Histórico. El sábado 23 de noviembre centenares de miles de personas desbordamos las calles de Barcelona protagonizando la manifestación en defensa del derecho a la vivienda más masiva de toda la historia de Catalunya.

Una manifestación que marca un antes y un después

Por la mañana, miles de personas se movilizaron en numerosas localidades catalanas. Después, quince columnas desde los barrios de Barcelona, más de una cincuentena desde el conjunto de Catalunya se dirigieron hacia la gran manifestación de la ciudad condal. Más de 4.000 entidades apoyando. El llamamiento a la movilización lanzado por el Sindicato de Inquilinas y el Sindicato de Vivienda Socialista de Catalunya ha sido secundado masivamente por centenares de miles de jóvenes, trabajadores y trabajadoras, familias con niñas y niños, pensionistas, que con una fuerza imparable hemos gritado: ¡Se acabó!

Cuando la cabecera estaba llegando al final del recorrido, en la Estació de Sants, la cola de la manifestación no había salido todavía de Plaça Universitat. Impresionante.
Miles y miles de personas hemos hecho resonar nuestras llaves, gritado contra los rentistas y los precios abusivos, rechazando los desahucios y señalando la responsabilidad del Gobierno central y de la Generalitat. Cuando pasamos delante de Casa Orsola —bloque de pisos comprado por el fondo buitre Lioness para especular y que pretende expulsar a las vecinas que resisten reclamando la renovación del contrato— el “¡no estás sola!” resonó por toda la calle Calàbria.

Desde los megáfonos y altavoces del bloque del Sindicat d’Estudiants y Esquerra Revolucionària lanzamos consignas como “és un dret, no un negoci”, “no s’entén, gent sense casa i cases sense gent”, “desnonar una llar és un acte criminal”, “fora rendistes dels nostres barris”, “ni un euro més, vaga de lloguers”, “vaga general”, “visca la lluita de la classe obrera”, “la solució és l’expropiació, “si no hi ha solució, hi haurà revolució”... Miles de gargantas hicieron temblar a los rentistas, esos parásitos que representan menos del 6% de la población, que a buen seguro siguieron estupefactos la manifestación desde alguna de sus casas.

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Desde los megáfonos y altavoces del bloque del Sindicat d’Estudiants y Esquerra Revolucionària lanzamos consignas como “és un dret, no un negoci”, “desnonar una llar és un acte criminal”, “fora rendistes dels nostres barris”, entre otras. 

La solidaridad con el pueblo de València y también de Palestina y el Líbano estuvo presente en esta jornada de lucha. El abandono y desidia criminal de las instituciones está golpeando de forma especialmente cruda a miles de personas del País Valencià que han perdido sus casas y, además, sufren las políticas del PP y el PSOE al servicio de los rentistas, las inmobiliarias y los bancos. “Mazón dimissió i a la presó!” gritaban centenares de jóvenes, estudiantes y trabajadoras y trabajadores precarizadas en nuestro cortejo. Levantamos con decisión el grito de “Palestina libertad” y “boicot a Israel”, señalando los intereses de las grandes inmobiliarias y los colonos rentistas en la franja de Gaza y mostrando nuestra solidaridad internacionalista contra las víctimas del genocidio sionista, mientras reclamábamos la ruptura de relaciones con el Estado asesino de Israel.

La manifestación de este sábado ha sido una nueva censura inapelable a las políticas sociales aplicadas por el Gobierno central, y también a un Ayuntamiento y un Gobierno autonómico en manos del PSC, cuyas medidas de limitación de alquileres son una auténtica burla: sin inspecciones ni sanciones los caseros se las saltan o pasan al alquiler de temporada, una modalidad que el PSOE se ha negado sistemáticamente a frenar.

Por supuesto, esta movilización ha sido también un gran golpe a la extrema derecha y los rentistas, que nutren una parte relevante de su base social. Quedó más claro que nunca que, tal como proclamaban muchas pancartas, ¡y tanto que tenemos fuerza! Si nos unimos, ¡no nos pueden parar!

