores taxistas contra las políticas de privatización y uberización aprobadas por el PP. Un descontento al que Ayuso responde con arrogancia y mentiras, y que está desgastando su imagen seriamente.

El conflicto sanitario atrae a la educación pública al ojo del huracán

Claramente el movimiento sanitario, que no deja de acumular confianza en sus propias fuerzas, está inspirando y mucho. Un ejemplo de esto es la creciente tensión en la comunidad educativa, cuando los ataques a la ya golpeada educación pública desde que Ayuso ocupa la presidencia no cesan. Hace unas semanas la lideresa madrileña del PP lanzaba dos concursos para construir centros privados en suelo público gratuito, a lo que se suman las becas para ricos, las 33.000 plazas públicas de FP suprimidas y los miles de profesores despedidos en la comunidad.

Cada vez más trabajadores de este sector  señalan en numerosos foros públicos, como las reuniones de la Marea Verde, la necesidad de convocar una huelga educativa que permita además de confluir con el conflicto sanitario, impulsar la actividad sindical en los centros y, en definitiva, contraatacar. Una voluntad de lucha que cada vez es más difícil de obviar por parte de las direcciones sindicales a pesar de todos sus esfuerzos, y no son pocos.

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Cada vez más trabajadores del sector  educativo señalan en numerosos foros públicos, como las reuniones de la Marea Verde, la necesidad de convocar una huelga educativa que confluya con el conflicto sanitario. 


Este gran resquebrajamiento en el dique de contención de una paz social impuesta no va a parar aquí. Que medio millón de personas gritasen el pasado 13 de noviembre: “Ayuso dimisión” con más fuerza que cualquier otra consigna demuestra un ambiente eléctrico. El conflicto de la sanidad es una vía por la cual se están expresando aspiraciones mucho más profundas y está dando cauce a la rabia contra Ayuso, su Gobierno y los intereses capitalistas a los que sirve.

Ayuso se presenta como un personaje todopoderoso, incuestionable, inquebrantable e impune, precisamente porque no ha encontrado hasta el momento ninguna respuesta a la altura por parte de los dirigentes de la izquierda parlamentaria. Pero ahora que afloran las consecuencias terribles de sus políticas criminales, combatir a esta figura de la extrema derecha se ha impuesto como una necesidad para la clase trabajadora y la juventud.

12 de febrero: Madrid se levanta contra el PP

El movimiento en defensa de la sanidad pública madrileña no ha sido organizado desde despachos sindicales ni parlamentarios. Es la expresión de la acción de miles de activistas, que con tesón, dedicación y organizado desde abajo ha conectado y dado cauce a un descontento masivo y muy extendido, aglutinando las fuerzas de nuestra clase. Esta presión es lo único que ha permitido que se mantenga la huelga de Atención Primaria con este nivel de seguimiento y dureza. La derecha intentó jugar la carta del hartazgo de los madrileños respecto a la huelga, pero no han logrado sus objetivos: la lucha tiene un apoyo ciudadano indiscutible y así lo demuestran las movilizaciones. Por eso, recientemente, han tratado de emplear la vía de la represión, suspendiendo de empleo y sueldo durante diez meses a una reconocida activista del movimiento sanitario, Mar Noguero. Algo que la justicia ha revocado “cautelarísimamente”, sabiendo la respuesta que este ataque encontraría en las calles.

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Madrid representa la punta de lanza de lo que se empieza a despertar en todo el Estado. Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes nos estamos volcando en conseguir una huelga general de todo el sector público. 


Madrid representa la punta de lanza de lo que se empieza a despertar en todo el Estado. Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes nos estamos volcando en conseguir una gran participación en la movilización del 12 de febrero en defensa de la sanidad pública. Lo haremos repartiendo decenas de miles de panfletos y carteles en los centros de estudio y barrios obreros, explicando también la necesidad de una huelga general de todo el sector público que unifique nuestras fuerzas. Solo cabe imaginar qué ocurriría si sanidad y educación, los hospitales, ambulatorios, institutos y universidades, el transporte (EMT y Metro), los trabajadores del Ayuntamiento y la Comunidad... vamos a la huelga simultáneamente con movilizaciones conjuntas. No hay duda que asestaríamos un gran golpe a Ayuso.

¡Es la hora de dar un paso adelante!

¡Únete a Izquierda Revolucionaria!

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