En defensa de los salarios y los servicios públicos.¡La lucha es el único camino!
El 25 y 26 de enero será una importante jornada de lucha en defensa de los servicios públicos en Catalunya. La confluencia de la huelga de personal sanitario anunciada por Metges de Catalunya y la Taula Sindical de Sanitat (CATAC-IAC, CGT, COS...), de profesores y profesoras por USTEC, y de estudiantes por el Sindicat d’Estudiants es un gran paso adelante en la lucha contra la destrucción de los servicios públicos.
La falta de recursos desangra la educación pública catalana. Ratios insoportables de 40 alumnos en secundaria y bachillerato, una perdida del 20% del salario del profesorado no universitario desde el 2018, las tasas universitarias mas caras de todo el Estado y de las mas altas de Europa... En los últimos 4 cursos, el Departamento de Educación ha donado 4.887 millones de euros a la escuela concertada. A pesar de la caída de alumnos, ¡desde 2017 el Gobierno ha aumentado su dotación en 180 millones!
La situación de la sanidad pública es igual de desoladora. La lista de espera para operarse es de 154 días, la segunda mas alta de todo el Estado. El tiempo de espera medio para el especialista es de 93 días. Catalunya es la comunidad autónoma con la sanidad mas privatizada. El porcentaje destinado a conciertos es del 23,6%, el mayor de todo el Estado. El número de camas privadas representa el 39,2% del total, ¡siendo la segunda la CAM de Ayuso con un 13,6%! Las empresas de seguros privados han aumentado si negocio un16% en la última década fruto de los recortes en la sanidad pública.
El Govern de “la Catalunya sencera”... que quieren los empresarios
A pesar de los discursos y las buenas palabras, ERC, en 8 años en la Generalitat, no ha cambiado esta situación alimentada desde los 80 por la derecha de CiU (ara Junts). Recortes y privatizaciones de los servicios públicos, vía librea a la patronal para atacar convenios y salarios, lluvia de millones para proyectos especulativos como los Juegos de Invierno o el Hard Rock... Los principales beneficiarios de las políticas del Govern de Pere Aragones son los grandes empresarios.
ERC no deja de hacer guiños y discursos a la izquierda pero la naturaleza capitalista de sus políticas es muy clara. Resulta evidente el compromiso de la socialdemocracia con el funcionamiento del sistema. Además, ERC se apoya en la burocracia sindical y sectores de la izquierda reformista para intentar limitar la lucha en las calles y garantizar la paz social.
El nuevo “Govern de la Catalunya sencera”, tras la salida de Junts, nutrido con neoliberales exconvergentes i figuras provenientes del PSC o los Comunes, es bien visto por los grandes empresarios. Con Junts en crisis permanente, y teniendo en cuenta la fuerza demostrada por el movimiento independentista en los últimos años, un sector decisivo de la burguesía confía en la táctica de ERC como la mejor manera de enfrentar el creciente descontento popular y aplicar su programa.
Los acuerdos entre ERC y el PSOE-PSC, tanto a nivel estatal como cada vez más en Catalunya, van en esta línea. Para conseguirlo es necesario sepultar definitivamente la lucha por la republica catalana. La aprobación de los indultos o la eliminación del delito de sedición, que son consecuencia de la lucha del movimiento de masas, forman parte de esta estrategia. ERC ha abandonado de forma descarada la defensa del derecho de autodeterminación y de la amnistía.
Y a pesar de todo, ni la reacción ni el aparato del Estado dan marcha atrás en su ofensiva reaccionaria, tal y como se ha visto con la intervención del Tribunal Constitucional contra el Parlamento, o con la ofensiva contra el catalán, que finalmente ha sido acatada por el Govern y el Conseller Cambray.
Huelga general en sanidad y educación. ¡Por una huelga general del sector público!
La batalla en defensa de una educación y una sanidad públicas de calidad es ahora mismo la punta de lanza de la lucha social en Catalunya. En el último trimestre del curso pasado, decenas de miles de docentes protagonizaron 7 jornadas de huelga llenando las calles contra el Conseller de Educación Cambray. Finalmente los sindicatos firmaron un mal acuerdo, que defendieron como “un primer paso” para revertir los recortes, lleno de vagas promesas, ya incumplidas por la Generalitat, y que ya se ha visto no ha resuelto ninguno de los graves problemas que padece la educación pública catalana.