¡Fortalezcamos la lucha desde abajo! ¡Organicémonos y avancemos hacia la huelga de alquileres!

La convocatoria de esta manifestación ha sido un ejemplo increíble. Se trata de una movilización construida desde bajo, preparada por miles de vecinos y vecinas y activistas del movimiento por la vivienda. Se han creado más de 60 comités organizadores de la manifestación con más de 2.000 personas participando en asambleas, al mismo tiempo que la actividad de los sindicatos de la vivienda en cada barrio se reforzaba. Más de 200.000 carteles, pegatinas y octavillas distribuidas. Decenas de grupos de activistas repartiendo propaganda en las salidas de los metros y trenes, y colgando pancartas informativas. Era, y todavía es, imposible andar diez metros por las calles de Barcelona sin ver alguna referencia a la mani del 23N.

Para los compañeros y compañeras del Sindicat d’ Estudiants y de Esquerra Revolucionària ha sido un orgullo colaborar y participar en esta maravillosa convocatoria. Este es el camino. Fortalecer la movilización desde abajo. Después de la manifestación con 300.000 personas en Madrid el 13 de octubre y manifestaciones igualmente masivas en fechas diferentes en Canarias, Andalucía y València, y ahora en Barcelona, es necesario unir la lucha de los diferentes territorios para fortalecer el movimiento por la vivienda a nivel estatal.

Como señalaba la portavoz del Sindicato de Inquilinas, Carme Arcarazo, la manifestación del sábado es un punto de inflexión para organizar la huelga de alquileres y marca el inicio de un nuevo ciclo político. El Sindicato Socialista de Vivienda también ha llamado a organizar la huelga de alquileres. Estamos completamente de acuerdo. Por eso, desde el Sindicat d’Estudiants y Esquerra Revolucionària animamos a todos y todas a impulsar los sindicatos de vivienda y construir esta huelga de alquileres.

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Después de las masivas manifestaciones de Madrid, Canarias, Andalucía, València, y ahora en Barcelona, es necesario unir la lucha de los diferentes territorios para fortalecer el movimiento por la vivienda a nivel estatal. 

El éxito de una huelga de alquileres depende de la movilización social que la sostenga. Las exitosas huelgas de alquileres en Glasgow en 1915 y en Barcelona en 1931 fueron elevadas por potentes luchas obreras. Así, la responsabilidad de los sindicatos es clave. Los dirigentes de CCOO y UGT, que estos días han hecho pomposas declaraciones en defensa del derecho a la vivienda, e incluso en el caso de CCOO desplegaron una pancarta en la manifestación, lo tienen muy fácil si quieren contribuir de verdad en esta lucha. ¡Tienen que dejar de ser una muleta del Gobierno central de Sánchez y Díaz, y de la Generalitat, y convocar una huelga general de 24 horas por la vivienda! La CGT se ha mostrado públicamente dispuesta a convocarla, cosa muy positiva y que estamos convencidos que recoge el apoyo de muchos y muchas trabajadoras, incluidos afiliados y afiliadas de CCOO y UGT. ¡Hay que fortalecer el vínculo entre el movimiento por la vivienda y el sindicalismo combativo!

Al mismo tiempo, frente a esa izquierda parlamentaria acomodada en las butacas ministeriales y en los pasillos enmoquetados, necesitamos levantar una alternativa política revolucionaria. Hay que defender sin titubeos que la única manera de garantizar una vivienda digna para todo el mundo pasa para expropiar los pisos en manos de rentistas, bancos y fondos buitre, y así crear un amplio parque de vivienda pública con alquileres no superiores al 20% del SMI.

El 23N hemos demostrado la fuerza y rabia que tenemos. ¡Convirtámosla en organización! Ante la dictadura de los capitalistas y rentistas, avancemos hacia la huelga de alquileres y la huelga general por el derecho a la vivienda! ¡Arranquemos de las garras de esa minoría de parásitos nuestras vidas y luchemos por el socialismo!

¡Únete a Esquerra Revolucionària!

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