En los últimos años, y sobretodo desde la pandemia, se han desarrollado potentes luchas sanitarias. Como recientemente ha declarado el propio director de la OMS, la explotación del personal sanitario es una "bomba de relojería": manifestación masiva en Madrid y huelga indefinida de las y los médicos de los centros de salud, huelga histórica de enfermeras en Gran Bretaña, a la que ahora se pueden sumar las y los médicos y resto de personal sanitario, movilizaciones y paros en Portugal, Francia e Italia... En el caso de Catalunya esta situación de colapso de la sanidad pública convive con conciertos millonarios en favor de grandes empresas sanitarias que no han dejado de llenarse los bolsillos de dinero público a costa de nuestra salud.
A pesar de esta penosa situación, los dirigentes de CCOO, UGT y SATSE no han dudado en firmar un nuevo Convenio con la Conselleria de Sanidad. Un convenio que ha sido rechazado por Metges de Catalunya y por otros sindicatos de clase y combativos como CATAC-IAC, CGT o COS, ya que no resuelve ninguno de los graves problemas que padece la sanidad pública y que amenazan con su colapso: falta de médicos y de personal, largas listas de espera, extrema precariedad laboral, etc...
A pesar de todas estas maniobras, finalmente se ha impuesto desde abajo, con el impulso de los movimientos sociales, de los activistas sindicales más combativos y de los sindicatos de clase, una huelga general en la educación y en la sanidad públicas. Un ejemplo de la capacidad y fuerza de la clase trabajadora, que pone sobre la mesa que sí se puede, si se quiere, y que las condiciones para una huelga general del sector público están completamente maduras.
Solo así, mediante la movilización contundente, mediante la huelga general, podremos torcer el brazo del Govern y arrancar concesiones significativas que permitan cambiar las condiciones de vida de la clase trabajadora y la juventud. Este es además el único camino para frenar el paso a la reacción y a la extrema derecha, y cortocircuitar su peligrosa demagogia social.
Levantar una alternativa revolucionaria
Esta batalla debe ir acompañada por una alternativa política de izquierdas consecuente, anticapitalista, que defienda un programa socialista de transformación social. Una alternativa que en el caso de Catalunya puede y debe levantar la CUP y que debe confrontar en el día a día, en el Parlament pero sobretodo en la calle, las políticas capitalistas del Govern y establecer una clara estrategia de lucha que contribuya a que el movimiento huelguístico avance y pueda vencer.
Para ello la CUP ha de implicarse al máximo, coordinando a sus militantes y periferia para que organicen la huelga, celebrando asambleas en sus centros de trabajo y formando comités de huelga, impulsando órganos de coordinación para extender las huelgas, y exigiendo abiertamente la convocatoria de una huelga general del sector público públicamente y en el seno de los sindicatos.
Al mismo tiempo deben plantear, tanto en el Parlament como en los medios de comunicación, medidas claras y contundentes que acaben con la precariedad que padecen los servicios públicos: expropiación y nacionalización de las farmacéuticas y de la sanidad privada, e integración de su personal y recursos en la sanidad pública; fin de los conciertos educativos y establecimiento de una única red educativa 100% pública, laica, de calidad y en catalán; pensiones públicas dignes; fin de la precariedad y salarios dignos para todas y todos los trabajadores del sector público; y acabar con todas las privatizaciones y subcontrataciones.
Unas reivindicaciones, junto a muchas otras como la nacionalización eléctricas o la prohibición de los desahucios, que definan en concreto el tipo de República catalana por la que luchamos, y que permitan ganar el oído y sumar a sectores de la clase trabajadora ajenos por ahora a esta batalla.
Esta es la mejor manera para conseguir la independencia y romper con el régimen del 78, no reclamar a la derecha o la socialdemocracia independentistas una "hoja de ruta compartida" como siguen defendiendo algunos dirigentes de la CUP, sino impulsar desde un punto de vista de clase la lucha por la república catalana socialista.
La misión que tenemos los y las revolucionarias es construir una dirección comunista para el movimiento de liberación nacional. La experiencia de estos últimos años no ha pasado en balde. Participando en cada batalla y defendiendo un plan de lucha para hacerlas avanzar, unificándolas con el programa del socialismo, agruparemos a los sectores más combativos de nuestra clase y podremos convertir el creciente malestar social en una fuerza irresistible para la victoria. La Izquierda Independentista tiene una gran oportunidad para hacerlo.